Fue probablemente uno de los peores partidos en la trayectoria de Claudio Martín, que había disfrutado de principio a fin el cruce entre River y Boca por la ida de los cuartos de final de la Libertadores 2000 en el estadio Monumental. Entre el barro y la fricción también hubo fútbol y terminó redondeando una buena actuación aquella lluviosa noche en Núñez. Pero en la Bombonera, cuatro años más tarde, el panorama fue completamente diferente.
Con el estadio en su punto de ebullición desde que saltaron los jugadores al campo, los equipos de Carlos Bianchi y Leonardo Astrada se veían las caras por las semis de la Libertadores que luego alzaría Once Caldas de Colombia en Manizales.
En los días previos el clima se había calentado por algunas declaraciones de Horacio Ameli, quien provocó a algunos rivales. “Ameli nos había cansado de hablar, el tema no era con Gallardo. Bianchi nos pidió que no contestáramos y el único que habló fue Ameli. El tema era irlo a buscar al Coco”, confió Roberto Abbondanzieri hace algunos días, recordando su cruce con el hoy entrenador millonario. Increíblemente en ese tiempo el Pato y el 10 de River estaban grabando juntos una publicidad en cancha de Argentinos Juniors.
En diálogo con Infobae, el ex árbitro Martín aportó su visión sobre el escándalo y los minutos en los que se percató de que sería un cotejo difícil para él: “Los jugadores estaban alteradísimos desde el minuto cero. Sabía que venía complicado. A los pocos minutos había dos amonestados de Boca que le habían entrado fuerte a Gallardo y yo olfateaba que en cualquier momento se iban a agarrar todos”.
Desde que Martín pitó el inicio del juego, los highliths de violencia en la cancha fueron múltiples. Al minuto de juego Javier Villarreal bajó a Gallardo sobre un costado y el juez lo amonestó. A los 4′ vio la amarilla Maxi López tras haber cometido su segunda infracción en ataque (en la primera se había agarrado feo con Schiavi). A los 11′ Cascini arrastró a Gallardo con un patadón por el que también recibió el cartón amarillo. Ese fue el instante en el que el Muñeco se salió de sus casillas, aunque no lo evidenció allí, sino veinte minutos más tarde.
La Bombonera era un manojo de nervios cuando, con diferencia de unos segundos, Martín entendió que no había falta de Ricardo Rojas contra el Mellizo Guillermo (fuerte planchazo de, mínimo, amarilla) y después sancionó infracción de Ameli a Caneo cerca del área, pero no amonestó al defensor de River. Con Boca 1-0 arriba por el tanto de Schiavi, la pierna fuerte persistía y comenzaron los choques sin pelota. El colombiano Vargas cruzó fuerte al Turco Husain y fue increpado por Mascherano. Al unísono Barijho se la agarró con Husain y se manotearon a espaldas del referí.
“Uno se amarga viendo las imágenes por televisión por todas las cosas que hicieron cuando uno estaba de espaldas. Si hubiera habido VAR, creo que quedaban 7 de cada lado”, sentenció el ex árbitro rosarino.
Pasada la media hora del Superclásico la situación se tornó decididamente caótica. Cascini gambeteó y aceleró en mitad de cancha, Gallardo lo fue a buscar de atrás y trató de ser sutil para bajarlo, el volante de Boca cayó, se paró y toreó al engache riverplatense, que respondió con un cabezazo. El juez irrumpió en escena y no dudó en enseñarles la tarjeta roja. Todo se desmadró. Forcejeos, insultos, empujones y la aparición de los auxiliares. De fondo, el “Y pegue Boca, pegue” del público local.
Gallardo fue a buscar a Cascini cuando enfilaba hacia el vestuario (con Maxi López) y su nuevo cruce avivó el fuego. El Profe Macaya se desplomó y acusó un golpe de Barros Schelotto, Ameli empujó primero a Cascini y después quedó abrazado con Abbondanzieri, quien cruzó casi toda la cancha para separar. Gallardo, totalmente ido, extendió su brazo derecho y golpeó y rasguñó a lo que tuvo a su alcance. Y la ligó el Pato...
“Cuando pasó todo esto yo salí del arco y fui a buscarlo a Ameli, que estaba peleando con Cascini. Gallardo estaba de frente a mí, dio la vuelta y me atacó”, contó Abbondanzieri, que reveló que tras los incidentes debieron continuar con la grabación del comercial para una afeitadora en días separados para no cruzarse. Y concluyó: “Intenté hablar dos veces con él porque no tenía nada en su contra. Quería saber qué le había pasado, qué le habían dicho de mí. No pude hablar y tampoco nunca me llamó. No sé qué le pasó ese día pero nos hizo un bien porque no jugó la revancha”.
Claudio Martín completó el análisis de su actuación y remarcó el error que no lo dejó dormir en las semanas siguientes: “Después de las rojas el partido se acomodó hasta el último minuto y me deja tranquilo que hice todo para que se acomodara. Mi autocrítica es no haber visto la mano de Coudet, me paré muy mal en el tiro libre. Saber que erré en lo que podía haber sido la definición de la serie es bravo y no me lo pude sacar nunca de la cabeza. Era un tiro libre indirecto, Coudet salió despedido (reglamentariamente bien) apenas movieron la pelota, se tiró al revés de donde estaba yo parado y lo único que vi fue su espalda, no dónde impactó la pelota. Ante la duda no podía sancionar penal. Eso lo tenía claro”.
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