Cómo será la vuelta a los entrenamientos de Boca y River tras 150 días sin actividad: la desventaja con sus rivales de Copa Libertadores

Las semejanzas entre los dos clubes más grandes de Argentina tras el extenso parate de la actividad por la pandemia del coronavirus

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Boca y River, a punto
Boca y River, a punto de volver a los entrenamientos presenciales (NA)

Tan distintos y tan similares a la vez. El parate por la pandemia del COVID-19 los mimetizó. La genuina archirrivalidad pasó a un segundo plano. Y tras la confirmación del retorno de la actividad, se entrenarán a la par y se sentirán más pares que nunca.

Después de la reunión en Casa Rosada entre las autoridades de la AFA, con Chiqui Tapia a la cabeza, y las del Gobierno nacional, con el jefe de Gabinete de Ministros Santiago Cafiero, quedó resuelto que los equipos volverán a entrenarse a partir del lunes 10 de agosto y se proyecta el regreso del fútbol oficial en Argentina para septiembre u octubre. La medida abarcará a los que disputan las copas internacionales (Boca, River, Racing, Defensa y Justicia y Tigre en la Libertadores; Independiente, Vélez, Lanús y Unión de Santa Fe en la Sudamericana) pero también al resto de los equipos de Primera, fútbol femenino. Particular es la situación de Tigre, que milita en la Primera Nacional pero juega Libertadores.

¿Cómo será la vuelta a los entrenamientos? Los futbolistas de cada plantel experimentaron lo que probablemente nunca hubieran imaginado en sus vidas. Algunos pocos habrán padecido una lesión de gravedad que los haya sacado de las canchas a lo largo de tanto tiempo. Fueron 150 días desde que la pelota se detuvo en territorio nacional, cuando recién se había jugado la primera fecha de la Copa Superliga. La pandemia estalló y a partir de ese momento se cancelaron los entrenamientos con presencia física. La aplicación Zoom pasó a ser palabra reconocida y moneda corriente para todos. Hubo que apelar al ingenio para sobrellevar la situación.

Esta será una prueba de fuego para los preparadores físicos, que tuvieron que enfocarse en generalizar trabajos teniendo en cuenta el espacio y los materiales de los que disponía cada uno de sus dirigidos. Los entrenamientos virtuales se distribuyeron en turnos y también exigieron cumplir a rajatabla los planes alimentarios que los jugadores llevan a cabo regularmente.

Ahora tendrán que ir kilómetro a kilómetro, metro a metro, paso a paso. Cada músculo en particular puede acusar molestia. Y tomando como referencia el reinicio de las copas, no hay demasiado margen para la especulación y el completo reacondicionamiento físico que hubieran pretendido los profes. Los especialistas aseguraban que eran necesarias al menos tres semanas de trabajos físicos fuertes (una especie de minipretemporada) antes de dar rienda suelta al fútbol. Tres o cuatro amistosos eran la base mínima e ideal antes de salir al ruedo, pero los tiempos se acortan, las limitaciones de los protocolos no ayudarán a estas pruebas y por eso los equipos argentinos pisarán las canchas en desventaja con sus rivales. Prácticamente sin rodaje.

Boca y River utilizarán los predios de entrenamiento en Ezeiza bajo las medidas pactadas con el Gobierno. Tanto Miguel Ángel Russo como Marcelo Gallardo tendrán que comprimir los tiempos, ejercicios y movimientos, y refrescar conceptos básicos para maquillar la falta de ensayos, a comparación de varios adversarios de Libertadores que ya volvieron al ruedo.

Por caso, uno de los más adelantados de todos fue el Libertad de Paraguay comandado por Ramón Díaz, que se entrena desde el 10 de junio pasado y ya disputó tres encuentros oficiales por liga local. Tendrá 6 compromisos antes de medirse con Boca. En la misma zona está el Caracas de Venezuela, que practica desde el 26 de junio y aguarda por la vuelta del campeonato doméstico (fines de agosto o principios de septiembre). El DIM de Colombia también trabaja bajo protocolos de higiene en Medellín desde el 17 de julio y se enfoca en el torneo cafetero que se reiniciaría a fines del actual mes.

El panorama de los oponentes de River es similar. El San Pablo saca provecho del cronograma del Campeonato Paulista, que se desarrolla antes del Brasileirao, y tendrá 13 encuentros antes de enfrentarse al Millonario (volvió a entrenarse el 1° de julio). Llamó la atención Liga de Quito con los 8 casos positivos de COVID-19 dentro de su plantel, aunque ya en cuarentena, no contará con bajas antes de vérsela con el cuadro de Gallardo (retomaron las prácticas el 10 de junio y disputarán cuatro partidos antes de jugar por Copa). Binacional de Perú retomó los ensayos el 7 de julio y se trasladó de Juliaca a Lima por cuestiones sanitarias. Este domingo visitará a Alianza Lima por la primera fecha del Apertura peruano (se llevará a cabo en la capital).

Hasta el momento el ente que regula al fútbol sudamericano no modificó el cronograma presentado para septiembre. De no mediar variantes, Boca visitará a Libertad el jueves 17 de septiembre (desde las 21) y River hará lo propio con el San Pablo, el mismo día (desde las 19).

En medio de tantas pálidas, la Conmebol realizó un anuncio que servirá como atenuante: pagará los vuelos charter de los clubes que jueguen en condición de visitante en ambos certámenes continentales. Será para lo que resta de 2020. Al Xeneize le queda actuar en Asunción contra Libertad y en Colombia ante Independiente Medellín; al Millonario también le quedan dos compromisos fuera de casa: en Brasil (San Pablo) y Perú (Binacional). Vale mencionar que los de Núñez evalúan mudar la localía de sus partidos oficiales al River Camp, ya que los cotejos serán a puertas cerradas.

Los fanáticos argentinos vuelven a sonreír porque el fútbol está a la vuelta de la esquina. Los protagonistas se amigan con la idea de calzarse los botines nuevamente y ahora tendrán el difícil desafío de estar a la altura de las circunstancias a pesar de haber arrancado la carrera bastante después de la largada.

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