Entrevista con Pablo Prigioni, el único argentino en la NBA: “No soy un Ginóbili entre los técnicos”

En el umbral del regreso oficial de la NBA tras el parate por el coronavirus, el cordobés, principal asistente de Minnesota, analiza por qué las puertas se le abrieron tan rápido cuando a otros les cuesta tanto y evalúa las chances de los jugadores argentinos. Detalla las diferencias de proceso con Europa, contesta sobre el racismo en la liga y hasta cuenta su nuevo hobbie: pilotear su avioneta

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Prigioni, en su rol en los Wolves (Cody Sharrett / Timberwolves)
Prigioni, en su rol en los Wolves (Cody Sharrett / Timberwolves)

“Tal vez sea sorpresivo, pero no me pongo a pensar que soy el único argentino en la NBA. A veces hasta me olvido que soy argentino... Estoy tan concentrado en mi día a día, en hacer las cosas bien y seguir desarrollándome en mi puesto que no me genera nada especial”.

A horas de la reanudación oficial de la temporada, Pablo Prigioni no se detiene en los números ni en estar lejos de la acción en Orlando. Tampoco muestra orgullo por ser el solitario compatriota en la mejor liga del mundo... Hasta hoy, en la historia sólo 12 jugadores nuestros disputaron al menos un partido oficial en la NBA, liderados por el gran Ginóbili (1275). El máximo, en una temporada, fueron seis, en la 07/08, cuando Scola se sumó Manu, Oberto, Nocioni, Delfino y Herrmann. Pero, desde el retiro de ya mítico 20 de los Spurs, hace poco más de dos años, nuestro país no tiene a nadie en la cancha. Jugando, claro. Pero sí dirigiendo.

Un doble mérito para el cordobés porque a los técnicos nacionales, pese a tener enorme jerarquía y probada experiencia, les cuesta muchísimo trascender fronteras hacia las mejores ligas del mundo, sobre todo de Europa y más puntualmente a la N° 1 del planeta. De hecho, Prigioni es el único coach nacional que en la historia ha llegado a un staff de la NBA. Sergio Hernández tuvo chances con los 76ers en 2019, pero perdió en la pelea con otros candidatos. “Es cierto que hay poco lugar para los entrenadores argentinos en el mundo y me sorprende más que nada lo de Europa, que Sergio no haya tenido acceso luego de lo que hizo con la Selección. Pero nunca ha sido fácil. Recuerdo lo que le costó a Julio (Lamas), que en un momento tuvo que apostar ir a la LEB (NdeR: segunda división) para hacerse un lugar. La NBA es todavía más difícil, porque está el idioma y hay un proceso en camino, puertas que hay que seguir derribando y que a mí, por suerte, se me abrieron por haber jugado aquí en los últimos años de mi carrera”, analiza desde Minneapolis, donde trabaja diariamente con los jugadores jóvenes, según el protocolo sanitario que impuso la NBA, teniendo en cuenta que los Wolves no se clasificaron para la instancia decisiva que se disputará desde el 31 en la llamada “Burbuja de Disney”.

Prigioni no sólo está adentro de un staff de elite sino que es el principal asistente de Minnesota Wolves y, además, se dio el lujo de dejar una franquicia (Brooklyn Nets) que en pocos meses, con el regreso de Kevin Durant y la formación de un nuevo Big 3, será uno de los grandes candidatos al título. “Los Nets me habían ofrecido quedarme y subir en su cuerpo técnico, mejorar mi posición hasta una muy parecida a la que tengo hoy aquí. Pero por muchas razones cambié. Tuvo bastante que ver mi familia, que hoy también es prioridad, con mi hija que empezaba el secundario y allá se nos complicaba la elección… Justo Gerrson Rosas (NdeR: el colombiano que hace un año se convirtió en el primer latinoamericano que ser presidente de una franquicia) se comunicó conmigo. Me había conocido en Houston y quería que me sumara a este nuevo proyecto que comenzaba prácticamente de cero, lo pensamos con mi familia y sentí que era lo mejor. El año en Brooklyn fue intenso, de mucho aprendizaje. Mi familia se quedó en España y yo pude enfocarme mucho en el trabajo. Fueron meses que me prepararon en tiempo récord para este rol de más responsabilidad en Minnesota”, analiza en un mano a mano con Infobae.

