La conversación alterna silencios y carcajadas. Silencios, porque Gabriela Sabatini se toma muy en serio lo que le preguntan y lo que se piense de ella: quiere ser precisa, quiere ser justa. “No me gusta pelearme con nadie”, dice, y al rato brota la carcajada. Se ríe cuando escucha que está impecable a los 50, se ríe cuando habla del frustrado festejo de cumpleaños de este sábado en Europa, se ríe cuando habla de cruzar nadando un lago suizo para encontrarse con Roger Federer y se ríe al admitir su joven pasión por el hockey sobre hielo, que en Suiza es como jugar al fútbol.
Sabatini se ríe, despreocupada y sinceramente, como no lo hacía en su época de jugadora, esa en la que la timidez la aplastaba de tal modo que más de una vez llegó a pensar en perder una semifinal para no enfrentarse a las preguntas de los periodistas tras la final. Colgó la raqueta hace casi 24 años, y aunque viva la mayor parte del tiempo en Europa, está conectada como quizás nunca antes con Argentina, con los grandes y pequeños detalles de su ciudad.
“Los chicos de Surry Hills son unos divinos”, comenta al pasar cuando habla de las semanas que pasó este verano recorriendo cada rincón de Palermo, sobre todo las cafeterías de especialidad, una de sus grandes pasiones. En este caso, café de especialidad australiano. Nada que deba sorprender ya demasiado, Sabatini tiene en su casa de Zurich una máquina que es casi la NASA de las cafeteras. Conoce detalles asombrosos de lo que es un buen y un mal café, de lo que hay y no hay que hacer.
Sabatini, que comenzó a estudiar alemán, pero terminó apostando por perfeccionar su italiano, canta en la intimidad. Y no va a dejar de hacerlo nunca, aunque el tema ahora es otro: en los próximos meses tiene que tomar una decisión que podría devolverla a esas pantallas que abandonó desde que dejó el tenis. De la Sabatini tenista a la Sabatini actriz. ¿Sucederá?
“Puede llegar a salir algo”, dice durante la entrevista con Infobae. Tiene que decidir si acepta la propuesta de hacer una serie sobre su vida, sobre su extraordinaria carrera en el tenis: 27 títulos, entre ellos un US Open y dos Masters, número tres del mundo, finalista de Wimbledon y plata en los Juegos Olímpicos. Una carrera que la llevó en 1985, con apenas 14 años, a ganarle a monstruos de su deporte y a una exposición mediática nacional y mundial para la que muy pocos podían estar preparados en aquellos tiempos. Ella no lo estaba.
- ¿Decidiste quedarte en Miami o quedaste varada?
- Quedé varada acá en Miami porque normalmente vengo en marzo para el torneo, y yo en abril ya me iba para Suiza. Tenía mi pasaje reservado para ir a Suiza, pero se cerraron todas las fronteras, no salía ningún vuelo, y dadas las condiciones yo no quería exponerme a viajar en esa situación y dije "mejor me quedo acá que tengo un departamento". Espero a que la situación cambie y se liberen las fronteras, estoy esperando un poco a que llegue ese momento para poder irme.
- Llegaste a los 50. ¿Qué estás pensando? ¿Esta edad te gusta, te asusta, te asombra, te motiva...?
- Cada vez que cumplo años no siento que ese día me cambie nada. Una se pone a pensar o se hace planteos en diferentes momentos de su vida, no exactamente cuando cumplís 50. Obviamente es una edad que no pasa inadvertida, pero yo me siento muy bien, la salud está y siento que soy una persona agradecida, una afortunada de haber tenido la vida que tuvo, de haber llegado hasta acá y me siento bien donde estoy. Eso yo lo pienso todo el tiempo, no es que por cumplir 50 hago una pausa para pensar en eso.
- ¿Te definirías como joven de alma?
