-¿Qué pensaste la primera vez que te dijeron “le vamos a poner Diego Milito a una calle pegada a la cancha de Racing”?
-Me pareció una locura de hinchas. Me acuerdo que vinieron a mostrarme el proyecto. Lo iban a llevar a la Municipalidad para que la calle lindera al Cilindro tuviera mi nombre. Después fueron pasando trámites hasta que se aprobó. De entrada me shockeó ver el cartel. Es un orgullo ver el Diego Milito ahí. Hoy pasan mis hijos. Y el día de mañana, si Dios quiere, pasarán mis nietos y lo verán.
-¿Te sacaste alguna foto debajo del cartel?
-Nooo. Me da vergüenza. Tengo sólo del día de la presentación. Pero me pasó algo lindo cuando vino Marco Materazzi, el año pasado. Con él jugamos en el Inter. Fue a conocer el estadio y se sacó la foto con el cartel de la calle.
-¿Qué te generó que a los dos días de la inauguración desapareciera el cartel?
-Me dio tristeza. Pensé "estamos en la Argentina". Yo siempre me consideré un deportista que fue educado con todo el mundo. Me lo enseñaron mis viejos. Y no es lindo que algún hincha de otro club saque el cartel. A mí no se me pasaría por la cabeza.
-¿Vos cuándo te empezaste a sentir ídolo?
-La palabra ídolo es muy grande. Y no me gusta hablar de mí. Sí me siento querido por la gente. Me dio un gran cariño por ser un chico del club, que salió de las Inferiores. Se alegró cuando salimos campeones en el 2001 con varios pibes en el plantel. Cuando volví en un momento difícil. Y después, a la distancia la gente siempre se alegraba de mis logros. Sentía que yo representaba a Racing en el mundo.
Hay un tono Diego Milito. Jamás se lo escuchó levantar la voz o enredarse en una polémica. Ni golpearse el pecho canchero por sus goles importantes en Europa. Puede que sea generacional. O una cuestión de educación, porque su hermano Gabriel es igual. Hoy hay pibes que meten apenas un gol cualquiera y te miran desde arriba del hombro. Él siempre siguió una línea que no modificó ni el día que el Inter ganó una Champions League con dos gritos suyos al Bayern Munich. El mundo exterior tampoco lo potenció. El mundo que lo vio pasar de Príncipe a Rey fue Avellaneda. Ese fue el slogan de su despedida en un estadio que lo amará eternamente. Aunque Diego, como si aún fuera el flaquito que repitió dos veces la Cuarta División y no el número 22 que se consagró, se escapa de la palabra ídolo.
El Milito de Racing salió campeón y rompió la mochila pesada de 35 años sin vueltas olímpicas en el fútbol local. Fue uno de los soldados que convirtieron a Mostaza Merlo en estatua. Coronó otra vez al volver de Italia y respaldar a Diego Cocca en los momentos turbulentos. Y ahora es el manager del Racing Positivo que le ganó un partido histórico a Independiente. Pero él se baja del póster y elige a Juan José Pizzuti cuando se le pregunta por el futbolista bandera del club. “Nos dio la gloria a nivel mundial. Hay que acordarse siempre de la gente que nos llevó a ser el Racing que somos”, reconoce al otro hombre que se ganó el bronce. Tal vez se sienta joven para ya ser un prócer. El viernes recién cumplirá 41 años. O quizá le falta un capítulo más, un rol a lo Juan Sebastián Verón en Estudiantes. Una idea que hoy sí se le pasa por la cabeza y por primera vez la blanquea en un momento de la larga charla con Infobae. Siempre en el mismo tono Milito...
-¿Hoy sos la cara del Racing positivo?
-No sé si la cara. Hay mucha gente detrás del Racing Positivo. Lema al cual adhiero profundamente. Hay un antes y un después del Racing Positivo. Son muchos los que generaron que hoy el club está como está. Un orgullo para todos los hinchas.
-Mi sensación es que el viejo Racing, con 9 jugadores en un clásico con Independiente perdía.
