“Lo de Borré es una preocupación porque es una realidad. Enfrentamos una situación bastante compleja, donde en el mundo hablan de cientos de millones y acá tenemos que sostener jugadores de un futuro enorme sólo con el entusiasmo y las ganas de estar. Y no es fácil, no es fácil”.
Estas palabras pertenecen a Enzo Francescoli, pero podrían ser de cualquier otro dirigente de peso de River. Es que el cuadro actual del fútbol mundial a raíz del coronavirus podría traerle complicaciones al elenco millonario.
La razón de este estado de alerta en los pasillos del Monumental es que en España vuelven a poner al delantero colombiano como una de las opciones para reforzar al Atlético Madrid.
El goleador de la Superliga junto a Silvio Romero de Independiente con 12 goles tiene una cláusula a favor del cuadro colchonero de 7 millones de euros, una cifra que se podría considerar muy baja para los montos que se venían barajando en los últimos mercados de pases. Actualmente ambos tienen el 50 por ciento de la ficha del atacante, pero el club de Núñez posee los derechos federativos.
Vale recordar que en enero también existió esta posibilidad, pero en ese momento, según el entorno de Santos Borré, el futbolista se negó ya que primero iba a ser cedido a préstamo al Celta de Vigo, club que actualmente está a solamente una unidad de caer en la zona roja del descenso.
El director técnico Diego Simeone cuenta hoy en su ofensiva con Joao Feliz, Diego Costa, Álvaro Morata e Ivan Šaponjić. También se encuentra Ángel Correa, pero el entrenador argentino suele utilizarlo en la mitad de la cancha.
La posible salida del colombiano podría cambiar el cuadro de situación de Ignacio Scocco y Lucas Pratto. Al primero se le finaliza el contrato y es pretendido en Newell’s, pero en River tiene la intención de extenderle el vínculo. Con el nuevo acuerdo entre AFA y Agremiados, una prolongación de seis meses del vínculo podría ser una solución.
El Oso, en cambio, perdió mucho terreno en la consideración del Muñeco y desde el entorno del futbolista dejaron entrever que el atacante no vería con malos ojos cambiar de aire.
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