Nunca jugó en el torneo de Argentina y aún así es un símbolo del fútbol femenino nacional. Estefanía Banini ha forjado una carrera envidiable para cualquier jugadora: pasó por Chile, ganó una Copa Libertadores y luego dio el salto a la liga de Estados Unidos. Tras un brillante ciclo en la tierra de las campeonas del mundo, mudó su talento a España para convertirse en una de las figuras de uno de los certámenes más poderosos de Europa. Con los años, además, se transformó en una referencia de la selección Albiceleste. Lejos quedaron aquellos tiempos en la que la llamaban “la Messi”; su nombre hoy tiene un peso real en el deporte argentino.
El 2019 fue un año clave para la mendocina ya que cumplió su gran sueño de disputar el Mundial de Francia 2019 con la selección argentina y de ser capitana. Pero, tiempo después, la situación se desdibujó. Luego de exigir cambios en la conducción del equipo, fue corrida del plantel y no fue convocada por el entrenador Carlos Borrello para los Juegos Panamericanos de Lima, certamen en el que el equipo nacional se quedó con la medalla de plata.
Lejos de ahogarse en el rencor, Banini vive planteándose nuevos objetivos en el fútbol. Eso es lo que la mantiene enfocada. Durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus tomó una decisión difícil: optó por quedarse en España a la espera de que se reanudaran los entrenamientos presenciales con el Levante. “Fue una decisión complicada no ir a Argentina. Me costó. Fue difícil y la situación que se estaba viviendo sumaba. Llevo más de un año sin ir, sin ver a mi familia y eso es muy duro, pero no tan duro como la situación que se vive”, admitió la mediocampista de 30 años en una videollamada con Infobae desde su casa en Valencia.
La pandemia no modificó los planes inmediatos de la mendocina, que ya había firmado una extensión de su contrato y tenía proyectado quedarse en su equipo durante la temporada 2020-2021. Lo que más la sedujo de la continuidad fue el desafío de clasificar a la próxima Champions League.
“La liga está mejorando mucho. Este club ha salido tercero dos años consecutivos y apuesta a más. Eso en un torneo tan competitivo es para valorar”, destacó la jugadora argentina, que sabe que al poderío del Barcelona y del Atlético Madrid en la próxima temporada se sumará un conjunto histórico como el Real Madrid, que incursionará por primera vez en el fútbol femenino. “Se tendría que haber sumado mucho tiempo antes. Que un club tan grande juegue le da color a la liga y va a ser un rival importante para todos. Va a ser muy lindo enfrentar a un equipo con tanta historia”, dijo sobre el desembarco de las Merengues en el certamen. “Es muy triste entrenar sin saber cuándo vas a jugar”, se lamenta por estos días, a la espera de que las autoridades del fútbol español decidan la fecha de comienzo de la Liga Iberdrola.
Hoy la concentración de Banini está puesta en el día a día de su equipo. Sin embargo, la Selección no es un tema saldado. “Yo me siento parte”, aseguró y reiteró que ella nunca renunció al elenco nacional, sino que “fue una decisión de otra persona” (en alusión a Borrello, a quien nunca nombrará durante la entrevista). “Para mí fue muy importante tomar la decisión de ir en busca del crecimiento de la Selección. La celeste y blanca se va a extrañar siempre, pero yo sigo siendo profesional y trato de dejar bien parado a mí país, ya sea como Estefanía Banini o defendiendo mis colores”, recalcó.
La consulta respecto de si volvería al conjunto nacional en estas condiciones y con Borrello como DT es inevitable. “Yo siento que la pregunta tiene que ser hacia la persona que hoy tiene el ’poder’. Yo a la selección argentina nunca le dije que no, pero siempre voy a querer que crezca. Yo a esta edad ya he hecho mi carrera, no necesito estar en la Selección para salir (al exterior). Ahora se firmó un proyecto a largo plazo en la Argentina y eso es importantísimo, es lo que nosotras buscamos. Ojalá que pongan a las personas adecuadas para que lo puedan llevar de la mejor manera. Eso es lo que queremos: que después de tantos años en los que nosotras hemos luchado, pongan a la gente que se lo merece y que tenga la capacidad para llevar al fútbol femenino donde tiene que estar”, sostuvo.
