La pandemia de coronavirus es un flagelo que golpeó a toda la sociedad. Puso al mundo en jaque y al día de hoy, con millones de infectados y miles de muertos, la mejor forma de mantenerse alejado de la posibilidad de contagio es mantenerse en casa, aislados, cuidando a las personas de riesgo y buscando la manera de ayudar a los más necesitados.
En este panorama, y con la experiencia de haber generado otros espacios para socorrer a los que menos tienen, fue que a Belén Couso se le ocurrió una idea con el fin de tenderle una mano a las personas que no pueden salir de sus casas por el aislamiento obligatorio.
“Salí a patear con la bicicleta. Cargué en la mochila mis geles antibacteriales, la ONG Pura Vida me pasó los hogares que necesitaban y empecé esta donación de delivery solidario”, le contó Belén a Infobae sobre cómo surgió una iniciativa que se fue transformando con el correr de los días.
¿Cómo fue el nacimiento de la idea? Una vez que Couso regresó de su participación en el Ironman de Bariloche, su primera experiencia en este tipo de competiciones que combinan correr, andar en bicicleta y nadar, aprovechó su conexión con una organización no gubernamental para distribuir los productos de cosméticos que ella misma produce. Pero al mismo tiempo reconoció que existe una gran cantidad de gente que tiene deseos de donar, pero que no sabe cómo hacerlo.
“Había una limitación en el reparto y la logística. Y hay mucha gente que quiere donar, que está en su casa haciendo viandas, barbijos, máscaras”, comentó. A partir de esta decisión, comenzó a trabajar con una de las empresas de delivery y así se puso en marcha la solidaridad sobre dos ruedas.
“Comencé a trabajar con una aplicación de delivery y rápidamente convocamos a voluntarios que quisieran hacer reparto de donaciones”, recordó Belén. Rápidamente, logró distribuir más 500 barbijos, litros de lavandina, pañales, y otras necesidades básicas para hogares que cobijan a niños y jóvenes. “En los hogares, los chicos no pueden hacer nada. Son 15 personas adentro que no pueden salir, entonces es vital poder tenderles una mano”.
Con el deporte como parte de su estilo de vida, esta no fue la primera iniciativa de la atleta argentina. Con el impulso que le dio haber creado “Mujeres al mando”, una comunidad que busca estimular estimular a las mujeres para que puedan afrontar diferentes desafíos deportivos o sociales, Couso fijó como objetivo darle soporte a los más chicos.
“Hace tiempo que trabajo en el voluntariado para ellos. Hay un evento que hago que se llama “Ruteada Solidaria” que lo hacemos con mi organización. Al ser fanática del motociclismo, conduzco motos de alta cilindrada, y en las reuniones me di cuenta que la gente se juntaba solo a comer un asado. Entonces pensé en darle valor a esos eventos y valorar los kilómetros que recorremos, entonces cree este evento, donde vienen todos los motociclista con un juguete y vamos hasta un comedor a donarlos. El último lo hice en diciembre, convoqué 200 motos y llevamos juguetes para 400 chicos más comida para dos meses”.
Después de haber comenzado a correr, el running la enamoró, tanto que se transformó en una especialista que corrió por toda la Argentina y que llegó a competir en una de las carreras más reconocidas del mundo. “Hace muchos años que me hice maratonista. Empecé con grupos de maratonistas y sumarme a distintas carreras. Me convocaron de eventos deportivos e hice la maratón de Buenos Aires y viajé al Interior. Viajé a correr la maratón de Nueva York y después me sumé a competir en carreras de triatlón”.
En marzo pasado, Belén Couso vivió una experiencia sin igual. Fue protagonista de la prueba Ironman en Bariloche, su primera prueba como triatleta. Allí tuvo que recorrer un cansador circuito de 110 kilómetros -1.9km de natación, 90km de ciclismo y 21km de carrera- y superar obstáculos personales que nunca pensó que iba a lograr.
“Uno de los desafíos más importantes fue sumarme a las competencia de triatlón. El running me habilitó a que yo pueda entrar en esta disciplina: primero porque tenía la resistencia de las maratones y porque tenía una disciplina que ya conocía. No sabía nadar, pero aprendí. Por eso está bueno pedir las cosas para entrenarse, a veces a la gente le surge como una limitación, porque los implementos son muy caros. Cuando la voluntad y el deseo están, uno es imparable”, dijo Belén.
A su regreso de la Patagonia, Couso tuvo que aislarse en su casa producto de las medidas del gobierno nacional. Fue ahí donde ideó el famoso delivery solidario, una forma de ayudar y de mantenerse en ritmo físico, algo necesario para una deportista extrema que no puede vivir sin estar en movimiento.
“Ese concepto lo traslade para esta logística de voluntariado. Además, necesitaba usar mis piernas. Usar esa energía, esa capacidad deportiva, a favor de los que necesitan, es fantástico. Las empresas de logística están donando los viajes, yo le paso los donantes y el servicio lo lleva directo al hogar donde lo necesitan”.
En plena pandemia, Belén Couso creó un circuito deportivo perfecto. Uno que le da oportunidad a los que quieren ayudar y a los que necesitan de esa ayuda vital en estos tiempos donde mantenernos en casa es lo más seguro para cuidarnos entre todos.
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