- Sí, creo que sí. Me siento una persona joven, y creo que el estilo de vida que llevo también influye. Hago mucho deporte, estoy activa y en movimiento. Me siento bien física y mentalmente, necesito empezar el día haciendo deportes, me purifica, es un cable a tierra para mi. El hecho de viajar y de estar en constante movimiento es una manera de mantenerse joven, pero sobre todo activa, soy alguien a la que le gusta mantenerse activa. Me gusta estar de un lado para el otro.
- La gente ve tus fotos y dice: “Está impecable, que bien está, ojalá esté yo así a los 50”.
- También la genética influye, ¡eh! Una puede hacer todos los deberes, pero la genética juega un papel. Mi padre era grande y no tenía arrugas, se veía joven a pesar de no haber llevado una vida tan sana, de no haber comido tan sano como podría comer yo, por ejemplo.
- Seguís siendo muy deportista, te has abierto a otros deportes, el ciclismo entre otros. ¿Crees que la preparación física que encarás hoy es mucho más evolucionado que la de tus épocas de jugadora?
- Todo avanzó mucho, la tecnología, los estudios que se hacen, qué puede ser mejor... Las formas de entrenamiento. Y también tiene que ver con que una se vaya conociendo a una misma y qué necesita. Yo me doy cuenta también de qué cosas me hacen bien y cuáles no. Es importante saberse escuchar.
- ¿Qué te permitís hoy que antes no? Y no hablo de la comida, sino de la vida.
- La madurez, el crecimiento... Todo eso te va dando experiencia. Una empieza, a medida que pasan los años, eligiendo qué cosas quiere hacer, con quién quiere estar, qué cosas querés hacer y va descartando. Elegís lo que te hace sentir bien y aprendes a poner límites. Te vas quedando con lo que más te deja, con lo más profundo, es lindo que te lleguen y que te llenen. Es esa la diferencia.
- ¿Algún ejemplo?
- No, no... En general. Cuando era más chica me costaba más poner los límites, ibas a una reunión a la que no tenias ganas de ir, pero te invitaban e ibas, y hoy decís que no tenés ganas de ir y no vas.
- Vivís en Suiza, pasás parte del año en Miami y en Buenos Aires y tenés a la familia distribuida por el mundo. ¿Cómo viviste esas semanas tan desconcertantes, que incluyeron la noticia de que tu sobrina Oriana se había contagiado del virus?
- Pasó todo muy de golpe, tuvimos que escuchar las órdenes y empezar a ser responsables y quedarnos adentro. Fue un cambio para todos. Por suerte la tecnología como forma de contacto ayuda mucho. El caso de Oriana, saber que ella siempre estuvo bien, nos dejo a todos muy tranquilos. El saber eso siempre nos dio tranquilidad. Pero la situación es difícil para un montón de gente que la está pasando mal, que está sin trabajo y con la incertidumbre de qué va a hacer en el futuro. La incertidumbre es lo más difícil, no saber cuándo va a terminar esto.
- ¿Y vos qué sensaciones tenés? ¿Esto termina rápido o llegó para quedarse un tiempo importante?
- Yo creo que un tiempo más vamos a estar y a futuro vamos a tener que convivir con todo esto. Va a faltar mucho tiempo para que salga una vacuna o algún medicamento que pueda curarlo. Vamos a tener que convivir con el virus y aplicar las medidas de distanciamiento, va a ser fundamental. Y yo viajo bastante. Se tomaran medidas, pero una debe ser responsable.
- ¿Cómo era la fiesta de cumpleaños que tenías planeada para este fin de semana en Zurich?
- (ríe) Yo no soy de hacer grandes fiestas o grandes festejos en general. Prefiero hacer un viaje con un grupo de amigos y con eso estoy feliz. Cuando cumplí 40 me fui a nueva York, y ahora iba a hacer un viaje por Europa, aunque no estaba definido todavía por dónde.
