Él solo con su alma. Así pasa Tevez estas decisivas horas para su vida y carrera profesional. Espiritual y físicamente se siente acompañado por su esposa, hijas e hijo, pese a que el confinamiento que lleva a cabo en un campo que posee en Maipú, provincia de Buenos Aires, se hace notar por la lejanía con el ruido de la Capital Federal. En su cabeza desambulan los pensamientos respecto a su futuro inmediato y ahí está solo. Pero además tiene claro que puertas adentro del club también sentirá soledad.
Los tiempos de cuarentena sirvieron para detener la vorágine de la (normal) actualidad y mirar en retrospectiva. Los inicios en Fuerte Apache, el sueño cumplido de jugar en Boca y la Selección, las victorias múltiples en Europa y el regreso al Xeneize en busca de revancha. De cara a lo que viene, los planes de Carlitos seguramente se hayan trastocado un poco.
A sabiendas de que muchos directivos de la nueva comisión de Boca lo tendrían marcado por su estrecha y extraprofesional relación con Daniel Angelici, transitó por la senda del bajo perfil y se dedicó a lo deportivo después de aclarar los tantos con Juan Román Riquelme en enero pasado. Se convirtió en líder del equipo de Miguel Ángel Russo, quien le dio su lugar y renovó su confianza. Y hasta se dio el gusto de sentirse como a los 20 haciendo el gol del campeonato contra Gimnasia La Plata. Desde allí en adelante Tevez se fue acercando a la soledad, quizá sin saberlo.
El encierro provocado por la cuarentena no lo sacó de su papel más allá de que pudo haberse vanagloriado en los medios por la reciente conquista azul y oro. Se limitó a los entrenamientos vía Zoom junto al resto de sus compañeros y aguardó con paciencia por la propuesta del Consejo de Fútbol liderado por Juan Román Riquelme para renovar su contrato. Con la oferta en la mano y habiendo retocado algunos ítems, presentó una contrapropuesta y recogió el guante tras las declaraciones de Jorge Bermúdez y Raúl Cascini, que se refirieron a él como “ex jugador”. Y aprovechó el cruce mediático para hacer su juego.
En la misma entrevista en la que anunció que aceptaba el ofrecimiento de la CD boquense con algunas modificaciones en los términos, deslizó la chance de postularse a presidente en el futuro. Esa frase no fue pasada inadvertida por el Consejo de Fútbol, más bien todo lo contrario: consideraron desacertada esa declaración y Bermúdez le fue con los tapones de punta de forma pública y privada.
El Patrón lo acusó de faltar a la verdad y oportunismo político en las redes sociales. Y en el último contacto (a distancia) que tuvieron con Tevez también se lo hizo saber de manera vehemente. Carlitos reculó y acudió al presidente Jorge Ameal, que delegó todas las cuestiones administrativas ligadas al fútbol a Riquelme. El Consejo integrado por Román, Bermúdez, Cascini y el Chelo Delgado se reagrupó y apeló a otra estrategia: ofrecerle un contrato por un año con opción a rescindir a los 6 meses y también a renovar por otros 6 cuando se complete el año.
Transcurrieron tres días desde que finalizó el vínculo oficial de Tevez con Boca y todavía no hay novedades respecto a la renovación. El tema pasó a un cuarto intermedio y el jugador de 36 años se tomará unos días más para despejar las ideas, dejar que la situación se enfríe y así pueda analizar las opciones para definir. Mientras tanto sobrevuelan los rumores de un posible retiro definitivo y algunos equipos del exterior sondean sus ganas de armar las valijas otra vez.
Tevez sabe que no tiene banca en el club, al menos en la parte dirigencial. El Consejo de Fútbol le mostró los dientes, Ameal no intercedió en esta puja y el propio Carlitos dijo que no tiene relación con Mario Pergolini. Con Riquelme, la última vez que intercambió mensajes fue en marzo pasado cuando debatieron el cobro de los premios. En caso de rubricar sabe que tendrá que aferrarse a sus compañeros en el día a día (y al habitual afecto de los hinchas, que corearon su apellido hasta la última presentación en la Bombonera) para sobrellevar la resquebrajada relación con la comisión.
A lo lejos se vislumbran dos caminos viables: el de la renovación mediante una tregua para ir por el objetivo de la Libertadores y el de la salida (sea para colgar los botines o marcharse al exterior) para terminar de declarar la guerra.
Tevez y sólo Tevez resolverá su futuro, en soledad.
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