Los grados de fanatismo por los equipos de fútbol se miden por tamaño de locura y el caso de Pablo Knack, enfermo por Boca y por los objetos de colección, puede considerarse como uno de los máximos. El hombre, de 35 años, lleva a cabo una singular cuarentena en Bella Vista, provincia de Buenos Aires: lo rodean más de 300 camisetas xeneizes (incluidas más de 80 de Juan Román Riquelme) que descansan en un altillo reformado para ser réplica del vestuario local de la Bombonera.
El coleccionista ha compartido parte de sus tesoros en el pasado, pero por primera vez le mostró a Infobae la recreación del vestidor xeneize, para el que contrató al mismo diseñador que remodeló ese rincón del mítico estadio de la Ribera. “Para conseguir camisetas contacto a todo el mundo referido a Boca o el fútbol. De casualidad di con él y así surgió la idea de armar un mini vestuario en mi altillo. Fue un desafío para ambos”, explicó. Para solventar los gastos de la obra debió vender algunas reliquias.
La pasión por el Xeneize y el coleccionismo se inició de chico, cuando concurría a la Bombonera con su papá y su hermano mayor. El primer partido fue el amistoso que disputó el equipo del Maestro Tabárez de principios de los 90 contra el Sevilla de Diego Maradona, que ese día jugó un tiempo para cada equipo. De niño empezó a guardar figuritas y más tarde se inclinó por las camisetas comerciales, las que se venden en los negocios. Fue tal su obsesión que comenzó a reunir cada modelo que saliera en las casas deportivas. Cuando se independizó económicamente arrancó la inversión en casacas usadas en partidos. Fue en el año 2007.
Y una cosa llevó a la otra, porque el abanico se abrió con shorts, medias, guantes de arquero, cintas de capitán, medallas de copas internacionales, botines y todo elemento que haya sido utilizado por futbolistas boquenses. Como bonus sumó butacas que fueron removidas de la Bombonera y hasta tiene una parte de un banco de suplentes que pertenecía al actual. Asientos de plateas alta y media y un banco de madera de la vieja cancha.
“De Román tengo unas 80 camisetas, desde la que usó en su debut oficial hasta con la que le hizo el caño a Yepes en la Libertadores 2000 y la que usó en su último partido oficial. Tengo el 95% de las camisetas que usó en Boca”. Representa la colección de camisetas de Riquelme más grande del mundo.
Pablo Knack se mantiene en aislamiento junto a su hija Zoe y su esposa, que está embarazada. Estaba decidido y, si era varón, se llamaría Román. Finalmente será niña.
Y si bien su búsqueda se centró principalmente en el histórico ídolo, entre las más de 300 joyitas exhibe otras muy representativas para la historia de la institución. Por ejemplo la de Martín Palermo con la que convirtió su primer gol ante Independiente, la del debut de Carlos Tevez y también de los estrenos de Guillermo Barros Schelotto y Diego Armando Maradona. Del Pelusa también consiguió la remera de algodón de la marca del felino con la que firmó su primer contrato en el año 81.
Hay de todo: de las intercontinentales del 2000, 2001 y 2003, del Mundial de Clubes de 2007. Camisetas muy difíciles que pudieron haberse usado en un solo partido y también de otras figuras como Alberto Márcico, Sergio Manteca Martínez, Blas Armando Giunta y Gabriel Omar Batistuta.
Entre los extras llaman la atención las que usaron los equipos en la despedida de Maradona en la Bombonera (la roja transpirada por Riquelme en el equipo de las estrellas y la celeste y blanca de Diego), las del homenaje a Martín Palermo y también a Sebastián Battaglia. Con estas enfatizó en que son modelos exclusivos que no salieron a la venta y solamente se obtienen en mano de algún protagonista.
El sueño de Knack es que algún día su colección se traslade al club: “Quiero que la puedan disfrutar todos los hinchas de Boca y no solamente yo acá en casa. Tengo parte de la historia grande del club, camisetas con mucha historia, de ídolos, usadas en finales del mundo. Me gustaría que todos las contemplaran”.
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