- Es muy probable, podes corregirme si me equivoco, que seas la única figura pública de la Argentina de la que nadie tiene nada malo que decir, a la que nadie critica. Eso es excepcional. ¿Coincidís? ¿Y a qué crees que se debe?
- Noooo.. He recibido críticas como todos, quizás pocas. Yo soy una persona que trata de respetar las opiniones ajenas, no me gusta entrar en conflicto. Quizás algo tenga que ver con eso. No me gusta entrar en conflicto y por ese lado puede ser que no hayan tantas críticas.
- Te devuelvo a Suiza. Sabemos que te apasiona el ciclismo, que tenés un muy buen nivel arriba de una bicicleta y que Suiza es un lugar ideal para practicar ese deporte. Lo que no sabíamos era que te había convertido en fan del hockey sobre hielo, de un equipo que se llama Rapperswil-Jona Lakers. Los vas a ver con frecuencia. ¿Estás jugando al hockey sobre hielo?
- Me encanta ver deportes nuevos, deporte en general. Cuando es la temporada de hockey sobre hielo en Suiza y estoy ahí voy a ver, sí. Me encanta entender cómo funciona. Voy a ver a Cedric, que es el hijo de un amigo y juega en el Lakers. También conozco al dueño del equipo. Es un poco lo que viví este verano en Buenos Aires con los atletas olímpicos argentinos. Hice esgrima con Belén Pérez Maurice, judo con Paula Pareto, garrocha con Germán Chiaraviglio, martillo con Jennifer Dahlgren. Hablaba en su momento con Braian Toledo (muerto recientemente en un accidente) y me contaba que la jabalina en Finlandia es el deporte más famoso, ¡él era famoso ahí!. El hockey sobre hielo en Suiza es super importante, me interesa conocer cómo se preparan, las pretemporadas que hacen.
- ¿Te has probado con el stick?
- No, jajaja. He probado patinar sobre hielo hace muchos años, y me encantó. Pero a pegarle con el stick no me animé, no.
- Tu casa está sobre el lago de Zurich, y en la orilla de enfrente se te está por instalar un vecino muy famoso, ¿no?
- Jajajaja... ¡Así parece! Voy a ir nadando, voy a ir nadando al otro lado. Podría...
- Si cruzaras nadando el lago te encontrarías a Roger Federer...
- Es un tramo bastante largo, deben ser cuatro kilómetros nadando, no creo que llegue. Sabía que se iba a hacer una casa ahí, no creo que todavía esté instalado. Eso sí, vamos a tener más posibilidades de vernos ahí cerquita.
- ¿En bicicleta?
- Sí, en bicicleta o corriendo. Está el pueblo de Rapperswil ahí cerca, él va a estar muy cerca de ahí, yo estoy del otro lado del puente, no es lejos. Aunque va a ser difícil encontramos en Suiza porque él está siempre de temporada, jugando.
- Federer planteó la idea de unificar los circuitos de la ATP y WTA. ¿Te gusta la idea, crees que tiene ventajas?
- Yo creo que puede ser algo positivo, muy positivo. Se van a potenciar y creo que va a ser más fácil defender los intereses de cada uno, van a ser una potencia más grande y va a ser todo mucho más fácil. Yo lo veo muy positivo.
- Y de esa manera se llegaría a la gran reivindicación del tenis femenino acerca de la igualdad de premios...
- Exactamente, sería más fácil que todo se igualara y luchen y defiendan los mismos derechos para cada uno.
- Dijiste hace unas semanas en el podcast de Javier Frana y Alex Corretja que en determinados momentos de tu carrera preferías perder en semifinales para no enfrentarte a la presión de jugar la final y de hablar con la prensa. ¿Cuán grave fue eso, cuándo te pasó y cómo lo solucionaste?
