Frustrado su sueño de ver a Argentina campeón mundial con Messi, Julio Grondona se dejó morir

Se cumplen seis años del fallecimiento del ex presidente de la AFA y vice de la FIFA: el golpe que significó la muerte de su esposa y el dolor que le provocaron la final perdida ante Alemania y aquellos que le fallaron en la Copa del Mundo de Brasil

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Grondona y Messi, una debilidad de Don Julio
Grondona y Messi, una debilidad de Don Julio

La muerte de Grondona acerca sus duendes.

Es entonces cuando el hombre se convierte en mito y su nombre pasa a ser una simbiótica referencia del fútbol sin tiempo ni espacios.

Hoy se cumplen seis años de su fallecimiento, ocurrido en el Sanatorio Mitre el 30 de julio de 2014 a las 12.50 horas como consecuencia de un aneurisma disecante de aorta abdominal que no dio tiempo a realizarle una intervención quirúrgica. Tenía 82 años.

En realidad, Grondona había comenzado a vislumbrar su muerte el 17 de Junio de 2012 tras el fallecimiento de su inseparable esposa Nélida Pariani; fue esa noche cuando abatido y sin consuelo desistió de su consigna más famosa al balbucear con dolor: “No todo pasa”.

Tanto fue así que no pudo disfrutar del más sublime sueño de su vida: ver a Arsenal dar la primera vuelta olímpica en Primera División en la cancha que él mismo, ladrillo sobre ladrillo, fue levantando junto a su familia y sus amigos Juan Urtasún, Américo Besado, Juan Elena y su hermano Héctor, el goleador histórico del Arse.

La pena era muy grande y sin Nelly a su lado, un pilar de toda la vida, le resultaba imposible festejar nada, siquiera aquella epopeya surgida del loco trabajo juvenil a finales de los 50′: un club, una cancha, llegar a Primera y ser campeón…

Su último desafío fue el Mundial de Brasil, ya que Joseph Blatter y Jerome Valcke (Secretario General) lo querían cancelar a la luz de las manifestaciones en las calles contra la Copa del Mundo. Los carteles de la multitud calculada en un millón de personas en las distintas ciudades brasileñas clamaban: “Fora FIFA, fora FIFA”. Fue en la ceremonia inaugural de la Copa de las Confederaciones el 15 de Junio de 2013, cuando el discurso de la presidenta Dilma Rouseff no alcanzó a escucharse en el estadio de Brasilia por la estruendosa silbatina de las tribunas momentos antes de jugar Brasil 3-Japón 0.

Para entonces Julio Grondona se hallaba en su campo de Loma Verde (Brandsen) junto a su familia y al escribano Fernando Mitjans -presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA y miembro del Tribunal de Apelaciones de la FIFA- y otros pocos amigos, pues habría de celebrarse una misa en memoria de Nelly al cumplirse el primer año de su muerte. Ambos -Grondona y Mitjans- viajarían a Río de Janeiro el lunes 17 para asistir a la reunión de la FIFA y a la Copa de las Confederaciones, verdadero ensayo final previo a cada mundial.

El dirigente estuvo 35 años al frente de la Asociación del Fútbol Argentino
El dirigente estuvo 35 años al frente de la Asociación del Fútbol Argentino

Al llegar Grondona a Río, Joseph Blatter y Jerome Valcke ya habían abandonado Brasil (domingo 16 de junio) bajo el terror ocasionado por los manifestantes. El Mundial quedaba técnicamente cancelado pues las obras estaban atrasadas. Muchos funcionarios de FIFA recibieron la versión de que tales demoras eran provocadas para facilitar la contratación directa de empresas constructoras con todo lo que esto sugiere... Además las entradas resultaban muy caras para la gente; por ello había calles valladas, policía desplegada, manifestaciones por doquier, un pésimo humor social y para colmo imperdonables expresiones discriminatorias de Valcke y de Blatter al trascender sus lamentables dichos: “A éstos brasileños la única manera de hacerlos trabajar es darles una patada en el culo…”.

Una vez en Río, frente a tanta confusión y controversia -faltaba un año para el Mundial- a Grondona se le ocurrió una idea para rescatarlo y para ello habló con “Vilma” (nunca logró decirle Dilma a la presidenta Rouseff) tras la desesperada gestión personal de José María Marin (presidente del Comité Organizador) y Marco Polo Del Nero (titular de la CBF), las máximas autoridades del futbol brasileño. Fueron ellos quienes lograron el contacto telefónico directo con la entonces Presidenta.

