La carrera de David Beckham venía en franco ascenso hasta que disputó su primera Copa del Mundo. La joven estrella del Manchester United había sido convocado por el entrenador Glenn Hoddle para Francia 98, Mundial en que los británicos intentarían pasar de potenciales candidatos a principales favoritos. Pero su expulsión ante Argentina en octavos de final por un cruce con Diego Simeone lo metió en un pozo que parecía no tener fin.
El londinense tenía 23 años recién cumplidos en aquella cita mundialista. Arrancó siendo suplente en el estreno ante Túnez (victoria 2-0) y luego ingresó pasada la media hora de juego por Paul Ince en la derrota contra Rumania (1-2). Ya en el tercer duelo en el que los británicos consiguieron la clasificación ante Colombia (2-0) fue titular y convirtió un golazo de tiro libre. En el siguiente match pasó de estar en la cresta de la ola al fondo del mar. Hoy se cumplen 22 años de aquel oscuro capítulo.
Argentina se había puesto en ventaja con el gol de penal de Gabriel Batistuta e Inglaterra lo había dado vuelta mediante Alan Shearer (también desde los 12 pasos) y Michael Owen. En la última jugada del primer tiempo Javier Zanetti anotó el 2-2 que sería definitivo. En el amanecer del complemento se produjo la jugada que marcó un antes y un después no solamente en el cruce histórico por los octavos de final sino también en la vida de Beckham.
El Cholo Simeone le cometió infracción por la espalda y luego se apoyó sobre la humanidad del exquisito volante inglés, que sintió el peso de su rival y perdió la cordura: le dio un taconazo desde el suelo. El capitán albiceleste exageró la caída y el árbitro danés Kim Nielsen amonestó a Simeone y echó a Beckham. Allí mismo empezó su calvario.
A pesar de que los argentinos no pudieron sacar ventaja de su superioridad numérica a lo largo de todo el segundo tiempo y los dos suplementarios y recién ganaron en penales, la prensa británica responsabilizó a Beckham por la eliminación. “10 leones heroicos y un niño estúpido”, tituló en su portada The Mirror, mientras que el Daily Mail imprimió un blanco para dardos en el que él era el centro y estaba acompañado por figuras como Diego Maradona, Daniel Passarella, Lechuga Roa, el árbitro danés y hasta Leopoldo Galtieri, el presidente de facto argentino que impulsó la Guerra de Malvinas.
En el documental The Class of 92, que relata las vivencias de los planteles campeones del United en la década del 90, Beckham recordó: “Tan pronto como lo hice, supe que sería expulsado. Sabía que había cometido un grave error. En ese momento no me di cuenta de lo que vendría después. Nunca pensé que pasaría por todas las cosas que pasé”.
Solamente Gary Neville y Paul Scholes, compañeros del United, le hablaron en un vestuario del estadio Geoffroy-Guichard de Saint Etienne, que estaba desolado por la eliminación. “Todos cometemos errores, olvídalo”, trató de consolarlo Tony Adams, defensor del Arsenal, que hace algunas semanas dio detalles de su encuentro. Phil Neville también habló en la película: “David fue el primer futbolista en recibir tal tipo de abuso por cometer un error en una cancha. Fue enfermizo, vil y criminal el abuso público y en los medios”.
“Recuerdo salir caminando y ver a mi padre con mi madre allí parados. Creo que tenía 21 ó 22 años en ese momento. Literalmente caí en los brazos de mi papá, no pasaba por eso hacía años, pero mis emociones simplemente me vencieron. El entrenador me llamó y me dijo que no me preocupara, que se había terminado”, mencionó también el mediocampista que luego jugaría los Mundiales de 2002 y 2006 con su selección (en ambos pisó los cuartos de final).
Su técnico le recomendó tomarse un par de semanas de vacaciones y descanso. Le dijo que recibiría el apoyo de todos en Manchester cuando regresara. Pero sus palabras no reflejaron lo que sucedió en realidad. “Me amenazaron de muerte y me enviaron balas por correo. No tenían dirección, simplemente las dejaban en mi buzón”, repasó. La imagen de un muñeco colgado con su camiseta y nombre en las calles de Inglaterra fue una de las muestras más crudas del padecimiento de Beckham.
Simeone, su verdugo, tiempo después declaró: “Hablar no hablamos nunca, pero sí nos encontramos, nos enfrentamos otras veces. La verdad que más allá de ese episodio hay que remarcar que él tuvo una grandísima personalidad para salir en un momento muy difícil, porque le cayeron muchísimo después de aquella expulsión. El hombre fue capaz de levantar su imagen y recuperar con creces lo que lo habían criticado”.
El Spice Boy, apodo que adquirió tras casarse en el 99 con Victoria Adams, integrante del grupo musical Spice Girls, aprendió la lección y fortaleció su mentalidad para convertirse en un hombre clave del plantel de Alex Ferguson en el Manchester United, que ganó la Premier, la Champions League y la Intercontinental luego de Francia 98.
Lo cierto es que pese a haberse redimido con buenas actuaciones, muchos mantuvieron su condena pública. Incluso Michael Owen, ex compañero de selección, escribió en su libro autobiográfico: “Lo que hizo fue algo infantil e innecesario. La gente dirá que es solo un error, pero yo creo que si quieres ganar un Mundial no puedes permitirte cometer errores. (...) Estaría mintiendo si no dijera que lo que David hizo ese día fue defraudar a todos y cada uno de los miembros de Inglaterra. ¿Se merecía el abuso que recibió de la prensa? Realmente no. ¿Qué ser humano tiene que ver su retrato ardiendo? Pero David nos defraudó y todavía le guardo rencor por ello hoy”.
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