-Tal vez sí. Yo amo el Racing positivo porque creo mucho en las dinámicas. Trato siempre de ser positivo. Me aferro a eso. Es por donde hay que ir. De donde hay que agarrarse. Sin dudas. Tuvo mucho que ver el positivismo para ganar el partido que se ganó. Obvio: después es mérito exclusivo de los 9 jugadores que quedaron en cancha que hicieron algo extraordinario y quedará para la historia.
-Fue de los goles que más gritaste en tu vida, ¿no?
-Sin dudas.
-¿Lo veías venir por ese positivismo del que hablás o te sorprendió?
-Voy a ser sincero. Después de que expulsan a Leo Sigali y quedamos con dos menos, yo quería que el partido terminara a los 30 segundos... Seamos honestos. Con 9 jugadores en un clásico es casi imposible lograr lo que logró el equipo ese día. Después, cuando el partido seguía, lo veía fuerte al equipo. Y lo hablé con los chicos. Estaban convencidos de que lo podían ganar. De hecho mirás el gol y tenemos tres jugadores en el área. Es una locura. Lo hace el 5, Chelo Díaz. Entra al área Lolo Miranda, que hace algo excelente al dejar pasar la pelota. Antes, Darío (Cvitanich) que la lucha... Es un gol extraordinario.
-La historia de Racing cambió radicalmente. ¿Qué sentiste cuando escuchaste por televisión la frase “Racing ha dejado de existir”?
-Fue un puñal. Me acuerdo que estábamos en el predio de la UOM, en el Camino de Cintura. Yo estaba en Cuarta. Y nos dijeron que iba a hablar Ripoll (Liliana, la síndico que se hizo cargo de la quiebra de Racing). Nos anunciaron que iba a decir lo que dijo. Tengo la imagen de verla ahí por televisión. Nos queríamos a morir... Éramos chicos. No entendíamos muy bien. Sobre todo la incertidumbre del día después. Cuando dicen “Racing ha dejado de existir” imaginate las preguntas que te hacés en ese momento...
-Vos estabas acostumbrado a las malas. Al típico “éstas son cosas que le pasan a Racing”.
-Puedo escribir un libro de Racing. Me han tocado situaciones muy feas. Que a la vez me forjaron la personalidad. Me curtieron. A la distancia nos sirve para valorar lo que tenemos. Se lo tratamos de inculcar sobre todo a los chicos que hoy caminan nuestro predio, que es un motivo de orgullo. Que sepan de dónde venimos. Que valoren eso porque uno le puede contar todas las necesidades que pasamos.
-¿Qué contaría ese libro? ¿Qué fue lo más duro que viviste en Racing?
-De todo. Nos pasó de llegar a un predio y que nos echaran porque Racing no había pagado. Hemos perdido muchos días de entrenamientos... Yo tengo la desgracia y la fortuna de conocer todos los predios de Buenos Aires gracias a Racing. El club no pagaba y nos íbamos a otro lado. Pasar la quiebra. Ir a jugar a Chile por una caldera para tener agua caliente...
-Un capítulo sería para el día que llenaron dos canchas.
-Ese fue un motivo de orgullo. Saber cómo es la gente. Nunca dejó de sorprenderme porque conozco muy bien su sentir. Lo mejor que tiene Racing son sus hinchas. Y es realmente así. Porque nos salvó de esa situación. Porque se manifestó en el 2001 cuando el país había explotado y ellos se movilizaron para que terminara el campeonato que nos dio esa alegría después de 35 años. Por eso, cuando me preguntan qué es el hincha de Racing respondo que es la pasión, el sentimiento por su club, la fidelidad y lograr cosas increíbles.
-Cuando estabas en Inferiores, justamente, hiciste dos años la Cuarta. Es una categoría que es un filtro para llegar a Primera. ¿En ese momento creíste que el sueño de ser futbolista corría peligro?
-No. Nunca. Si hay algo que me ha caracterizado fue la tenacidad. Soy muy cabezón. Perseguí siempre los sueños. Y es lo que les traslado a los chicos. Cuento mucho mi historia. Fui un afortunado pero también me he sacrificado. Hice dos años de Cuarta, donde hay mucha incertidumbre. A esa edad uno tiene todo más o menos definido y a mí me costó mucho. Por eso disfruté tanto el debut en Primera.