- Sí, fue más en la primera etapa, cuando hago el traspaso de junior a profesional y un par de años más. Hablaba un poco de inglés, pero no me sentía cómoda. Y aparte yo era muy tímida, muy tímida. Me acuerdo de que en las entrevistas yo decía "sí", "no"... Me costaba mucho poder expresarme. Muchas veces estaba jugando el partido y se me cruzaba por la cabeza "uh, si llego a la final voy a tener que hablar" y entonces me condicionaba un poco a veces. Por suerte no duró tanto. El empezar a madurar y a crecer hizo que en determinado momento fuera más fuerte el deseo de ganar el torneo. Pero nunca fueron mis momentos preferidos el estar frente a un micrófono.
- ¿Pero hubo algún momento concreto, un partido que recuerdes que perdiste adrede para no hablar con la prensa en la final?
- No me acuerdo ahora si había un partido en particular. Me acuerdo que se me cruzaba eso por la cabeza. Me pasó algunas veces, pero no recuerdo si fue en un torneo muy importante, creo que no fue en un Grand Slam, fue en otros torneos.
- Martina Navratilova, que siempre dijo que eras una enorme jugadora, dijo también, analizando tu juego, que nunca entendió que no aprovecharas todos tu talento, que no fueras a la red, que cambiaras tanto de entrenador y no tuvieras al mejor. Este análisis, ¿te lo hizo alguna vez en persona, tuvieron esa conversación?
- Martina siempre fue, la verdad, muy generosa. Cuando hablaba siempre me hacía algún comentario de mi juego en sí o me alentaba a que lo siguiera haciendo. Que Martina me dijera eso con toda la admiración que yo sentía por ella para mí era muy importante. Obviamente que la escuchaba, en ese sentido siempre fue muy generosa, siempre me unió ese cariño a Martina. Cuando jugamos el que fue su último partido en el Madison Square Garden, que me toca la primera rueda con ella, yo tenía los sentimientos mezclados, precisamente por lo que significaba Martina. Por un lado no quería ser yo la que le ganara en su último partido, y por el otro pensaba que era la oportunidad de jugar un buen partido. La verdad que Martina siempre fue muy generosa, una excelente deportista y persona. Siempre estoy muy agradecida por sus comentarios.
- Cuando la ves a a Navratilova actuando en una serie como The Politician, ¿te asombrás? Y luego, ¿te decís, esto lo quiero hacer yo también?
- Justo me enteré el otro día de que había actuado, no sabía, no tenía ni idea, pero me dijeron que estuvo muy bien. Sí, me han ofrecido algunas veces, de hecho ahora para hacer una serie también. Si se dan las condiciones, si yo me siento cómoda... Habría que ver de qué manera, porque yo tampoco lo tengo muy claro, puede llegar a salir algo. Pero por ahora no hay nada concreto.
- ¿Una serie de ficción o una serie más ligada al tenis y a tu vida?
- Más sobre mí, más sobre mí. Sí, me lo plantearon. Vamos a ver.
- Si pudieras, con un chasquido de dedos, aparecer hoy en algún partido de tu carrera. ¿Cuál sería y cómo describirías las sensaciones de ese momento?
- Hay ciertos partidos que coinciden... Las dos finales de Roma contra Mónica Seles, el torneo de Hilton Head, cuando yo juego casi tres partidos en un día. Termino el partido con Pam Shriver, le gano a Manuela Maleeva y juego la final con Chris Evert. Yo tenía 14 años. Son momentos que los recuerdo mucho porque tienen que ver con las sensaciones y lo que sentí en esto partidos. Sentí una confianza como muy pocas veces había sentido. Y jugar así cuando sentís que todo te sale bien, que todos tus sentidos están coordinados y que todo te sale bien... En esos partidos yo lo sentí. Y no pueden dejar afuera la sensación que tuve al ganar el US Open. Ese último punto fue lo máximo que me pudo pasar, y esa sensación que sentí ahí fue la respuesta a todo, a todo el esfuerzo de tantos años. Esa sensación de alivio fue única.
