Aquel 14 de abril de 2012, el paso de Teófilo Gutiérrez por Racing terminó en escándalo. Tras haber sido expulsado en el clásico ante Independiente, llegó al vestuario y se enfrascó en una pelea con sus compañeros que le reprocharon su actitud, con Sebastián Saja a la cabeza. Allí, varios testigos aseguran que el delantero sacó un arma y los amenazó. Nunca quedó claro si se trató de un arma de “paint ball”, como argumentó Efraín Pachón, su representante, o una real. Como corolario del explosivo momento, el entrenador Alfio Basile renunció a su cargo.
En ese entonces, Jorge de Olivera oficiaba de arquero suplente del Chino Saja. Y en un vivo de Instagram con la cuenta del sitio Racing de Alma reveló detalles desconocidos de aquel conflicto, que según sus palabras “debió suceder antes” por la mala relación existente entre el plantel y el ariete colombiano.
“Era un grupo sanísimo, pero la verdad es que Teo se portó mal siempre. Desde lo deportivo no puedo decir nada, pero era un pelotudo bárbaro. Desde la primera semana no lo bancó nadie, lo conocimos y le soltamos la mano, pero no dejaba de ser un compañero y dentro de la cancha había que defenderlo a muerte”, explicó que los problemas surgieron desde la primera impresión.
Gutiérrez estuvo en la Academia entre 2011 y 2012: anotó 22 goles en 40 partidos; un promedio de conquistas superior al 0,50. Pero su comportamiento interno fue creando un clima que estalló en aquel clásico de Avellaneda.
“En la primera práctica de fútbol quedó mano a mano, me eludió e hizo el gol. Se fue corriendo al banderín del córner, pegó un salto y extendió el puño. Pensamos: ‘¿A este qué le pasa?'. Después nos dimos cuenta de que hacía todo para él. Si hasta en el saque inicial de un partido, cuando no escuchó a la gente corear “Teo, Teo”, le preguntó a un compañero: '¿Estos por qué no gritan mi nombre?’. Flaco, jugá, hacé un gol y festejá con tus compañeros", continuó con la descripción el guardameta de Platense.
Que la tensión se haya sostenido por dos años, para De Olivera, resultó milagroso: “Hizo mucho como para que no terminara todo antes. El vestuario de Independiente debió suceder mucho antes. Contra Banfield (lo expulsaron por querer sacarle la pelota de las manos a Cristian Lucchetti), sinceramente pensé que se armaba el ring, que cobraba, pero no... Y se siguió superando día a día. Tuvimos un par de charlas grupales, esperando que cambiara, pero no le entraba una bala... Hasta el Cholo Simeone reconoció que se equivocó en ponerlo contra Boca, porque lo iba a colgar, eh”, sorprendió.
Simeone era el técnico de Racing en aquel duelo ante el Xeneize (0-0, en 2011), en el que Teo vio la roja por un reclamo airado tras un penal no sancionado por Pitana. Luego cambió el orientador, pero no los problemas con el delantero. Hasta el día del arma, que precipitó el escándalo.
“Lo que menos pensábamos era que el tipo iba a sacar un arma de la mochila. Yo estaba muy cerca, le pedí que bajara eso y me puso el fierro delante mío. Se terminó todo cuando entró el de seguridad... Se dijeron muchas cosas, pero prefiero contar hasta ahí. Yo no fui el protagonista esa tarde. ¿Si el arma era de verdad? No entiendo nada de eso, pero si era una réplica estaba muy bien hecha”, concluyó el testigo que volvió a abrirle la puerta a la polémica.
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