-¿Y qué sentiste cuando después de 35 años de sequía vos saliste campeón con Racing?
-Fue tocar el cielo con las manos. Sinceramente lo digo. Los que recorrimos el club de tan chiquitos, que lo queremos tanto, sentimos eso. Siempre lo hablábamos con Arano, Chanchi Estévez. Nosotros decíamos que salir campeón y ser parte del grupo que rompiera el maleficio para los chicos de Inferiores era lo máximo. Siempre fantaseábamos con esa idea. Cuando se dio fue algo soñado.
-¿Por qué antes de irte a Europa le regalaste dos pares de botines al Licha López?
-Siempre tuve una relación muy especial con él. Nos tocó en un momento ir a entrenarnos juntos. Licha estaba subiendo. Cuando empezó con nosotros, en ese momento, íbamos a una gira por Estados Unidos con Mostaza. En el 2002. Y justo antes Lisandro se rompe el quinto metatarsiano y tenía una tristeza enorme por no viajar... Recuerdo que yo estaba cerca de él. Tenía la posibilidad de darle los botines y se los di para que los disfrutara.
-Después él siguió tu línea histórica...
-Sí. Parece mentira. Me pone muy feliz. Nosotros pregonamos ese sentido de pertenencia a Racing que es fundamental. Pudimos seguir esa línea. Volví yo. Volvió él. Y pudo lograr su sueño que era ser campeón. Es una alegría tenerlo a Lisandro porque es un gran líder.
-¿Te dio tranquilidad que Licha López dijera en estos días “el coronavirus no me va a retirar”?
-Sí. Estoy contento. Porque lo conozco. Sé que todavía tiene el fueguito encendido. Eso es bueno para él y para Racing.
-En la cuarentena se repiten partidos históricos. ¿Qué se dicen con Gaby, tu hermano, cuando vuelven a ver la pelea en el clásico?
-Hoy sobre todo hablan nuestros hijos. Es algo más gracioso y se cargan entre los primos.
-Pero ese día ustedes se pelearon en serio. No había humo para la gente.
-Sin dudas. Como lo hicimos tantas veces en el fondo de casa. Pero fue en un clásico importante con 40.000 personas en la cancha. Seguimos peleando en el control antidóping, que nos tocó a los dos. Y después seguimos en casa, como todos los domingos, mirando Fútbol de Primera. Hasta que mi viejo se enojó... Gaby no podía entender cómo yo pedía la roja para él. Decía que él no lo hubiera hecho... "Son puntos de vista. Yo estoy defendiendo una camiseta. Era ventaja que vos te vayas del partido. No estoy pidiendo que te lesiones sino que te vayas, que para mí era merecido", se la seguía yo. Hoy a la distancia nos reímos bastante de ese día.
-Entre la gente se armó la rivalidad. Y un punto de pelea es el cantito “Milito hay uno solo”. ¿Sabías que Gaby dice que la canción surgió por él, en un partido en la cancha de Independiente en el que vos saliste lesionado?
-Es difícil de establecer. Eso fue una tercera o cuarta fecha. Cuando yo volví ya lo habían cantado antes de los de Racing... Igual no voy a entrar en quién lo dijo primero. El de Racing dice que nació de Racing y el de Independiente, al revés. Vamos a cerrar en lo que dice mi viejo, ja: "Milito hay uno solo y soy yo".
-¿Es verdad que el 22, que hoy es una marca, te lo salvó Mourinho en el Inter?
-Sí. El 22 nació de casualidad. Lo adopté cuando llegué a Zaragoza. Firmé el último día del mercado. Y quedaban solamente dos números. El 2 y el 22. Me dije: "No me voy a poner el 2 en la espalda. Un delantero, no da". Agarré el 22 y arrancó la historia. Me fue muy bien el primer año. Y seguí los tres. Cuando volví al Genoa tuve suerte porque el 22 era Borriello, que se había ido al Milan. Quedó libre y lo agarré. Ese fue un año de los mejores de mi carrera. De ahí pasé al Inter. Ahí Mourinho me llamó por teléfono para felicitarme. En esa charla me dijo: "Imagino que vas a querer el 22". Yo sabía que lo tenía Paolo Orlandoni, el tercer arquero. Entonces le dije: "Me gustaría, pero sé que lo tiene Paolo. No soy tan cabulero". Ahí me respondió: "Quedate tranquilo que yo me encargo". Fue a hablarle a Orlandoni y le dijo: "Te tengo que pedir un favor y me tenés que decir que sí. Necesito el 22". Paolo, un fenómeno, ahí lo dejó.
