Mil trescientos ochenta kilómetros separan al estadio Monumental del penal de Rawson. Es probablemente la misma distancia que separa el sueño de la pesadilla de Alan Schlenker, el hombre que se preparó primero para ser jefe de Los Borrachos del Tablón, presidente de River después y ahora pasa sus días en “la villa”, tal como se denomina el pabellón 10 de dicha unidad, la peor del Servicio Penitenciario Federal.
De treparse al sitial mayor del paravalancha de la Sívori, de liderar la barra Argentina en el Mundial de Alemania a una condena a prisión perpetua como instigador del homicidio de Gonzalo Acro, que sacudió a la sociedad en 2007. Y mientras lleva más de 1600 días detenido y espera que la Corte Interamericana de Derechos Humanos tome su caso, habla Schlenker.
“Me trajeron acá hace dos años y cinco meses en circunstancias muy curiosas. Estaba en la cárcel de Azul como presidente del centro universitario, había aprobado seis materias en Derecho y era tutor educativo colaborando con los docentes e incentivando a los demás presos a estudiar. También era coordinador de la huerta del penal porque soy ingeniero agrónomo. Me estaban por ir a entrevistar el ex fiscal Manuel Garrido y el cineasta Enrique Piñeyro, quienes están al frente de la ONG Innocent Project Argentina, porque yo estaba denunciando las obscenidades de mi injusta condena, y dos días antes de que eso ocurra me cargaron en un camión y me trajeron a Rawson que es un campo de concentración donde no tenés ningún derecho. Y la entrevista no se hizo nunca más. Me trasladaron como castigo”.
-¿Por qué y quién querría castigarte si ya estabas condenado a perpetua?
-No sé, yo lo que defino son hechos. De los asesinos de Gonzalo, el Colo Luna (Ariel) está en Devoto con todas las comodidades, Oveja Pintos (Rubén) en una colonia con celular y un régimen abierto y Cuca Girón (Pablo) en Marcos Paz cerca de la familia. Y a mí me mandaron al peor penal del país. Sacá tus conclusiones. Yo pedí que me dejaran seguir estudiando, estar cerca de mi hijo de seis años pero la mafia del fútbol a la que yo enfrenté me sigue haciendo la vida imposible.
-Pasaron 13 años, tenés condena firme, no parece lógico ese razonamiento.
-¿No? Acá hay cosas raras. Yo tenía 10 de concepto en Azul y me mandaron a Rawson y me sacaron los puntos para poder ponerme en la Villa. A mí me mataron en vida hace 13 años, pero aún así continúan pisándome la cabeza. ¿Vos sabés lo que es éste penal? Los pabellones son pasillos de tres metros de ancho donde no se ve la luz del sol. Al patio te sacan una vez por mes. En invierno la temperatura es de seis grados bajo cero y no hay calefacción, tampoco tenés la posibilidad de estudiar o trabajar, acá no hay reinserción posible porque no podés hacer nada. Los enfermeros andan repartiendo pastillas por todos los pabellones, lo que abundan son drogas y facas, hay mucha violencia interna, hace menos de un mes murió uno de un pabellón, a otro hace 15 días lo salvaron en el hospital, todo fomentado por los directores de la unidad. Acá se violan todos los derechos humanos y a nadie le importa porque estamos lejos. Hay trabajo esclavo, los presos trabajan para los penitenciarios, uno de éstos dejó embarazada a la mujer de un preso, los agentes entran kilos de droga y no echan a nadie. Yo intento refugiarme en la lectura pero encima en este pabellón ponen la música a todo lo que da y es difícil concentrarse. Acá se sufre cada minuto de tu vida.
-Lo que describís, de ser cierto, es tremendo porque las prisiones deberían ser un lugar para resocializarse y no un calvario. Pero alguien diría que parece que no tomaste dimensión de que te condenaron a prisión perpetua y no a estar en un hotel cinco estrellas.
-Mi condena viola media Constitución, es un escándalo por dónde la mirés. Yo lo vengo denunciando todo en mi página de Internet (NdR: Se adjuntan a su pedido los links al final de la nota)
-Pero en primera instancia pasaron cuatro jueces y dos fiscales, en la etapa oral seis jueces con los de Cámara y otros dos fiscales. Estamos hablando de 14 funcionarios judiciales en total. ¿Tantos se confabularon contra vos? ¿No es más lógico pensar que hicieron justicia?
-A mí me condenan por el pedido de la querella que estaba paga por Aguilar y la mafia de River. Uno de los jueces del Tribunal, estaba gagá y se dormía en el juicio. En Casación la daba vuelta y me durmieron la sentencia hasta que cambiaron la conformación de la Sala y perdí dos a uno. Lo de Acro fue una venganza de los de Palermo porque en el playón Adrián (Rousseau) y Gonzalo los acuchillaron con la ayuda de la Policía y la dirigencia que les liberaron la zona (7/5/07, emboscada tras un partido con Independiente en River, Rousseau terminó condenado por lesiones graves a tres años de prisión). Mal puedo instigar a quienes estaban instigados y más a un tipo como el Colo Luna (autor material) que hace poco lideró el penal de Devoto. ¿En serio creés que puede ser influenciable? De hecho el fiscal de juicio no me acusó por eso, sino por coautor, y cómo voy a ser coautor si no estaba en el lugar. Está todo mal ese fallo.
