Murió el ex campeón con Boca y la selección argentina Ángel Osvaldo Nardiello

El rosarino surgido en la cantera de Newell’s tenía 84 años y era padre del juez nacional Ángel Gabriel Nardiello

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Ayer por la mañana falleció Ángel Osvaldo Nardiello, ex futbolista de Boca y la selección argentina, a los 84 años de edad. Estaba internado hacía tres días por una inflamación en una pierna cuando le descubrieron una peritonitis y debieron operarlo de urgencia. A su familia se le imposibilitó visitarlo por el aislamiento impuesto por la pandemia del coronavirus. Permaneció seis días en coma pero el mal funcionamiento de sus riñones produjo su deceso.

En la mañana de hoy el Club Atlético Boca Juniors confirmó la triste noticia del fallecimiento a través de las redes sociales: “Boca despide con afecto a Ángel Osvaldo Nardiello, campeón en el club en 1962, y acompaña a su familia en este difícil momento".

El rosarino surgió en la cantera de Newell’s (había sido captado en los recordados Torneos Evita y saltó de la Cuarta División a la Primera mientras realizaba el Servicio Militar) y luego fue comprado por el Xeneize junto a José Yudica, luego de enloquecer en un partido al Comisario Colman. Estuvo a punto de ser transferido al Inter de Milán pero finalmente Alberto J. Armando lo mantuvo en la institución junto a Antonio Rattín para conquistar el Campeonato 1962.

Durante sus cuatro años de trayectoria en la entidad azul y oro tuvo 107 apariciones y marcó 44 goles, algunos de ellos a Amadeo Carrizo en algunos Superclásicos de la época. Más tarde inflaría redes en Estudiantes de La Plata, Chacarita y San Lorenzo de Mar del Plata.

Nardiello reunía las condiciones de los antiguos wines y se movía por el flanco derecho. Las condiciones Motoneta, apodo que adoptó por su profesión, lo llevaron a ser convocado por la selección argentina y disputar 12 encuentros. Participó del Campeonato Sudamericano (lo que hoy sería la Copa América) en 1959, certamen en el que el conjunto nacional dirigido por el triunvirato Victorio Spinetto, José Della Torre y José Barreiro se consagró en cancha de River tras igualar 1-1 con el Brasil de Pelé que venía de ser campeón mundial.

De aquel torneo grabó un recuerdo y a su entorno le hacía una comparación: “Pelé era sucio, Messi es un caballero”.

Nardiello (abajo, primero de izquierda a derecha) forma con la selección argentina en el Campeonato Sudamericano 1959 (Crédito: Cuna de Ases)
Nardiello (abajo, primero de izquierda a derecha) forma con la selección argentina en el Campeonato Sudamericano 1959 (Crédito: Cuna de Ases)

Tras su retiro profesional fue entrenador y tuvo como ayudante a su hijo Gabriel, quien hoy se desempeña como juez nacional. Trabajaron en Huracán (en los años donde surgieron canteranos como el Turco Mohamed, Teté Quiroz y Víctor Hugo Delgado, y Temperley. Se volvió un especialista como formador de jóvenes promesas pero los “manoseos” del mundo del fútbol lo alejaron del deporte. Entre sus amistades figuraban los nombres de Jorge Griffa, el Pato Pastoriza, César Luis Menotti, Antonio Roma, Silvio Marzolini y el Negro Pereyra, con quien tuvo contacto hasta el último tiempo, entre otros.

Fumador empedernido hasta los 70 años, recuerdan que en los entretiempos de los clásicos rosarinos de fines de los 50 se encontraba con su amigo, el Gitano Juárez, y dejaban a un lado los colores para prender un cigarrillo. La adicción al tabaquismo lo desmejoró pero nunca perdió su dote de atleta privilegiado, pese a tener tres stents, dos bypass, un desfibrilador y una capacidad cardíaca al 30%, además de un problema congénito de colesterol alto.

En sus inicios, como futbolista de Newell's en el Parque Independencia (Crédito: Cuna de Ases)
En sus inicios, como futbolista de Newell's en el Parque Independencia (Crédito: Cuna de Ases)

En los últimos años se sentaba con su nieto, al que fue a ver en varias oportunidades durante su paso por las infantiles de Boca, para ver algún partido por televisión. Y el gran problema se presentaba cuando el Xeneize se enfrentaba con la Lepra: era muy rosarino y Newell’s fue su primer amor, donde iban a verlo sus padres; pero con Boca se le llenaban los ojos.

Pese a su bajo perfil, grabó su apellido en los libros grandes de la historia del fútbol nacional.

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