Maxi López se soltó en una charla distendida con el programa 90 minutos de Fútbol, por Fox Sports, y dejó varias confesiones y frases condimentadas en un repaso por su carrera, que comenzó en River, pasó por Barcelona y Milan, y en la que apuntó 13 clubes en su currículum.
El delantero del Crotone, de 36 años, recordó sus inicios en River, club del que se declaró hincha, y rememoró el Superclásico (triunfo de su equipo 1-0, en 2004) que, según su óptica, le sirvió de trampolín para pasar al Barcelona.
“En el partido en la Bombonera exploté mediáticamente, me consagró en Argentina. En ese campeonato el club decidió darme el espacio, ese clásico fue el más importante de mi carrera, por las sensaciones y por ser hincha de River. El Flaco Schiavi dijo que entre él y ese partido me vendieron al Barcelona. El Flaco me cagó a patadas, había que ir para adelante y bancársela”, contó.
En las prácticas del Millonario ya se había curtido con el rigor que le hacían sentir sus compañeros más experimentados. “Yo crecí en el entrenamiento a las patadas, los codazos y estando callado; hoy no pasa eso, porque además todo está en los portales en dos segundos. Yo era pendejo, pero no era chico de tamaño. Pero no era bicho, era tiernito, estaban Celso Ayala y Pedro Sarabia”, citó a dos de sus “verdugos”. “Y este era rubiecito, pichoncito. ¿Sabés lo que era?", lo aguijoneó Oscar Ruggeri. “Mario Yepes también, era un señor, pero en la cancha era durísimo”, agregó el atacante.
Al conjunto culé arribó a principios de 2006, a cambio de 6 millones de euros. Y fue Ronaldinho quien lo guió en aquellas primeras épocas en España. “Llegué a mi primera experiencia en Europa en un plantel con muchísimos jugadores importantes y me sentaron al lado de él. Me ayudó adentro y afuera de la cancha. Venía a casa y me pateaba la puerta porque en los primeros meses me costaba entrar en la dinámica de todo, y me venía a buscar, me llevaba a comer... Me llevaba de acá para allá”, detalló.
“Ronaldinho siempre fue así, lo hizo conmigo, con Messi, siempre con una alegría increíble. Con él seguimos en contacto, con Rafa Márquez, Giuly, Thiago Motta, Belletti, armamos un grupo bueno de verdad, más allá de lo que logramos en la cancha”, acotó.
López no escapó al tema de sus conflictos familiares con Wanda Nara que se transformaron en mediáticos. Hoy en pareja con la sueca Daniela Christiansson (reveló, por ejemplo, que ella le cortó el cabello), dejó varias sentencias sugerentes sobre la relación. “Hoy hablamos en italiano; al principio, bueno, nos entendíamos por señas y llegamos a un acuerdo. Nos llevamos bien, hicimos una cuarentena espectacular. Con tranquilidad, más allá de toda la situación; estuvimos muy bien. No me molestó estar encerrado con la sueca”, dijo, con una sonrisa.
En ese contexto, le lanzó un ácido dardo a su ex pareja, sin mencionarla, sólo planteando una comparación. “Daniela habla siete idiomas, olvidate; ayuda la compañía, es todo más fácil. Las costumbres argentinas las entendió desde el inicio. Es matera, le gustan el asado, las reuniones... Hice un buen cambio”, soltó.
Sus palabras le dieron pie a una chicana de Oscar Ruggeri. “Yo elegí ser feliz siempre, más allá de los problemas y los quilombos que uno puede tener, siempre con buena onda, predisposición y una sonrisa. Cuando lo veo a mi hijo jugar al fútbol y que haga un gol es mejor que mi partido en la Bombonera. La felicidad de mis hijos es el tesoro más grande, más que los quilombos, y las minas que conocí en mi vida”, le dejó el arco a su merced al Cabezón.
“Mirá, Pollo -se dirigió a Sebastián Vignolo, el conductor- si tenía que marcar a éste... Mamá... Me bailaba, pero la de barbaridades que le hubiese dicho, le averiguaba la vida y... lo enfermaba”, lanzó el ex defensor. López se río con ganas y reveló: “Yo tuve que aprender a putear hasta en ruso, adentro de la cancha es dinámico, después soy un pibe que termina el partido y ya está”.
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