-¿Cómo derribaste esa puerta de la que hablás?

-Mi presente está asociado a mi pasado reciente, a ese regalo que me dio el básquet en la parte final de mi carrera. Esos cuatro años y medio en la NBA fueron los que me abrieron esta puerta. Tuve la suerte de disfrutar y aprovechar mucho esa oportunidad. Me encontró muy maduro en todo sentido y pude sacarle mucho provecho en la cancha y afuera, con relaciones personales con mucha gente dentro de este mundo. Eso ha sido clave para este presente. También mi forma de jugar y de pensar hizo que la gente me viera de otra forma, con potencial… También es cierto que en la NBA hay staff muy grandes, con muchos puestos y hoy en día hay más movimientos de técnicos, dentro de los equipos y entre los equipos. Pero, claro, entre los técnicos, yo no soy un Ginóbili, un superdotado, tengo mucho caminar por recorrer. Entonces, cada día trato de dar el mejor entrenamiento posible, cada cosa hacerla mejor y busco aprender de cada persona en la organización, desde un scout hasta el general manager. Estoy inmerso en un proceso de formación.

-Es verdad lo que decís. Tanto como que no es fácil crecer tan rápido hasta el puesto de asistente principal en pocos meses. ¿Por qué sentís que te abrieron tantas puertas y tan rápido en este difícil mundo de entrenadores?

-Quizás esa no sea una pregunta para mí, sino para otros, para que te digan cómo me ven y me desempeño. Yo sólo puedo decir que, desde el primer día, traté de aprender, de entender las organizaciones, de conectar y desarrollar jugadores jóvenes, de volcar mi experiencia como jugador, de cada día dar mi mejor versión para potenciar a cada integrante, al equipo...

"Tengo mucho camino por recorrer", advierte sobre su trabajo como entrenador (shahbazmkhan_)
"Tengo mucho camino por recorrer", advierte sobre su trabajo como entrenador (shahbazmkhan_)

-¿Será que ellos valoran tu diferente formación, tu experiencia en el juego FIBA, pero que a la vez sepas del juego NBA, sin renegar de su estilo juego, como hacen muchos otros entrenadores en FIBA?

-Tal cual. Valoran ese mix, de haber jugado en ambos lugares, de conocer las diferencias. A ellos les interesan mis puntos de vista en ese sentido, cuando debatimos situaciones de grupo, de juego, porque a veces tengo una mirada diferente. Yo trato de sumar lo mío, para que esto sea una construcción diaria.

-¿Y qué pensás sobre la tendencia que se ha instaurado últimamente, incluso sostenida por entrenadores importantes, de que en la NBA no se defiende, que se juega muy light durante tres cuartos, casi por el pancho y la Coca?

-Que los partidos son largos, sí. Que hay que gente que va a comprar el pancho y la Coca (se ríe), vuelve y todavía queda mucho partido, sí. Pero no me parece que se juegue light. Acá vos sacás 15 puntos y un partido está lejos de terminarse, no te podés dormir, se juega a muchas posesiones, a un ritmo muy alto… Y sobre que no se defiende es mentira, directamente. En los staffs todos sabemos que el jugador que no defiende, no lo podés sostener en la cancha. Lo que ocurre es que, por la manera en que se ocupan los espacios y sobre todo por la calidad física y técnica de los jugadores hoy en día, se hace muy difícil defender. Actualmente, en cada ataque, al no jugarse tanto poste bajo, hay muchos jugadores abiertos, todos talentosos y atléticos, que rompen fácilmente hacia el aro, y vos tenés que ayudar porque si no lo hacés, te vuelcan la pelota en la cara en cada avance. Y cuando ayudás, quedan muchos tiros abiertos de jugadores que anotan con porcentaje altos. Todos. Hay mucho desarrollo individual. Los jugadores, cada día, tiran mejor y además meten cada día tiros más difíciles. Por eso parece que no se defiende. Pero sólo parece.

-Ha cambiado tanto el juego que hoy hay jugadores que lanzan desde 9/10 metros con un 40% de eficacia. Es una locura, ¿cómo los defendés?

