La cuarentena por la pandemia de coronavirus ha obligado a todos los ciudadanos a repensar sus prácticas cotidianas. La imposibilidad de salir y encontrarse con otros ha afectado de diversas maneras al conjunto de la sociedad, pero ha planteado desafíos aún mayores para los deportes de equipo.
En ese marco, los planteles de fútbol, tanto masculinos como femeninos, han recurrido a las plataformas de videollamadas como una forma de poder sostener los entrenamientos con gran parte de sus integrantes. “Lejos, pero juntos”, parece ser la premisa sobre la que se sostiene este método.
Sin embargo, en Villas Unidas, equipo que milita en la Primera C del fútbol femenino, apostaron por un camino algo diferente. “Decidimos no profundizar mucho sobre el entrenamiento físico y mucho menos en lo técnico porque consideramos que hacerlo en casa no es igual al campo de juego. Además, por el estrato social de las jugadoras y al hacer un relevamiento de los espacios y las posibilidades tecnológicas con las que cuentan, entendimos que no todas tienen acceso a hacerlo”, explicó a Infobae Gustavo Levine, entrenador del equipo que está mayormente integrado por mujeres de barrios populares de la Ciudad y el Gran Buenos Aires.
Aunque cada jugadora recibió videos y rutinas para trabajar la parte física, la exigencia del cuerpo técnico no fue drástica en ese aspecto. La idea desde un principio fue que cada una administrara sus tiempos y cargas de acuerdo a sus condiciones. También se tuvo en cuenta el alto riesgo de contagio que hubo -y que aún hay- en los barrios vulnerados en los que viven muchas de las integrantes de “Las Villanas”. “Hay mucha contención individual con cada una de la chicas por sus problemáticas específicas. Nosotros creemos que ninguna persona pierde el talento futbolístico por no jugar durante seis meses. Por eso recién pondremos el acento en la condición física cuando nos permitan volver a entrenar”, recalcaron.
A raíz de esta filosofía fue que, desde el comienzo del aislamiento obligatorio en Argentina, el hincapié estuvo puesto en otro lado. “Creamos juegos y desafíos entre ellas. Empezamos a poner el foco mucho más en lo emocional, en la construcción grupal, en el sentido de pertenencia y en la comunicación, que es lo más afectado por la cuarentena”, precisó Levine, que además de ser director técnico de fútbol, es recreólogo, por lo que se especializa en las actividades lúdicas. Todas estas iniciativas se pensaron junto al entrenador de arqueras Mauro Portillo y al psicólogo Gustavo Quezada.
Una de las ideas que se presentó fue la de escribir un cuento de manera colectiva. La respuesta del lado de las jugadoras fue muy positiva y pronto comenzaron a fluir las ideas. El título surgió casi naturalmente: “El primer picado después de la cuarentena”. Eso dio paso a un montón de personajes del fútbol y de situaciones que quedaron en la versión final del escrito.
“Querían que se jugara en la luna o en Marte, que haya marcianos en las tribunas, que jugaran Estefanía Banini, Aldana Cometti, Miriam Mayorga, Gabriela Chávez y Belén Potassa. Que del otro lado estuvieran Lionel Messi, Carlos Tevez, el Kun Agüero, Cristiano Ronaldo, el Pity Martínez y también Ricardo Bochini, que César Luis Menotti estuviera en la tribuna”, repasó Levine.
Así se le dio forma a un cuento que puso a prueba la creatividad y el trabajo en equipo de las futbolistas y que, además, refleja sus sueños y deseos. Para el entrenador, el resultado fue aún mejor que lo esperado: “Nuestro primer objetivo era seguir en contacto con la idea futbolística, después que las jugadoras puedan comunicarse y que cada una pueda hacer su aporte. Finalmente, queríamos visualizar que más adelante las cosas van a estar bien y que vamos a volver a disfrutar del juego del fútbol. Este el primer cuento escrito por un plantel y estamos muy contentos”.
El cuento completo:
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