De última experiencia en Atlético Tucumán, Luciano Fabián Monzón, de 33 años, edificó una interesante trayectoria desde que surgió de las Inferiores en Boca. Ganó dos títulos en el Xeneize, pasó por el Betis de España, Niza y Olympique de Lyon en Francia, Catania de Italia, Fluminense de Brasil y Universidad de Chile; además de vestir la casaca de la selección argentina, con la que obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
“Tengo hermosos recuerdos de Boca. Estuve en momentos de vacas flacas y también pude disfrutar de grandes momentos, campeonatos, recuerdo todo. Sueño con una vuelta a Boca y ojalá algún día se dé. No pierdo las esperanzas de volver, aunque sea para retirarme”, lanzó su deseo en diálogo con el programa Crack Deportivo, por FM 95.5.
En su carrera en la élite se dio varios gustos, entre ellos, jugar junto y en contra de Juan Román Riquelme y Lionel Messi. Así, aprendió a disfrutarlos y a evitar la vergüenza de un pase de magia cuando le tocó marcarlos. ¿Cuál fue su secreto? “A Riquelme no le gustaba hacer trabajos físicos, pero agarraba la pelota y la rompía. Una vez me hizo un cañazo en un entrenamiento y de ahí nunca más lo marqué de cerca”, contó el truco.
Con el Pulga aplicó el mismo método en las prácticas. “En los entrenamientos ni en pedo lo iba a marcar a Messi, le daba 10 metros, tenía miedo al ridículo”, confesó. En los ensayos esquivar la obligación es más sencillo. Ahora bien, ¿en un encuentro oficial? ¿Como lograr no quedar desparramado por el delantero del Barcelona?
Monzón contó una anécdota de cuando lo enfrentó con la casaca del Betis. “En un partido entro de volante por izquierda e íbamos perdiendo y le digo a Messi: ‘Leo, andá para el otro lado, no me vas a hacer pasar vergüenza, por favor', ja”, detalló su treta, que volvió a resultar efectiva.
“Esa vez, como ya lo conocía, a Messi le pedí la camiseta, tenía la de la Selección y hasta los botines de los Juegos Olímpicos. Están como me los dio, con barro en los tapones, una reliquia, los tengo bien guardaditos”, describió sus tesoros surgidos de la relación con el capitán albiceleste.
“Messi es perfil bajo, simple, humilde, podés hablar tranquilamente con él, te trata de igual a igual. Siendo el jugador que es, con todo lo que ganó, en donde está, tranquilamente podría ser arrogante, pero es todo lo contrario”, destacó la personalidad sin vedetismos del astro rosarino, evidenciando la magnitud de su admiración.
Para el final, el futbolista que negocia su continuidad en el Decano tucumano volvió a hablar de Boca, su primer amor. Si regresa a la ribera, ¿puede hacerlo con alguno de los compañeros que tuvo en su paso por Europa? “Hay muchos jugadores a los que les encantaría jugar en la Bombonera, por lo que genera. Me acuerdo que Lacazette sabía que venía de Boca y me preguntaba mucho, tenía muchas ganas de jugar ahí”, sorprendió sobre la pasión de Alexandre, delantero del Arsenal inglés, donde comparte plantel con el uruguayo Torreira, otro que se confesó fanático auriazul.
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