-¿Mou es malo o se hace para alimentar el personaje?
-Nooo. Es extraordinario. La gente por ahí lo ve desde un lugar y tiene una imagen equivocada de lo que es José como persona y como entrenador. Es uno de los mejores que he tenido sin lugar a dudas.
-¿Si te digo Mourinho o Guardiola?
-Yo obviamente te digo Mourinho porque lo tuve. No así a Guardiola. Lo admiro como entrenador. Pero no lo conozco. No tuve esa suerte. Me hubiese gustado. Lo tuve a José y sé lo que me ha ayudado, lo que me ha enseñado. Y la importancia que tuvo en mi carrera. Fue quien me pidió y me dio la posibilidad de jugar en el Inter. De lograr todo.
-Hay mucho de etiquetas también. Se habla del partido de vuelta con el Barcelona pero no se recuerda el partidazo del Inter del mismo Mourinho en la ida.
-Es verdad. Muchas veces me da un poco de bronca porque la prensa ha sido un poco injusta con ese equipo. No digo en Italia, porque allá somos prácticamente héroes. Pero en otros lados nos ha atacado y criticado ser muy defensivos. Y yo digo “se quedan con una imagen pero no ven toda la película completa”. Ese Inter jugaba con 4 delanteros, con Sneijder, Eto’o, Pandev y yo. Más el brasileño Maicon, que era más delantero que defensor. Tildarlo de defensivo me parece injusto. Muchos se quedaron con el partido de vuelta con el Barsa sin repasar el contexto. lnter hacía 45 años que no llegaba a una final... Más un resultado a favor. Muchos no hablan del partido de ida, que fue un partido redondo y ganamos 3 a 1. Arrancar perdiendo contra ese Barcelona y darlo vuelta nos llena de orgullo. No se analiza como un serie. Al año siguiente el Barsa le ganó la final al Manchester United dándole un baile terrible y prácticamente era el mismo equipo...
-Fue el amor por Barcelona y no sumar el primer partido. No se analizó como una serie. Cappa declaró que había ganado el antifútbol...
-El amor por el Barcelona está bien. ¿A quién no le gusta el fútbol de ese Barcelona? Pero los contextos hay que analizarlos. El plan era igual que en la ida, pero ya en la entrada en calor hubo que hacer un cambio y después nos quedamos con 10...
-¿Qué pensaste el día que Mou comentó un partido de Racing y dijo que el Chelo Díaz jugaba en pantuflas?
-Justo había hablado antes del partido. Me escribió y me contó que iba a comentar ese partido. Hablamos de algunos jugadores. Me dijo que le gustaba mucho cómo jugaba el Chelo Díaz y después lo dijo en la transmisión. A José le gustaba mucho cómo jugaba Racing.
-¿Y a vos hoy te gusta ser manager?
-Sí. Encontré algo que me motiva. Hay mucho por hacer. En la Argentina no está tan institucionalizado pero es un rol muy importante.
-De arranque hiciste el curso de entrenador. ¿Primero pensaste en dirigir?
-Uno deja de jugar. Tiene tiempo. Y lo primero que se le ocurre es hacer el curso. Pero yo mismo me preguntaba: "¿Si me toca arrancar como entrenador, me quiero ir a dirigir afuera?". Y la primera respuesta fue "no". Al estar radicado en Buenos Aires con la familia, dije "no puedo pensar en ser DT". Siempre me tiró la gestión. Poder ayudar desde ese rol al club. No me tira para nada ser entrenador.
-Desde afuera pareció valiente y a su vez arriesgado ir a buscar a Sampaoli. No por su capacidad como entrenador sino porque su imagen se deterioró en un Mundial que se jugó apenas hace dos años.