-Pero los días previos del asesinato de Gonzalo fuiste a espiar al grupo contrario a Don Torcuato porque estaban juntando gente para volver a la cancha, la noche anterior estuviste en la puerta de lo de Rousseau con otros 20 barras, entre ellos gente que terminó asesinando a Acro como Pintos…
-Y eso qué tiene que ver. La idea era resolver con un mano a mano mis diferencias con Adrián. Yo ni sabía que los de Palermo venían caminando a Acro desde 15 días atrás y amenazando a Rousseau que si no les daban 50.000 dólares por lo que sufrieron en playón se iban a vengar ¡Cómo me van a hacer cargo a mí! Mientras yo fui jefe de la barra de River en la cancha no se robaba y no íbamos a buscar a nadie para pelear. Sólo respondíamos de visitante cuando nos venían a provocar y siempre sin armas.
-¡Pero si hubo dos hinchas rosarinos muertos en la Panamericana el 20 de abril de 2003 en una pelea con la barra de Newell’s!
-La principal hipótesis de entonces era que los mataron los propios barras de Newell’s porque en vez de ir al frente estaban replegándose. Igual, si vas a la cancha 20 años siempre en alguna pelea terminás y algunas terminan con muertes, como la de Rousoulis (Christian, hincha del Rojo asesinado el 22/12/96 a la salida de un Independiente-River) o la de Panamericana.
-Yo voy hace 50 años y, como a la mayoría de los hinchas, nunca me pasó. Será porque no somos barras…
-Ser barra no es ningún delito. Yo entré a la de River porque no era ilegal y había referentes como el Diariero (Edgar Butassi) que laburaba todo el día. Después batallas campales hubo siempre pero a Rousoulis, por ejemplo, lo matan en una calle interna cuando nosotros estábamos en la avenida Mitre. Qué le vamos a hacer. Lamentablemente por la corrupción en el fútbol hay muertes y enfrentamientos, pero yo no tengo nada que ver. Además la Justicia dijo que la barra de River no era una asociación ilícita.
-Todos sabemos lo que hicieron las barras con el fútbol en la Argentina.
-Asociación ilícita es cuando armás un grupo de choque para un dirigente, como hizo Rousseau con Aguilar. Y como yo me enfrenté a eso, me condenaron sin pruebas a prisión perpetua. Mirá, la barra de River era un grupo de amigos, Rousseau era mi amigo, estaba dispuesto a dar la vida por River hasta que se vendió y se hizo mulo de Aguilar y fue a apretar a varios dirigentes para que aprobaran la venta de juveniles e Higuaín a un precio vil en una reunión de comisión directiva. Ahí se transformó en el grupo de choque del oficialismo y empezaron nuestros problemas.
-Tu hermano no dice lo mismo. En una nota con Infobae dos semanas atrás dijo que vos también te llevaste plata.
-No voy a polemizar con William, que está desbordado porque también está detenido injustamente. Si su última aparición fue cuando llamó al Tribunal Oral para avisar que se iba a suicidar. Yo hablo con pruebas en la mano. ¿El viaje al Mundial de Alemania? Lo hicimos con lo que sacamos por las Eliminatorias y los recitales. Durante dos años nos dieron 200 entradas para cada partido y recital para vender y bancar el viaje. Pero yo no me llevaba nada. Los trapitos, por ejemplo, eran un negocio de la Comisaría 51. Es más, yo perdí plata en River.
-¿En serio querés que te crea?
-Sí, porque es así. Yo no me llevé un peso del club. Si a la gente del Interior la hacía entrar gratis en los clásicos cuando estaba todo agotado. La megaempresa de reventa la armaron de 2008 en adelante con Rousseau y Caverna Godoy cuando yo estuve preso. Ellos son los mercenarios y a esa mafia me enfrenté yo.
-Vos tenías aspiraciones políticas. ¿En serio pensabas que podías ser presidente?
-¿Por qué no? Gámez (Raúl) fue jefe de la hinchada de Vélez y después tuvo tres mandatos al frente del club. Yo soy ingeniero agrónomo, piloto comercial, me preparé toda la vida y sí, quería ser dirigente, empezando de a poco. Pero los que me mandaron a medir como presidenciable fueron ellos, que me veían como una amenaza a todo su choreo en el club.
-¿Y qué pasó para que alguien que provenía de una familia de clase media alta, con estudios, campos, cuyos compañeros hoy son pilotos de Aerolíneas Argentinas, haya terminado en el penal de Rawson, en la “villa”, con prisión perpetua?
-Mi autocrítica es que nunca debí enfrentarme a Aguilar. Cuando a mí me sobreseen en la causa de Asociación Ilícita me presento como testigo para contar todo lo que sabía de cómo se estaban robando el club. Fue en 2011 y fui un iluso, me tendría que haber quedado en el campo trabajando, olvidándome de todo. Pero no, fui y subestimé el poder de la mafia de River. Entonces me aplicaron la Justicia de la Esma para condenarme. De todos mis años de cancha es de lo único que me arrepiento. Fue el peor error de mi vida. Porque quise que se sepa toda la verdad, y me destrozaron.