Andrés Nocioni se convirtió en un ícono del deporte argentino. Parte esencial de la Generación Dorada, un equipo que se nutrió de los mejores jugadores de básquet en la historia del país y que logró tocar el cielo con las manos cuando se consagró campeón olímpico en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Chapu también dejó su marca en la NBA con un recordado paso por los Chicago Bulls y demás franquicias.
A poco más de tres años de su retiro, y después de haber jugado a un altísimo nivel con la camiseta del Real Madrid, Nocioni aprovecha el tiempo para ver todos los partidos de básquet que están disponibles y, al mismo tiempo, es solicitado para recordar viejas anécdotas de su glorioso paso por la selección argentina y por el baloncesto internacional.
Así fue que en diálogo con el programa ESPN FC Show, que se emite por la cadena televisiva y tiene la conducción de Alejandro Fantino, Chapu revivió una particular noche en Filadelfia que lo tuvo como protagonista a él, a otros dos ex jugadores del seleccionado albiceleste, entre ellos Manu Ginóbili, y a una reconocida figura del cine de Hollywood. “No sé si iría preso por lo que hice”, fue lo primero que dijo el ex alero argentino, comentario que llamó la atención de todos en el segmento.
“En un momento estaba con Manu y él tenía ganas de ir a ver la estatua de Rocky. Y le digo ‘Manu, vamos a verla’. Estábamos también con Leandro Palladino, otro de la Generación Dorada. Fuimos a ver la estatua como a las 2 de la mañana, o 1.30 antes de irnos a dormir porque habíamos ido a cenar”, contó Nocioni sobre una noche que compartieron en Filadelfia los tres subcampeones del mundo en Indianápolis 2002.
¿Qué fue lo que ocurrió con Chapu y una de las mayores atracciones turísticas de la ciudad que adoptó como propio al personaje que creó Sylvester Stallone para la memorable saga del boxeador? “Vos sabés que me subí y me saqué una foto en la estatua de Rocky. Que por ahí la debo tener. Me subí a la estatua que debe medir dos metros, me abracé y me saqué una foto”, dijo Nocioni entre risas.
Además de haber contado su particular encuentro con la estatua de Rocky, el oriundo de Gálvez, provincia de Santa Fe, también marcó que siempre tuvo una personalidad competitiva. Ya sea cuando comenzó a dar sus primeros pasos en el básquet, en el colegio, y hasta cuando participaba en las misas de su pueblo, Nocioni quería ganar.
“Yo por ejemplo en la iglesia, me iba dos horas antes que los otros monaguillos así podría estar a la derecha del cura, que era el que bendecía y daba las hostias”, expresó Chapu. “Los otros se quedaban aburridos porque no podían hacer nada. Era más entretenido, me dejaban tocar la campa. Era bastante desastre”, agregó.
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