-Es así. Y eso abre espacios para otros. ¿Qué le vas a decir a un jugador que mete cuatro de 10 desde esa distancia? Nada, que siga tirando.

-¿Cuántos lanzamientos tira por entrenamiento un jugador así?

-500 al menos.

-Como Oscar Schmidt, pero mirá cómo cambiaron las épocas que el brasileño que llevaba a su esposa para que le alcanzara la pelota.

-(interrumpe) Y ahora cada jugador tiene hasta tres asistentes, que rebotean, la alcanzan la pelota y hasta simulan que lo defienden. Todo evoluciona. Y si vos tenés a Lillard, que mete tiros desde tan lejos y le doblás la marca, los que juegan con él no son mancos eh... Ese equipo, sabiendo que eso pasará, rodea a Lillard de muy buenos tiradores y el que recibe la descarga tiene un 40/45% en triples. Todo se hace más difícil, los jugadores son mejores cada día.

-¿Qué es lo que te atrae más de la NBA y en qué sentido te exige más?

-Lo que más me atrae es no tener que ocuparme de todo como entrenador y así poder ir bien profundo en mi especialidad, en este caso del ataque y del desarrollo de los dos jugadores que me tocaron (D’Angelo Russell y Jarett Culver). Tengo más tiempo y toda mi energía va en ese sentido. Si debo estar diez horas por días en eso, lo hago. Y así pasa con la defensa y otros jugadores. Cada uno se ocupa de algo, no como pasa en Europa que el coach que debe estar en todo. Yo disfruto eso, ser parte de un staff grande. Siempre fui un jugador muy de equipo, que se preocupaba por los compañeros y con esa función sigo cubriendo esa necesidad de sentirme parte de un grupo. Me gusta que, entre todos, amortigüemos la necesidad de resultados. Entre todos nos sacamos presión. Y, en cuanto la exigencia, está claro que hay. Cuando el equipo no juega como debe, uno se angustia, en el caso mío más cuando no ataca como queremos. Y también te afecta cuando perdés. La diferencia es que acá se respeta mucho el proceso, ante todo se evalúa en qué fase del proyecto estás. En Europa, por caso, ganás o te echan, aunque no tengas la mejor plantilla. En ese sentido, no se trabaja de la mejor manera porque vivís angustiado. Acá hay más paciencia y se llega más profundo en el desarrollo del jugador. Afuera hay una idea un poco equivocada, como que acá no se trabaja, no se entrena, cuando es al revés. Realmente me ha enamorado la forma en que se trabaja.

-Entonces hoy no hay urgencias en Minnesota.

-No, hoy estamos en fase 1 de un proyecto nuevo. Urgencias y presiones tienen los Lakers, que están en la última fase. Lo nuestro arrancó un año atrás a partir de la llegada de mucha gente nueva a la organización y desde ahora, que ya estamos trabajando para la próxima temporada, ponemos en marcha la fase 2. En estos meses veremos qué necesitamos y cuál es la proyección de los jugadores que tenemos. Acá el proceso importa más, el no saltarse escalones y no todo es mirar el récord. A diferencia de otros países, la mirada es más profunda, más hacia el juego y no tanto a los triunfos y derrotas, al menos en esta etapa de desarrollo de un equipo. Hay más paciencia y eso me gusta.

-Mucha gente piensa que vos vivís recomendando jugadores argentinos con insistencia. Tal vez sea un mito. O un anhelo de muchos. ¿Es así?

-Mirá, obviamente mucha gente me pregunta los argentinos porque los conozco bien, pero yo intento ser medido y no me excedo. No cruzo la línea donde entra en juego el afecto. Soy cuidado y objetivo. No me tengo que engañar conmigo mismo. Dicho esto, hay muchos jugadores argentinos que ya están en un nivel NBA y sólo falta que un equipo se anime, le dé una oportunidad. Lo vimos en el Mundial. Varios estuvieron a la par de los NBA, incluso mejor que algunos. Es verdad que fue un torneo corto, que Argentina tiene un equipo sólido que potencia jugadores, pero varios lo mostraron también en Europa. Hay varios que están listos y no me sorprendería que en breve volvamos a tener jugadores argentinos aquí. Más temprano que tarde diría yo. Ojalá los equipo se animen, yo sólo puedo decir que ya hay garantías que lo pueden hacer bien.

