Lleva en total seis años y dos meses preso. Su hábitat natural dejó de ser el barrio de Belgrano y el estadio de River para convertirse en una fría celda del módulo dos de Marcos Paz. Y aunque del otro lado de la línea se lo escucha entero, deberá acostumbrarse a ese lúgubre lugar de vida: está condenado a cadena perpetua como instigador del asesinato de Gonzalo Acro (7 de agosto de 2007) en medio de la guerra interna de Los Borrachos del Tablón, la temible barra brava de River. En los medios siempre se ha escuchado la palabra de su hermano mayor, Alan, o de otros condenados a la misma pena por el mismo hecho, como Pablo Cuca Girón o Ariel Colo Luna, el autor material. Pero él se mantuvo en silencio. Hasta ahora. Y con una verborragia propia de quienes quieren contar su versión de los hechos, William Schlenker habla con Infobae sobre su época de tribunas, sobre el crimen de Acro del que se declara inocente y sobre su vida tras las rejas.
“Estoy entero. Estuve detenido hasta 2009 dos años mientras duraba el proceso y después con la condena me volvieron a encerrar en mayo de 2016. Pero no me van a quebrar. Cuando tuve que regresar a prisión decidí estudiar y ya voy por el tercer año de Licenciatura en Comunicación de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo. Ya metí 16 materias con un promedio de 8,76 puntos, aunque ahora se paró todo por el coronavirus. Una lástima porque teníamos clases tres veces por semana cuatro horas por día. Pero ojo, no es que quiero ser periodista, lo hago para aprovechar el tiempo. Acá la mayoría se anota en Derecho pero después de lo que me pasó yo no creo en la Justicia porque lo primero que te dicen es que somos todos iguales ante la ley y eso es mentira”.
-¿Qué hacés el resto del día?
-Pesas, juego al fútbol, al ajedrez y trabajo en mantenimiento juntando los tachos de basura para vaciarlos, lavarlos y devolverlos, o riego y podo árboles. Y nos pagan 12.000 pesos por mes. Estoy bien dentro de todo.
-¿Nunca tuviste problemas?
-Alguno en seis años y dos meses tuve, pero ya pasó, tengo diez de conducta, sin sanciones. Y tengo mis visitas. Mi novia viene una vez por semana.
-Pero en algo la cárcel debe haber modificado tu personalidad.
-En nada, sigo siendo el mismo de siempre. La única diferencia es que no vuelo en jet privado ni administro propiedades como hacía antes. A mí me hicieron ocho allanamientos y no me encontraron drogas, armas, dinero y no porque supiera esconderlos sino porque nunca hice nada ilegal. No tengo una infracción de tránsito en mi vida. Eso habla de qué clase de persona soy. A Caverna (por Godoy, el actual jefe de la barra) lo allanaron y le encontraron ocho millones de pesos. A Adrián (por Rousseau, el ex jefe) cuchillos ensangrentados. A mí nada porque siempre anduve limpio y estoy pagando una perpetua sólo por ir a la cancha con la barra, porque con el crimen de Acro no tuve nada que ver. Si jamás usé armas. Yo me peleaba a mano limpia con todos y los arruinaba. ¿Mirá si voy a necesitar instigar a Luna para pegarle un tiro a Acro para echarlo de la barra, si yo ya lo había echado a él y a muchos más a las trompadas? En el 2004 en la cancha de Boca lo eché al Corto Hernán, que era el número tres y ese día Adrián lo había dejado al mando porque él se había ido a hacer guita con la motito, y al Clon Taboada, que venía después, le di una paliza y pasó de ser el cuatro al número doscientos. Adrián se entera, me llama por teléfono y le digo ‘encontrémonos en el club'. Lo agarré y le empecé a pegar y el muy cobarde sacó una manopla que tenía escondida y cuando el resto se la sacó dijo que no peleaba más. Lo humillé delante de todos y Alan pudo recuperar la barra ese día sin pegar ni una piña.
-Pero si Alan era amigo de Adrián.
-Sí, pero no por eso era mi jefe. Obvio que era su amigo, su socio, ellos manejaban la barra en dupla, metieron a laburar a muchos en el club. Eran mejores amigos hasta que en el verano de 2007 en el clásico en Mar del Plata se pudrió todo porque Adrián siempre quería ser él y armaba problemas. Ahí le dije a Alan, en la primera fecha lo echo de la barra y él vio que mi decisión era irremediable. Y fui con Kevin (Matías Kraft, absuelto en el juicio) y el Oveja (Rubén Pintos, condenado a perpetua) el día de los quinchos (NdR: 11 de febrero de 2007) y lo eché. A él, a Acro, a quien le inflé la cara, a Caverna, al que noqueé, a Cristian del Oeste, a toda su primera línea. Porque ya no había lugar para todos. Pero ojo, Alan era del otro grupo, no del nuestro. Hasta que se pudrió con Adrián y vino con nosotros.
-Pero no entiendo. ¿Vos los echás pero el que corona como jefe es él?
-Si, porque a mí lo único que me gustaba era ir a la cancha y pelearme. Todo lo otro que implica la barra no me cabía. Yo no revendía una entrada.
-¿Qué, el viaje al Mundial de Alemania lo pagaste de tu bolsillo?