-Para algunos será así. Yo realmente lo pude conocer y sé de la capacidad que tiene. Sampaoli es un gran entrenador más allá de cómo le haya ido en el Mundial. Era un posibilidad que viniera a Racing. De hecho no fue el único con el que hablé. Después, las cosas no se dieron. Pero me gusta ver los perfiles. Me ayuda en mi rol.
-¿A Beccacece lo viste como parte de ese modelo Sampaoli? ¿No te importó que haya estado un rato en Independiente?
-A mí siempre me gustó. Lo conozco. En 2015, cuando yo jugaba, con Víctor (Blanco) surgió su nombre y le dije que se hablara con él porque me parecía un gran DT. Que iba a tener futuro. Sebastián firmó con la U de Chile y no se dio. Pero siempre creí que iba a ser el entrenador que es. Lo noté con un gran compromiso. Una gran capacidad. Cuando estaba en Independiente era difícil acercarme. Después se dio la posibilidad y no dudé. Tenía ganas de revancha. Se pueden hacer cosas importantes con él. Ganarle a Independiente fue un espaldarazo grande para todos. Pero no tuve ni tengo dudas de que Beccacece es el mejor entrenador que puede tener Racing.
-¿Como manager la gestión más compleja fue el caso Centurión?
-Sí, fue difícil. Porque tengo un cariño especial por Centu. Lo conozco como pibe. Sé cómo es... Yo siempre fui de la misma manera. Yo soy pro jugador. Muy cercano. Entiendo muchas situaciones porque he estado en ese lugar. Algo que a veces me pone en ventaja y otras no tanto. Pero también hay que entender que uno tiene un rol y debe tomar decisiones.
-¿Esa pelea con Centurión ya preescribió? ¿Puede volver a Racing?
-No hay pelea. No hubo pelea. Insisto: no tengo nada en contra de Centu. Al contrario. Tengo un gran cariño por él. Y él lo sabe. Pero después veremos qué es lo mejor para todas las partes.
-¿Lo ves a Lautaro Martínez jugando con Messi?
-Lautaro puede jugar en cualquier equipo del mundo. Sinceramente. Es un delantero fantástico. Un gran chico, al que quiero mucho. Me alegra sobre todo el presente que tiene. Creo que está muy feliz en el Inter, un equipo de los más grandes del mundo. Pero si le toca ir al Barcelona le deseo lo mejor. Sin dudas lo veo. ¿Cómo no va poder jugar? Claro que puede jugar con Leo. Ya lo hizo en la Selección y seguramente se entenderá muy bien si va al Barsa.
-Parece perfilado para ser el gran delantero de los próximos 10 años.
-Yo creo que sí. Tiene todo para serlo. Es un gran delantero. Es joven pero tiene las cosas muy claras. Es un chico que siempre quiere aprender. Educado. Tiene muchos valores en los cuales uno se puede reflejar.
-Hablaste de Lautaro en la Selección. Scaloni declaró que le gusta las canchas donde se siente cerca el aliento de la gente. Nombró Boca, Vélez, Newell’s, Central y Racing. ¿Te gustaría Argentina en el Cilindro?
-Me encantaría. Claro que sí. Y no tengo dudas de que es el mejor estadio de la Argentina.
-¿Lo decís camiseteando o realmente por la cercanía al campo?
-Por todo. Uno se mete en la piel del hincha y es fanático. Pero siendo objetivo, es un gran estadio. Se ve bien de todos lados. Y por su gente. Dios quiera que la Selección pueda jugar en Racing. Sería un hermoso premio.
-En la piel tenés al hincha y al dirigente. ¿Es cierto que te gustaría ser presidente de Racing?
-En un principio pensé que no era para mí. Pero reconozco que en los últimos tiempos me ha picado el bichito de ser presidente... No sé si éste es el momento. Si será más adelante. O si no será nunca. No lo tengo claro. Pero digamos que se me despertó un poquito el bichito, aunque no significa que vaya a serlo ni mucho menos.
-Pero ahora entra en tu cabeza la chance de ser presidente.
-Antes era un no rotundo. Hoy digamos que no es un no rotundo...
-¿Qué cambió para que hoy pienses en ese sillón?
-Que se pueden hacer un montón de cosas desde ese lugar también. Veremos cómo sigue mi vida en Racing...
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