-Hace pocas semanas se empezó a hablar, desde España, que Minnesota es uno de los tantos interesados en Campazzo, como suplente de D’Angelo Russell. ¿Lo leíste? ¿Hay un interés?

-No lo leí, realmente. De Facundo habla todo el mundo, interesados hay muchos. Mucha gente me pregunta por él, lo mismo que me consultan por Luca (Vildoza), Deck y Lapro. Rumores habrá, pero la realidad es que no es momento. Faltan tres meses para que comience la agencia libre y no estamos hablando de eso. Estamos más metidos en el draft, por ejemplo. Igual, no me sorprende que relacionen a Campazzo con Minnesota porque estoy yo.

-En este contexto lo más difícil para Campazzo es que le ofrezcan el dinero necesario para que pague la cláusula de salida y pueda dar el salto. ¿Sentís que Facu puede aspirar a un contrato, por ejemplo de 12 millones por 3 años? ¿Es a lo que deben animarse los equipos, de lo que vos hablás?

-Cuando digo animarse me refiero a elegirlo a él por sobre otros. En la NBA hay muy buenos bases, otros llegan desde el draft cada año como pasó con Trae Young y Ja Morant, y otros desde Europa, como Doncic. Cada equipo que necesita un base tiene varias opciones y elige a uno sobre otros. Por ejemplo, en Europa está (Shane) Larkin, que es muy bueno. Y si un equipo quiere un base tal vez tenga a los dos en la mira. Y debe elegir a uno. Wanamaker antes estaba en Europa y hoy en Boston. ¿Podría estar Facu? Sí, pero está Wanamaker. A veces tenés tres opciones y un rango de dinero para ofrecer. Y terminás eligiendo de acuerdo a eso. De eso hablo. De dinero y tope salarial, no. Soy un burro para eso, recién me estoy enterando de reglas y esas cosas.

El ex base, con la indumentaria de la selección argentina (Noticias Argentinas)
El ex base, con la indumentaria de la selección argentina (Noticias Argentinas)

Cuando no está inmerso en el básquet, su pasión-profesión que absorbe la mayoría de su tiempo, Pablo lo destina a su familia, a su esposa Raquel (hace poco festejaron los 18 años de casados), su hija Alessandra de 14 años y su hijo Nicolás de 11. Y con ellos también disfruta de unos de sus hobbies, pilotear aviones, desde que sacó su licencia de piloto privado. En realidad, su avioneta, una Cessna 182 de cuatro plazas que usa para hacerse unas escapadas hasta ciudades cercanas, “a veces con toda la familia, a veces con alguno de los chicos”, admite Prigioni. “Vamos más hacia el Norte, cerca del lago Michigan. Hay unas islas. En general hago vuelos cortos, de una o dos horas”, detalla. También sale a pasear con uno de sus cuatro vehículos antiguos que tiene, en realidad con el único que se trajo a Estados Unidos, una camioneta azul, impecable, marca Chevrolet y del año 53 que restauró de cero y quedó una belleza. A veces suele ir también a los entrenamientos y la Chivo impacta en el estacionamiento pese a estar rodeada de los autos más caros y modernos. El cordobés es un amante de estos vehículos. En Argentina tiene dos, un Chevrolet Rally Sport y un Dodge coupe GTX, y en España, el Ford Mustang del 65. Incluso compró un Jeep de guerra que convirtió en una barra de bar en su casa. También colecciona motos: una Vespa del 82 y dos Lambrettas, del 54 y 57. Pablo sale a dar una vuelta cuando el cruel clima de Minneapolis se lo permite. Justamente una ciudad que fue el epicentro del drama racial que mantuvo en vilo a todo Estados Unidos durante varias semanas.

-¿Te sorprendió que el asesinato de George Floyd se diera en la ciudad donde viví? ¿Había un caldo de cultivo que lo hacía previsible en Minnesota o nada que ver? Por lo que leía es una ciudad para nada conservadora...