En su reflexión, Banini no solo celebró el plan de 12 puntos recientemente presentado por la AFA para el desarrollo del fútbol femenino en el país, sino que también dejó en claro que la Selección puede ser una vidriera muy importante para una jugadora que quiere irse a jugar afuera. Y si alguien sabe lo que es tener que irse para lograr un crecimiento profesional es ella. Más de una vez a lo largo de la charla repetirá casi como un leitmotiv: “Si hubiésemos tenido una liga competitiva en la Argentina, yo nunca me habría ido”.
Sus inicios en el deporte fueron en el futsal del club Cementista de Mendoza y luego pasó al fútbol 11 en Las Pumas. Su gran talento le valió ser convocada a la selección nacional y así fue como, sin pasar por la Primera División de Argentina, la vinieron a buscar de Chile en 2011. En Colo Colo, Estefi brilló: ganó diez títulos en cuatro años, incluida la Copa Libertadores 2012.
“Esa fue mi primera experiencia semi-profesional y me tocó un equipo en el que tuve mucha suerte porque había grandísimas jugadoras y un técnico muy bueno, que después se fue a su selección. Teníamos una forma de jugar que nos definía como equipo. Fue muy lindo y aprendí muchísimo dentro y fuera de la cancha. En lo futbolístico era muy parecido a la Argentina: mucha pelota al pie y una liga no tan competitiva, por lo que había partidos en los que ganábamos por mucha diferencia de goles”, recordó.
Esa campaña le dio la posibilidad de pasar a Washington Spirit de la prestigiosa NWSL de Estados Unidos, la liga más poderosa y en la que juegan la mayoría de las campeonas del mundo. Sobre esa experiencia, detalló: “Tuve que adaptar mucho mi fútbol porque es un juego muy físico y directo. Entonces, tenía que saber dónde colocarme y en qué momentos podía dar más toques a la pelota y cuándo no. No te enseñaban a tener un control orientado, tenías que sacarte la marca ya con el control y eso hacía gran diferencia. Parece algo muy básico pero en nuestro país, al no tener una buena formación, te encontrás con esas cosas que no sabés. Ese fútbol de potrero que tenemos las argentinas también hay que saber en qué momento usarlo y cuándo no. Fue el salto más grande que hice en mi carrera, crecí y lo disfruté muchísimo. Mi mejor temporada fue ahí”.
Recién en su desembarco en España (tras un breve paso por el Valencia recaló en el Levante) Banini se reencontró con ese fútbol de potrero que la caracteriza. “Acá podés ganar ciertas cosas con picardía porque no es una liga tan fuerte, tan física ni tan directa. Eso me permite hacer cosas que en Estados Unidos no podía como parar la pelota y levantar la cabeza. Allá no podía porque el juego no te daba tiempo. Acá las jugadoras son más técnicas, más habilidosas, con otra visión de juego y con otro estilo”, analizó.
En el último mercado de pases, hubo una cantidad inusual de jugadoras argentinas que dieron el salto al exterior. Para Banini, el Mundial de Francia y la mayor visibilidad del torneo local fueron las claves que facilitaron estos pases que a las futbolistas les permiten “crecer en lo deportivo y tener mejores oportunidades en lo económico y en lo profesional”. La mendocina agregó que el óptimo rendimiento y la buena imagen que han dejado las que llevan años jugando afuera también cooperó con el éxodo actual.
“Antes no había visibilidad para las jugadoras argentinas y costaba mucho salir. Es importante que toda esta generación que hoy está afuera sea profesional y deje bien parado al país. Eso va a hacer que todas las chicas que vienen de más abajo tengan las puertas abiertas y que los clubes de Europa vayan a buscarlas. Antes se dudaba de que una jugadora que se destacaba en la Argentina pudiese hacerlo afuera porque la liga local no era importante. Ha habido un período muy largo en el que hemos tenido que demostrar que podíamos adaptarnos a otras situaciones y que no variaba la capacidad. Eso es importante para que las generaciones que vienen vean que esto es una realidad y que se puede vivir del fútbol”, evaluó.