Este diálogo se produjo entre las 18 y las 19 horas del 19 de junio de 2013 desde el Copacabana Palace hotel hacia el despacho presidencial en Planalto, Brasilia.

-Señora presidenta, doña Vilma (en obvia alusión a Dilma), ¿cómo está? ¿Bien? Bueno, mire, usted hágame caso a mí, hable solo conmigo, yo le voy a solucionar todo… Espere, espere, ¿me deja hablar, me deja hablar? permítame Presidenta…-, insistía Grondona ante la interrupción de Dilma desde el otro lado de la línea.

Luego de que Rouseff le manifestara su preocupación, pues el Mundial se había convertido en un calvario político, económico y social para el ya convulsionado Brasil de esos días, Grondona retomó su palabra con serenidad y le propuso:

-Vea señora Presidenta, lo primero que debería hacer es anunciar que las entradas para las tribunas populares de todos los partidos que juegue Brasil serán gratis, ojo, las populares señora “Vilma”.

-…( la presidenta le advierte algo).

Y se le escucha a Grondona dentro de su infaltable guayabera, responder:

-Bajo mi responsabilidad, olvídese de ellos (por los de la FIFA, supuestamente que abandonaron Río), son suizos presidenta, nunca fueron al Viaducto, ¿qué es el Viaducto? No nada, la cancha de Arsenal, bueno, no importa... Si me permite, y en esto yo asumo toda la responsabilidad de la FIFA como vicepresidente forme comisiones y anuncie que el dinero de la ganancia que deje el Mundial será para construir escuelas y hospitales.

Grodona, junto a Blatter en un Congreso de la FIFA. Fue parte de la conducción del fútbol a nivel global durante 26 años
Grodona, junto a Blatter en un Congreso de la FIFA. Fue parte de la conducción del fútbol a nivel global durante 26 años

La presidenta Rouseff anunció la gratuidad de las entradas, los hospitales y las escuelas. Esto bajó la tensión, cesaron las manifestaciones y el Mundial se hizo generando grandes dificultades en el seno de la FIFA entre Grondona y el resto: especialmente con Blatter y Valcke.

La vida de Grondona la sostenía el sueño de lograr ese Mundial. Pensaba en Messi. Hubiese dado cualquier cosa por ver a Messi campeón del Mundo. Pensaba en la AFA y su traslado a Ezeiza, se ilusionaba con una final ante Brasil y también pensaba en él: dejar la presidencia, aceptar ser el primer Presidente Honorario de la AFA y constituir su oficina de la FIFA en el predio.

Y en ese Mundial, que sostenía la razón más poderosa para asumir el último desafío de su vida junto a sus hijos y sus nietos, le fallaron todos menos la Selección Argentina y unos pocos amigos, demasiado pocos…

Fue en el Congreso Anual de San Pablo (junio de 2014) que Blatter anunció que se presentaría para un nuevo período y lo mismo pensaba hacer Platini, a pesar de la recomendación de Grondona (”quedate en la UEFA, no seas otario, ¿cómo te vas perder esa ‘paponia’ de la Champions League todos los años en Europa, hoteles cinco estrellas, jets privados, reinas y presidentes, metiéndote en los quilombos de Asia, Sudamérica, África de la FIFA?”, solía decirle).

Un año después con Grondona ya fallecido y tras el caso denominado FIFA Gate se descubrió que Blatter (FIFA) le pagó a Platini (UEFA) 1.800.000 euros por un “asesoramiento” que no pudieron demostrar y resultaron los dos sancionados por el Comité de Ética.

Le falló Valcke, que se quedó con las 10.000 entradas de 500 y de 1.000 dólares que eran para Argentina –al perder Brasil 1-7 con Alemania la semifinal- y que el funcionario las comercializó dolosamente de tal manera que fue suspendido por 10 años –Mitjans fue uno de quienes firmaron la sanción- para ejercer cargo alguno como dirigente deportivo. Y esta actitud de Valcke y su dolo le generaron problemas de salud a Grondona, pues no pudo cumplir con su sagrada palabra de otorgar los tickets comprometidos. Fue tan grave el daño que su hija Liliana, ante las incesantes presiones y llamadas, debió quitarle el celular para no agravar su angustia. Las pocas entradas disponibles se le vendieron a los argentinos anotados o haciendo la fila a los precios oficiales, pero esto naturalmente provocó coberturas mediáticas con diversos enfoques.