- Esa del 8 de septiembre de 1990 es una imagen en la que se te ve tremendamente feliz y muy liberada.
- Un momento muy esperado.
- En el mundo del tenis, al revisarse la historia, muchos te señalan como la no número uno más injusta de la historia, en especial comparándote con muchos nombres que después llegaron a la cima del ranking. ¿Ese es un análisis que haces, coincidís?
- No... No, no, la verdad que no, yo no lo siento de esa manera, para nada. Nunca se me cruzó por la cabeza algo así, para nada.
- ¿Te suena soberbio pensar así?
- Yo siento que fueron años maravillosos donde lo di todo, tuve tremendos resultados. Y sí, una quiere ser número uno, pero no siente que haya sido injusto, no lo veo de esa manera.
- Me han preguntado si alguna vez llegaste a odiar a Steffi Graf. Yo me atreví a adelantarles, a partir de lo que has dicho muchas veces, que de ninguna manera, pero lo importante es lo que digas vos...
- ¡Para nada! Con Steffi la rivalidad siempre fue adentro de la cancha, y además siempre digo que Steffi sacaba lo mejor de mi tenis. Estaban buenos esos partido. Fuera de la cancha Steffi era una persona muy reservada, cada una hacía su historia. Con los años, cuando dejamos de jugar nos acercamos un montón. Desde otro lado, quizás. Yo a Steffi la admiro, la admiré siempre y además es una persona espectacular.
- Más allá de Graf, ¿alguna jugadora que te molestara especialmente dentro de la cancha, pero también fuera de ella?
- No, yo la verdad que siempre fui una persona que la rivalidad y el enfrentamiento lo vivía dentro de la cancha, pero afuera estaba todo bien. Quizás en lo tenístico me costaba mucho jugar contra Arantxa (Sánchez Vicario), porque era una jugadora que tenía una mentalidad difícil, que hasta el último punto te daba batalla, era un juego en el que todo volvía, corría hasta la última pelota, era una jugadora difícil para jugar. A Monica Seles también me costaba jugarle. Todo dentro de la cancha, afuera siempre tuve muy buena relación con todas.
- Si con aquel mismo chasquear de dedos pudieras viajar en el tiempo y modificar alguna decisión de tu carrera, ¿hay algo que cambiarias?
- En realidad no siento que haya algo que hubiese cambiado, creo que todas las decisiones que fui tomando era lo que estaba convencida de hacer. El resultado podía ser bueno o malo, pero mi decisión y mi convicción estaban intactas, y yo creo que eso es lo que a una la deja tranquila. No hubiese cambiado nada, por ahí podría haber ajustado mi plan de nutrición, mi preparación física o tener un kinesiólogo, pero esas son cosas que con el tiempo se fueron agregando, pero no hay nada que sienta que debería haber hecho diferente.
- ¿Hay alguna raqueta en especial que conserves, alguna que sea fetiche?
- Bueno, con los años una va perdiendo un poco las raquetas, alguna que donas a alguna fundación o que regalas en el camino, pero guardé las últimas con las que jugué. La Yamaha y la Prince Graphite, tengo algunas de esas. Me hubiera gustado guardar todas las raquetas desde el primer día que jugué al tenis, pero algunas quedaron ya en el camino.
- Tres cosas que tengas pendientes en la vida y quieras hacer en los próximos diez años. Y las chequemos cuando cumplas 60...
- Jajajaja... Seguir llevando la vida que llevo, poder seguir viajando e ir a algunos lugares que aún no pude conocer, como la India o Marruecos. Pero no hay algo muy concreto que me diga que quiero cumplir.
- ¿Cantar?
- Cantar... Cantar siempre lo hago, pero es privado, porque me gusta, me encanta la música, la música es parte de mi vida, me encanta. Es una idea que en su momento analicé, incluso tome clases, pero hacerlo a otro nivel, no, prefiero seguir haciéndolo en privado.
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