22 de junio de 1986. Se enfrentaban Argentina e Inglaterra en el estadio Azteca, por el Mundial de México; había pasado la guerra de Malvinas, y la contienda bélica inevitablemente se coló en el clima del trascendental partido de fútbol. Se jugaba el segundo tiempo, el cronómetro marcaba cinco minutos y 26 segundos de la etapa complementaria. En la dinámica del juego, Diego Maradona quedó en posición fuera de juego, el mal rechazo del defensor lo habilita correctamente, el balón cae en el área. El capitán albiceleste fue en su búsqueda, saltando a la par del arquero Peter Shilton. El guardameta se eleva con su puño derecho extendido, al mismo tiempo que Maradona lo hace con el brazo izquierdo, cercano a su cabeza, escondido en el gesto técnico; y golpea antes el balón antes que su adversario, dirigiéndolo hacia a la meta.
Maradona comenzó a festejar, mientras de reojo miraba al juez de línea Bogdan Dotchev, que no indicó nada anormal. El árbitro el tunecino Ali Bennaceur se hallaba mal posicionado; lo taparon los jugadores y la cabeza del propio astro, astuto para esconder la picardía. En consecuencia, delegó la responsabilidad en su compañero de equipo arbitral.
Ante la incertidumbre y la falta de alguna indicación de su colega Dotchev, que tampoco ofrecía ningún mensaje y corría hacia el centro del campo, y a pesar entre las protestas de los jugadores británicos, Bennaceur, decide no anular lo que no había visto y el gol que se inmortalizó como “La mano de Dios”.
Por supuesto, el gol estuvo mal convalidado, pero la tecnología VAR recién llegaría con el nuevo siglo...
Tal como sucedió en el césped, el árbitro justificó su error en la confianza hacia su juez de línea. Así quedó reflejado en su descargo antes las autoridades: “Estaba esperando que Dotchev me diera una pista de lo que había pasado exactamente, pero él no señaló la mano. Y las instrucciones que la FIFA nos dio antes del juego fueron claras: si un colega estaba en una mejor posición que la mía, debía respetar su visión”.
La FIFA nunca aclaró durante la competencia si el gol había sido anotado de forma ilegal, como probaron las imágenes, pero el tunecino no dirigió más en el Mundial.
En 2017, en diálogo con el portal de la entidad que rige el fútbol a nivel Mundial,. Pelusa, de 59 años, aceptó que “me lo puse a pensar y, claro, con tecnología ese gol no hubiese sido cobrado”.
“Es cierto que sin el señorío de los jugadores británicos la validación de aquel gol hubiera sido muy problemática, pero es verdad también que en esa época no había tanta tecnología como ahora para poder percatarse de tantos detalles”, señaló Bennaceur en diálogo con la BBC.
Más allá de la actitud durante el juego, a Peter Shilton la jugada lo persiguió como un estigma. Y continúa reclamándola en cada contacto con los medios. “Todo el equipo de Inglaterra sufrió porque Maradona hizo trampa. La gente se queja sobre la aplicación del VAR en estos días, pero habría sido brillante para nosotros en ese caso. Lo admitió de forma indirecta, diciendo que era la Mano de Dios. Pero no se disculpó ni mostró ningún remordimiento”, subrayó este año en una entrevista con el diario The Sun.
No hizo referencia, claro, a la factura del 2-1, el gol más brillante en la historia de los Mundiales. En dicha acción, la tecnología, claro, no hubiera puesto ningún reparo.
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