Seguramente el estigma perseguirá a Teo Gutiérrez por el resto de sus días. El día que sacó un arma en el vestuario de Racing firmó una pregunta segura en cada entrevista que le hicieran de ahí en más. El colombiano siempre se mostró reacio a relatar los detalles de lo acontecido aquel 14 de abril del 2012 en los camarines visitantes del estadio Libertadores de América. Sin embargo, dio a conocer pequeñas situaciones que hasta el momento no se habían conocido.
“No andaba armado nunca. El grupo estaba mal. Cada uno hizo su grupo. Quería entrar al camerino y era el grupo de Saja por allá, los de La Plata por allá... Yo andaba solo con los utileros. Era amigo de todos. Te vienen a buscar a ti, diciéndote que la culpa es tuya solo y ahí te tienes que defender porque no le estás robando a nadie. Es un error que cometiste. Llega un momento que explotas. Aparte en ese momento, cuando estoy quieto, el utilero viene y me abraza. Ya vienen a pegarle a Gio (Moreno). Cuando ya le pegan a Gio, que no se defendió, se quedó quieto, ahí sí me calenté. Me puse rojo. ¡Saja le pegó a Gio! Cuando le vi el ojo rojo a Gio me calenté. Pasaron muchas cosas que nadie sabe, pero queda ahí porque uno tiene códigos”, especificó sobre una supuesta pelea previa entre el ex arquero y su compatriota.
“Estaban esperando un error que cometiera para caerme. Si perdemos todo se dice en caliente, pero no se le pega a nadie ni se señala a nadie por códigos. Si tienes algo personal con algún compañero, tienes que hablarlo solo, mano a mano. Yo ahí cuando le pegan a Gio me molesto. Ahí le digo a Saja qué le pasa, si está loco, por qué tiene que hacer eso. Si lo tomó de espaldas, no tiene que hacer eso. Debe decirle de frente y golpearlo de frente, pero no de espaldas como hizo. Después me levanté y empecé a decirle a cualquiera que si tenía problemas personales conmigo que peleáramos de buena manera, pero no de espaldas. Ahí se revolvió todo. Los que estaban conmigo, los que estaban con él...”, recordó lo ocurrido tras la derrota 4-1 contra Independiente.
“Nos empezamos a pegar, trompadas. No hubo más nada. No tengo corazón para eso (disparar), para pelear sí. Pero ya no me peleo con nadie”, aseguró en la extensa nota que le brindó al programa 90 Minutos que se emite por Fox Sports.
El colombiano se reconoció como un “provocador” y explicó de dónde sacó ese modo de jugar: “Me acostumbré en el barrio. Tenía que ganarme las cosas así. Estar pícaro, vivo, escuchaba los tiros y tenía que salir corriendo a mi casa. Eso te va enseñando muchas cosas. Cómo defenderte en la vida”.
El atacante de 34 años, que desde el 2017 se desempeña en el Junior de Barranquilla, también dio detalles de la primera etapa de Marcelo Gallardo como entrenador de River.
“Es un entrenador que potencia al jugador. Pero también se ha encontrado con esa suerte de técnico. Nosotros lo hicimos crecer también, le dimos ese plus a River. Si él llegaba y River no ganaba...”, dijo entre risas mientras hacía señas como que el DT se marcharía del club en caso de un comienzo con derrotas.
Teo llegó al Millonario de la mano de Ramón Díaz y tuvo un muy buen rendimiento durante la primera etapa de Gallardo como DT del club: “Nosotros entendimos el mensaje desde el primer día que llegó y ganamos. Porque el fútbol es de resultados. Ese River del 2014 ayudó a Gallardo a posicionarse ahí arriba, para que después los otros futbolistas lo miraran ahí arriba”.
“Cuando llegó era manso, bueno... Tranquilo como todos. Cuando llegas a un club no vas a llegar a sacar a todo el mundo y mirarlos de reojo. Desde el primer día nos impresionó a todos con su trabajo. Nos quedamos mirando lo que quería. Siempre todos los trabajos con pelota, pelota y pelota. Y después uno en el cerebro el domingo hace así (mueve la cabeza de lado a lado) y juega solo”, especificó. Al mismo tiempo, aclaró que hizo mucho hincapié en la presión tras pérdida: “A nosotros nos metía mucho que cuando perdiéramos la pelota no reprocháramos al otro, sino que en seguida le comiéramos las patas al defensa, al volante que estaba ahí. Ahí desgastábamos al rival, jugábamos y hacíamos la diferencia”.
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