Juan Pablo Ángel dejó una huella importante en River en su paso entre 1997 y 2000. Hasta la fecha, los hinchas del Millonario recuerdan con aprecio sus goles y su presencia en un equipo que quedó en la memoria: el de los Cuatro Fantásticos, junto a Ariel Ortega, Pablo Aimar y Javier Saviola.
En aquellos años, el colombiano también se codeó con jugadores históricos del Millonario. Con ellos, además, recopiló una serie de anécdotas imperdibles. Tal es el caso de un cruce que mantuvo con Sergio Berti en uno de sus primeros entrenamientos con el plantel, allá por 1997. El vínculo con la Bruja empezó con el pie izquierdo, pero pronto se revirtió y terminaron siendo grandes amigos.
“Entré a un Loco y un vago muy particular me cargó todo el tiempo, decía ‘A este colombiano lo trajimos de la selva’. Yo todavía no estaba muy acostumbrado al humor argentino y lo empecé a tomar personal. Hasta que se me desconectó", contó sobre aquel cruce con Berti, a quien evitó nombrar hasta el final del relato. Luego, continuó: "Cuando fuimos al vestuario, lo fui separando y, cuando se metió, cerré la puerta. Le dije ‘Nos vamos a matar’, ‘A mí me tenes que respetar’. Tuvo que entrar Pichi Quiroga (el utilero) a sacarme, porque lo iba a matar. Después se convirtió en uno de mis mejores amigos”.
En diálogo con Frente a Frente por ESPN, Ángel también reveló las increíbles costumbres del Germán el Mono Burgos en la concentración. "Dormía solo. Todavía tengo la imagen de su última habitación: el inodoro lleno de mate, la pieza hecha mi...”, dijo entre risas el colombiano. Y, reveló una insólita anécdota del actual ayudante de Diego Simeone en el Atlético Madrid: “Empezó a dejarse crecer el pelo. Algún amigo de él leyó en algún lado que el pelo crecía más rápido si no se lo lavaba... y él no se lavaba el pelo nunca”.
Junto a Javier Saviola, el colombiano conformó una dupla de ataque letal. Se complementaban de una manera ideal y eso se debía, entre otras cuestiones, a la buena relación que mantenían fuera del campo de juego. “Yo lo pasaba a buscar por su casa para ir a la concentración y la madre me decía: ‘Dígale a Javier que por favor se lave los dientes’. También me entregaba una bolsa de dulces”.
Aquel River tenía a un entrenador con un estilo propio: Ramón Ángel Díaz. El ex futbolista colombiano contó que el DT riojano fue el artífice de su llegada al Millonario. “Es un tipo maravilloso, le tengo mucho agradecimiento porque se la jugó por mí y me dio la oportunidad de ser parte de algo que nunca me imaginé", destacó.
Finalmente, sobre el Pelado, comentó: “Aprendí mucho de él. Es un tipo muy particular, un gran ser humano. Uno tiene que ser inteligente para entender lo que te quiere decir. Al jugar él en la posición que yo jugué, y en la que era un fenómeno, me hablaba mucho de lo que yo tenía que hacer en función del juego: cómo tenía que finalizar, dónde tenía que estar, cómo me tenía que mover. De él saque muchas cosas que me terminaron sirviendo mucho en mi carrera”.
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