Por estos días, la mendocina atraviesa tiempos de renovaciones ya que después de muchos años cambió de agencia de representación (se sumó a Unik, propiedad de la ex futbolista Carlota Planas, y trabaja con Luis Loredo en el país). Para ella es importante que los managers y los sponsors se acerquen al fútbol femenino porque son una suerte de termómetro del boom que se vive en todo el mundo. “Hemos vivido un cambio muy grande en los últimos diez años y eso positivo, significa que la disciplina crece. Dan ganas de nacer de nuevo y de vivir desde cero este período”, sostiene con una sonrisa.
Aunque su foco está puesto en los desafíos que tiene por delante con el Levante, el futuro más allá de la temporada que está por comenzar es un pensamiento imposible de evadir y Estefanía no descarta jugar en alguna otra liga de Europa. “Como profesional me gustan ese tipo de desafíos de adaptarme a cualquier fútbol, eso hace que tenga más valor una jugadora”, señaló. Para el final de su carrera, la posibilidad de hacer su debut en el torneo argentino saldaría una deuda pendiente. Sin aventurar nombres de equipos, planteó: “El club al que vaya tendría que ser uno que apueste por el fútbol femenino realmente. Tengo todavía algunos años para ver, pero sé que los hay”.
“Una sufre mucho estando lejos de la familia y de las costumbres, yo jamás me habría ido si hubiésemos tenido una liga competitiva. A veces me llegan comentarios de que la liga no es profesional realmente y de que hay que mejorar muchas condiciones. Yo creo que se les tiene que dar una seguridad a todas las jugadoras y que los clubes se tienen que hacer responsables para seguir creciendo”, consideró Banini, quien celebró la profesionalización de la primera división como fruto de una lucha que llevó muchos años y deseó “que no pase mucho tiempo hasta poder subir otro escalón”.
Una vez que cuelgue los botines, Banini tiene claro cuál será su futuro: le gustaría ser entrenadora. Ya terminó el curso de DT en Argentina y completó dos de los cuatro niveles que se requieren para tener la licencia en Europa. Al mismo tiempo se forma en cuestiones como la preparación física ya que ve al fútbol como una disciplina integral.
“Nosotras queremos que esto crezca y queremos hacer bien el trabajo. Desde el lugar que nos toque lo vamos a hacer: hoy como jugadora y en el futuro dirigiendo. Queremos ocupar espacios porque vemos que las cosas se podrían hacer de otra manera y con otras intenciones. Nosotras hemos sufrido las consecuencias del poco crecimiento y de la profesionalización tardía, por eso luchamos por tener esos espacios que queremos. El día de mañana, cuando tengamos ese lugar de poder, vamos a hacer las cosas con la mejor intención”, puntualiza la mediocampista que, al igual que muchas de las de su generación, quiere ejercer roles que hasta el día de hoy están casi vedados para las mujeres en el fútbol.
En ese sentido, hizo un fino análisis de los motivos del avance del fútbol femenino: “Es parte de la lucha que las mujeres han hecho para ganarse su espacio en cualquier ámbito, no solo en el fútbol. Es algo más general y relacionado a ese movimiento feminista que busca realmente la igualdad, sin ser más ni menos que los hombres”.
Ganar una Copa Libertadores, jugar en Estados Unidos y en Europa, disputar un Mundial con la selección argentina. Todos esos son ítems que podrían estar en la lista de sueños de cualquier futbolista, y Estefanía Banini ya los cumplió todos. Entonces, ¿Qué le queda por delante? “Clasificar y jugar una Champions League. El camino a ese gran torneo es lo que hoy me está moviendo, pero nada se puede comparar con vestir la camiseta celeste y blanca”.
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