-No, me llevaron como al resto de la barra (fueron 46 de River en 2006 convertidos en la barra de la Selección). Está bien, los viajes y las entradas sí me los daban, pero yo eso no lo veo como vos, como si fuera un delito, te lo regalan para que vayas a alentar. Igual, ojo, que después de quinchos Alan fue un jefe interino sin infraestructura porque no conseguía micros, entradas. Nada que ver con Adrián que tuvo impunidad judicial y se hizo millonario. Tiene dos casas, un departamento, un mini cooper, motos y no lo puede justificar.
-¿Y vos y tu hermano sí?
-Yo sí porque jamás me llevé un peso de River. Si no iba ni al club. Vos sabés que siempre fuimos de clase media alta, tenemos campos, estudiamos en el San Lucas de Olivos. Yo hice plata hasta con los bitcoins. Y mi hermano que responda él. No somos siameses. Yo no iba al club, Alan sí. Yo no hablaba con dirigentes ni con la Policía, Alan sí. Yo odiaba a Adrián, Alan era mejor amigo. Un día después de un partido con Racing ellos fueron y les pincharon las ruedas de los autos a los jugadores (NdR: fue en agosto de 2006 tras una derrota en Avellaneda por 3 a 1). En cambio yo a los futbolistas los alentaba. A mí no me mezclen con mi hermano, que me tiró un balde de sangre en la cabeza quizá sin querer, pero es la verdad, porque él tiene cuatro causas por homicidio y dos condenas y yo una e inventada. Él tiene tiene detenciones en River y contravenciones y yo no. Y todavía se cree vivo y terminó en un penal en Rawson mientras Adrián está libre y el resto de los condenados está cerca de sus familias en Ezeiza, Devoto y Marcos Paz. Y los de Boca ni hablar, mataron a dos en el Bajo Flores (NdR: 21 de julio de 2013, guerra interna de La Doce) y no fueron ni a juicio. Si él fue jefe de Los Borrachos e hizo algo, lo felicito. Pero a mí lo único que me unía a la barra era ser el primero en ir a pelear. Por eso en 2002 contra Chicago me comí un tiro, porque iba adelante. En cambio Adrián y Alan, que de chicos peleaban, después cuando empezaron a agarrar platita ya no. Y yo que lo único que hice en mi vida fue usar los puños, estoy en perpetua por un asesinato que no cometí ni instigué.
-Pero si el día del hecho estabas en un auto con tu hermano, Pluto (Maximiliano Lococo) y Rubén Rodríguez y hablabas con los que estaban en Villa Urquiza esperando para agarrar a Acro.
-Tengo sólo dos llamadas y mucho más temprano del hecho. En una hablamos de que le habían caído en la casa a Monzón (otro barra llamado Eduardo del Valle) y en otra de unas fotos mías con Moria Casán que había publicado una revista donde decían que era su novio y sólo le había hecho refacciones en su restaurante. Eso fue todo. Yo no sabía ni dónde estaban. ¿Que Pluto también habló varias veces? Sí, pero si supo algo jamás nos lo contó. Y él terminó condenado a diez años y yo a perpetua sólo porque me llamo Schlenker. ¿Y Kevin (NdR: Matías Kraft, otro barra) que tiene una llamada apenas minutos después del hecho termina absuelto? ¿Y el Pelado Sergio Piñeiro que tiene perpetua está prófugo y nunca lo fueron a buscar? Además, vos conocés a los de Palermo. ¿Con el prontuario que tienen te parece que alguien los puede mandar a hacer algo? El Colo Luna tiene salideras, robos acá y en Europa, tiroteos, motines. Mirá si alguien lo va a mandar. Por lo que después me enteré aquel día fueron a buscar a Acro para pegarle un tiro en la pierna porque con Adrián no querían pagarle 50.000 dólares a Urko Berón (otro barra integrante del grupo de Palermo) al que habían acuchillado en el playón (NdR: 5 de mayo de 2007, al término de River-Independiente). Pero a Luna se le fue la mano y lo mató. ¿Qué tengo que ver yo? Uno de los jueces que ratificó el fallo en Casación dice que a Acro lo mataron desde una moto en Núñez (NdR: Fue a pie en Villa Urquiza). ¿Entendés? Ni siquiera leyó la causa. Otro dijo que yo hice de nexo para conseguir el arma en la casa del Raba Torres (Andrés, jefe de la barra de Platense) y por mi celular se comprobó que jamás estuve ni cerca del Barrio Mitre, donde vive. Ni sé quién era el Raba Torres. Esto es clarísimo: a mí me condenaron sin pruebas por el apellido.
-Visto todo en retrospectiva, ¿no te arrepentís de nada?
-¡Cómo no me voy a arrepentir! Maldito sea el día que empecé a ir a la cancha. Me arrepiento profundamente cuando veo que tengo una perpetua sólo por estar en una tribuna e ir al frente en las peleas. Entrego los 15 años de popular por salir en libertad, porque no hice nada. Pero si hay Justicia, me tienen que liberar. Yo estoy pidiendo la revisión a la Corte Suprema, aunque sé que es difícil porque la Corte está para los políticos, no para los giles como yo. Pero también estoy yendo a la Corte Interamericana porque mi sentencia está llena de inconsistencias. ¿Quieren condenarme porque me agarré a trompadas? Perfecto. Pero con lo de Acro no tuve nada que ver.