-No lo he pensado, pero creo que fue una casualidad. Podría haber pasado en cualquier lado. Si es verdad que fue algo muy triste porque desató una situación horrible, de incidentes, protestas... Yo vivo a 20 minutos de dónde pasó, no lo sentí personalmente, pero los días que siguieron no fueron nada agradables. En la organización hubo mucho sentimiento de tristeza. Un enorme impacto. Ojalá que no vuelva a pasar, que este movimiento sea un punto de inflexión y no veamos esas situaciones ni otras de racismos en el país.

-La NBA tiene casi el 80% de jugadores afroamericanos, pero los que toman decisiones son blancos. ¿Sentís que es una liga racista o has vivido situaciones racistas? ¿O todo lo contrario y eso no pasa, es una isla dentro de una sociedad donde quedan muchos resabios de racismo?

-Yo la verdad no he visto situaciones de racismo. En mi caso no, al menos. Tal vez tenga que ver que en nuestro país tampoco las he vivido y ni les presto atención. No sé. Lo que sé es que acá, por lo que escucho o leo, hay otros que las han percibido. Pero a mí no me han contado ninguna, por ejemplo. Pero siento que en el básquet es donde menos se ve el racismo.

-¿Y cómo evaluás las decisiones que tomaron los jugadores líderes que tiene la NBA y cómo vienen manejando públicamente el reclamo de igualdad racial?

-Muy bien, realmente. El reclamo ha sido unánime, aunque haya habido diferencias sobre si había que jugar o no. El destino era el mismo. Yo creo que la NBA en general ha reaccionado muy bien. Como unidad, como plataforma, haciendo escuchar el reclamo. Incluso hubo muchos blancos, directivos, entrenadores, jugadores y periodistas, que alzaron su voz. El mensaje ha sido unánime, de rechazo, que algo debe cambiar de forma urgente. Los referentes han mostrado mucho liderazgo fuera del campo, estando en todos los detalles.

En la NBA lució las casacas de New York Knicks, Houston Rockets y Los Ángeles Clippers
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-¿Te pareció bien que la NBA se vuelva a jugar en este momento, pese a esta pandemia que ha matado a miles de personas y pese a esta tensión social que existe? Porque hay algunos que piensan que no debería haberse reanudado.

-En cuanto a la pandemia, creo que está bien que se juegue, siempre y cuando haya un protocolo que garantice la salud de todos los integrantes. Jugar al básquet, u ocupar el rol que te toque, es un trabajo como cualquier otro. Y si la NBA encuentra la forma de que sea seguro, sin riesgos, sobre todo para los mayores, me parece bien, porque no nos olvidemos de que es una liga de la que dependen muchas personas para vivir. Además, no nos olvidemos que muchas ligas deportivas han vuelto en todo el mundo, no parece mal que ahora esté pasando con la NBA. Y con respecto a lo social, también me parece bien. Porque la liga puede ser la plataforma ideal para que todos juntos, toda la liga, hagamos llegar el mensaje de igualdad y el impacto sea mayor a nivel nacional y mundial.

-Por último, cuando eras jugador seguramente te trazabas objetivos para tu carrera. ¿Ahora los tenés? ¿Pensás, por ejemplo, en ser entrenador en jefe en algún momento? ¿Trabajás para eso?

-La verdad es que no soy de pensar en el futuro, ni cuando era jugador ni ahora como entrenador. Vivo día a día, me concentro en mis responsabilidades, en hacer lo mejor en cada acción… Y en este momento, además, quiero seguir formándome en mi nuevo rol. Si alguna vez, en cinco, 10 o 15 años, se me presenta la oportunidad de ser entrenador en jefe, bienvenido sea. Pero no pienso hoy en llegar a ese punto. Trato de disfrutar el proceso, de lo diario. Busco pasarlo bien, ayudando a jugadores y al equipo. Vivo de esa manera. Lo que venga, vendrá. Si llega, asumiré la responsabilidad y lo disfrutaré y si no, seguiré muy feliz. Tengo la suerte de que me encanta lo que hago, que voy contento a trabajar, sólo pensando en ser la mejor versión de mí cada día.

Nada más y nada menos. Está claro por qué es el único argentino hoy en la NBA.

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