También le fallaron muchos dirigentes del futbol argentino que abusaron en sus pedidos de entradas de protocolo y Grondona vio azorado y con bronca a muchos “barras bravas” sentados en las plateas que se correspondían con aquellas ubicaciones para supuestos familiares de jugadores, de dirigentes o de invitados especiales. Lo peor fue cuando se enteró que en el entretiempo de la final contra Brasil en el Maracaná, amigos cercanos, inseparables de Rafael Di Zeo se hallaban disfrutando de tan distinguido cocktail; no quiso saber siquiera si el propio Di Zeo también se hallaba allí con invitaciones otorgadas a dirigentes de Boca.

Grondona, en los festejos del título de la Selección Sub 20 en Holanda 2005. Allí, Messi fue la gran figura (REUTERS)
Grondona, en los festejos del título de la Selección Sub 20 en Holanda 2005. Allí, Messi fue la gran figura (REUTERS)

Y por último falló su intuición pues el jueves 10 de julio, antes que la FIFA diera a conocer oficialmente el nombre del árbitro designado para dirigir la final ante Brasil, le consultaron si estaba de acuerdo con que el mismo fuera el holandés Bjorn Kuipers, internacional desde el 2006 y debutante en mundiales. Hasta ese momento Kuipers había logrado altas calificaciones tras haber arbitrado Inglaterra-Italia (1-2), Suiza-Francia (2-5) y Ecuador-Francia (0-0). Rápidamente Miguel Scime -quien por entonces era el Director Nacional de Arbitraje de la AFA- elaboró su informe tras el cual el árbitro Kuipers aplicaba técnica y físicamente para el partido final.

Simultáneamente Grondona llamó a la concentración argentina y allí se encontró con un enfático pedido de Carlos Bilardo:

-No Julio, no…- le dijo Carlos. Y amplió- Nosotros ganamos dos partidos con el italiano Rizzoli? (ante Nigeria 3-2 y Bélgica 1-0), y sigamos con el italiano; no podemos cambiar justo para la final, ya es cábala Julio…

Fue así que Grondona pidió cambiar a Bjorn Kuipers por Nicola Rizzoli y Alemania no lo objetó. Desde su asiento en el palco afiebrado y con un pulóver azul escote en V, también Grondona sintió indignación al comprobar que Rízzoli no cobró el clarísimo penal de Neuer a Higuaín a los 10 minutos del segundo período. También le había fallado su decisión inicial ante la invocación de una cábala sugerida.

Hay hombres que cuentan lo que nunca hicieron y hay otros hombres que no cuentan todo lo que hicieron. El Grondona entero marcó una nueva era en el fútbol mundial y jamás lo pregonó. Soñó y realizó un club familiar que ganó brillantemente torneos locales e internacionales; con Independiente logró campeonatos de AFA y Libertadores; con la Selección una Copa Mundial, dos subcampeonatos, una Copa Confederaciones, cinco mundiales juveniles, dos medallas olímpicas, dos Copas América… Nunca dijo que bajo su liderazgo ganaron torneos de AFA equipos que nunca antes lo habían logrado y que cuando le tocó administrar la FIFA la recibió con 10 millones de dólares de déficit y la dejó con 10 mil millones de dólares de superávit.

Murió el el 30 de julio de 2014 a las 12.50 horas como consecuencia de un aneurisma disecante de aorta abdominal. Una multitud y personalidades del mundo del fútbol de todo el planeta lo despidieron (NA)
Murió el el 30 de julio de 2014 a las 12.50 horas como consecuencia de un aneurisma disecante de aorta abdominal. Una multitud y personalidades del mundo del fútbol de todo el planeta lo despidieron (NA)

Después de 35 años de AFA, 30 de Conmebol y 26 de FIFA había agotado los desafíos sublimizando el más importante, el de la generosidad sin estridencias, sin remarcarle al otro -antes o después- que lo estaba salvando; una virtud de líder con destinatarios sin memoria ni gratitud.

Tras la última ilusión marchita fue a la reunión de Comité Ejecutivo de la AFA, saludó uno a uno a todos sus miembros, los miró a los ojos y a las pocas horas se dejó morir en Buenos Aires, para descansar eternamente en Avellaneda, cerca de Sarandí, hasta donde los judas no llegan.

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