El juego de ajedrez comenzó hace rato, cuando Juan Román Riquelme se volcó de lleno a un bando político en Boca y se estrechó la mano con Jorge Ameal, opositor al candidato impulsado por Daniel Angelici, Christian Gribaudo. Semanas después de que el equipo dirigido por Gustavo Alfaro fuera eliminado en las semifinales de la Libertadores con River, Román confirmó su candidatura como vice y Carlos Tevez se llamó a silencio. Dejó que corriera el agua electoral y no participó activamente en las urnas como sí lo había hecho en 2015 apoyando públicamente a Angelici. A días de los comicios y ante un Riquelme envuelto en el clamor popular, reapareció en una entrevista en la que aseguró que pretendía seguir ligado al club aunque fuera “de utilero”. Riquelme ya había dicho que lo quería en el equipo y que buscaría recuperar su mejor versión. En enero, ya con nuevas autoridades, dialogaron.
Con buenas actuaciones y resultados a favor que catapultaron a Boca al título, en buena parte fomentadas por la confianza que recobró gracias a la directiva y cuerpo técnico, el Apache volvió a estar en el foco de la escena y acaparó las portadas de los diarios luego del partido contra Gimnasia en el que convirtió el gol del campeonato. Pero lo que en cancha parecía color de rosa tenía tintes más oscuros afuera.
La guerra fría de ídolos se libra hace rato aunque no tenga tanta exposición por la desaparición pública de Riquelme, quien apenas se mostró en los partidos que el equipo afrontó en la Bombonera. Nunca fue ese el estilo del 10 y parece no haber cambiado de parecer. Ni entrevistas, ni fotos y, hasta en algunos casos, ni injerencia directa en las negociaciones con los futbolistas del plantel. Sus interlocutores fueron los integrantes del Consejo de Fútbol, el Chelo Delgado, Raúl Cascini y Jorge Bermúdez, quien detonó la última bomba.
“La verdad prevalece siempre donde la mentira hace muchos esfuerzos por aparecer”, fueron algunas de las palabras de un tuit en el que citó una nota del medio Expediente Político que hablaba de las supuestas intenciones de Tevez de lanzarse como candidato a presidente de la institución en el futuro, cargo al que aspirará Riquelme en 2023. Lo cierto es que el Patrón, tan vehemente con sus palabras como lo era a la hora de marcar a los delanteros rivales en su época de jugador, ya había dejado tela para cortar en una entrevista previa.
Muchos se centraron en la frase -seguramente desacertada- que luego replicó de Cascini, en la que Bermúdez tildó a Tevez de ex jugador. Sin embargo el Patrón, entre líneas, dio un adelanto de su último tuit. Cuando Ariel Senosiain (periodista de TyC Sports) le preguntó por la reducción del salario de Carlitos, el colombiano marcó la cancha: “Boca vendió por 80 millones de dólares en un año pero cuando llegamos al club había 5 millones de dólares. Nos hubieran venido bien los 15 millones que teníamos que cobrar a mediados de este año para invertir en el club, pues vaya sorpresa, esa plata se cobró por anticipado el año pasado. Se cobró antes de nuestra llegada. Es bueno que el hincha sepa la verdad, porque hay gente muy interesada en instalar cosas que no son. No es rebajar los salarios, hay que decir que Boca está en Argentina y le está ofreciendo el contrato más alto de la institución a Tevez”.
¿Qué quiso decir con eso? Durante el acto de presentación de Miguel Ángel Russo como técnico de Boca en el Salón Filiberto de la Bombonera hubo un dirigente de la flamante comisión que le filtró a Infobae que Tevez había cobrado por anticipado las primas correspondientes al primer semestre de 2020. Recapitulando: ¿Bermúdez deslizó una advertencia a Carlitos por el teórico cobro adelantado antes de que Angelici dejara libre su sillón?
Inmediatamente después de enviarle la oferta, el Consejo de ex futbolistas movió su ficha y le pasó la pelota al actual capitán, que se tomó unas horas para responder y anunciar que aceptaría los términos para seguir pero pretendía hacerlo hasta fin de año y no hasta mediados de 2021 como le propusieron. “Si tenemos diferencias con el tema del contrato, no lo podemos hacer público. Estaría bueno arreglar nuestros problemas de contrato puertas adentro. Igual, mucho no tenemos que arreglar”, aclaró Tevez en La Red. ¿Las diferencias a las que hizo mención fueron exclusivamente por la duración del vínculo o también estuvieron ligadas a lo económico? Si Tevez aseguró jamás haber hablado de dinero y anunció que donaría su sueldo, ¿por qué hubo tales diferencias? ¿Existió una primera oferta que Tevez rechazó?
El 10 de Boca declaró que “hubo una propuesta, una contrapropuesta, ellos me mandaron otra propuesta y yo acepté”. Una fuente ligada al club de la Ribera aseguró que existe un mail con una primera contraoferta del Tevez. Entonces, ¿cuándo optó por patear el tablero?
La jugada final del de Fuerte Apache fue tan plausible como alguna de las que armó en el césped de la Bombonera para bordar con Boca la última estrella. Está fuera de discusión que Tevez aporta a la comunidad a través de su fundación y suele darse una vuelta por el Barrio Ejército de los Andes de Ciudadela para no olvidar sus raíces, pero la donación de su sueldo servirá también para poner el último punto de sutura y cerrar la herida que le generó a muchos hinchas xeneizes cuando partió a China sin dar explicaciones y tras haber declarado que se retiraría en Boca, desgastado por las responsabilidades excesivas que consideraba tener en el club. Y además su valorable gesto lo desligaría del tire y afloje por los billetes justo antes de su despedida.
Tevez abrió otra puerta: ¿la política? Del deseo innegociable de jugar su último partido profesional con la camiseta azul y oro pasó a no descartar la chance de marcharse concluido el contrato que firmará en los próximos días. Es más, hasta dio nombres de posibles destinos (Corinthians y West Ham). Si ese escenario toma forma, la partida del actual ídolo le traerá consecuencias políticas a la dirigencia de turno, tal como le sucedió a Angelici en 2014 cuando Riquelme no renovó su contrato y se marchó a Argentinos Juniors antes de colgar los botines. “Veré dónde puedo ayudar al club, si como técnico, manager o si me tiraré a presidente, no lo sé”, dijo y escribió unos incómodos puntos suspensivos.
Tras propuestas y contrapropuestas, existió una última conversación a distancia, de las que abundan en estos tiempos de cuarentena, entre el Consejo de Fútbol y Tevez. Hubo palabras duras, terminantes. Y, en principio, no habría lugar para el contrato semestral que autorizó la AFA circunstancialmente por la pandemia del COVID-19.
El hoy no es como el ayer para Tevez, que no se siente con total comodidad ni libertad como otrora bajo el mandato de Angelici. Él mismo reveló que el último mensaje que intercambió con Riquelme fue para felicitarse por el campeonato obtenido (marzo), que a Mario Pergolini no lo conocía y no posee relación con él y que con Jorge Ameal, pese al respeto mutuo, tiene muchísimas diferencias. Es decir, se exhibió totalmente distanciado de la cúpula directiva. “Yo no me quiero ir de Boca peleado con nadie”, fue otro de sus dichos. Podrá haber tregua por el objetivo común (la Séptima Libertadores) pero la relación entre Tevez y la actual dirigencia de Boca está completamente rota, al punto tal que Carlitos entreabrió la puerta de salida y ya mira por la hendija.
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