Hace 46 años, en Juan José Castelli, una localidad del interior de la provincia del Chaco, nació un hombre que con el paso del tiempo grabó su nombre en la historia grande del deporte argentino. Llegó a medir dos metros con ocho centímetros, lo que le permitió ser jugador de básquet y transformarse en el primer atleta junto con Pepe Sánchez en debutar en la NBA.
Esa podría ser una breve pero directa reseña para definir la gloriosa carrera de Rubén Wolkowyski, en la que tampoco no podría faltar haber sido parte esencial del equipo que logró la medalla de oro olímpica en Atenas 2004. El Colo fue parte de una selección en la que brillaron apellidos como los de Ginóbili, Nocioni y Oberto, pero que tuvo actores de reparto que hicieron su trabajo a la perfección para conseguir el título máximo para un deportista.
Con la gloria como un recuerdo del pasado que se mantiene vigente en el tiempo, Rubén acaba de superar uno de los peores momentos de su vida. La familia Wolkowyski -su esposa y sus dos hijos- estuvo infectada por el coronavirus. Todos pudieron superar la enfermedad, pero el más afectado fue el ex basquetbolista, que desde Málaga, España, contó cómo pudo reponerse del virus COVID-19.
“No sabemos como nos contagiamos, es un virus tan silencioso. Primero empezó mi señora, después le pasó a mi hija, a mi hijo…. Pero con los chicos es diferente: les sube un poquito la fiebre por un día y medio pero no tienen más síntomas que esos. Mi señora fue más leve, pero cuando ella estaba terminando me agarró a mí, yo no pensé que me iba a tocar, pero bueno, me tocó. Me dio muy fuerte, estuve casi 8 días con fiebre muy alta realmente es algo muy fuerte, algo destructivo por dentro”, dijo el Colo en diálogo con el Super Mitre Deportivo que se emite todas las noches por Radio Mitre.
“Además la fiebre y el dolor corporal es muy feo, no lo pasé nunca porque tuve gripe, faringitis, o sea que, que te da fiebre, pero no es tan duro y tan feo en los momentos que uno pasa. Además es algo nuevo, es algo que uno desconoce y no sabe cómo viene. Mirás la información y ves que la gente empieza a morir por esto, que no hay cura…”, agregó el jugador que dio sus primero pasos en el básquet profesional en el club Quilmes, de Mar del Plata.
El relato de Wolkowyski fue elocuente. Sobre todo cuando explicó cómo una neumonía complicó su cuadro de salud, una afección directamente relacionada con el desarrollo del virus en el cuerpo de las personas que contrajeron la enfermedad. “Pasan 7 u 8 días días y logro tener una mejoría de la fiebre. El doctor me decía que era bueno y al noveno me levanto con casi 40 de fiebre de nuevo y el médico me dijo ‘el virus te hizo una neumonía que es lo que hace y por eso internan a la gente’. Bueno, entonces me fui al hospital, que es algo que yo no quería ir porque eso eso es un cultivo del virus ahí adentro, y con todas las recomendaciones de cuidado, estuve seis horas en el hospital y después de seis horas me confirmaron que tenía el COVID-19, que me hizo una neumonía el virus”.
“Ahí es donde me dan los antibióticos que están dando para este virus y rápidamente a las 24 hs tengo una mejoría. No me dejan internado, porque la falta de aire que yo tenía no era para estar entubado, sino para poder estar en casa. Gracias a que a las 24 horas tuve una mejoría rápida y la fiebre se me fue. Estuve cinco días con antibióticos. Lo único que me quedaba y no se me iba era la tos, por la neumonía, pero al quinto o sexto día me bajó la tos y ya estoy recuperado”, explicó el Colo sobre cómo fue el proceso de su recuperación.
Después de haber entrenado a equipos de las divisiones menores en Quilmes y ser el DT de la selección argentina Sub 15, hace un año y medio que Wolkowyski se mudó a España para acompañar a sus dos hijos en el comienzo de sus carreras deportivas: la hija del subcampeón del mundo en 2002 es jugadora de voley, mientras que su hijo siguió sus pasos y se enamoró del básquet.
Asentados en uno de los epicentros de la pandemia que puso en jaque al mundo, el campeón olímpico se tomó su tiempo para graficar los síntomas que le produjeron a su cuerpo esta nueva cepa del virus que ya infectó a más de 2 millones de personas en todo el planeta.
“El malestar es muy diferente a una gripe común; al segundo día perdés el olfato y el sabor a la comida y a todo. El dolor del cuerpo por dentro es tan fuerte que te deja de cama, continuamente no te podes mover de la cama, la fiebre no te baja, la tos es una tos tirando a seca, sin flema. Son cosas que la gente por ahí desconoce, por ahí se piensa que es una gripe que viene y se va, pero yo creo que la gente tiene que tomar conciencia que este es un virus destructivo y que puede ser mortal. Y lo está demostrando en todas partes del mundo”, dijo.
Wolkowyski sabe lo que es hacerle frente a la vida. Se crió en el norte argentino y, a fuerza de sacrificio, se convirtió en uno de los dos argentinos que pusieron la bandera argentina en la NBA. Aquel el 31 de octubre del 2000, la misma noche que el Colo disputó 20 minutos en el partido que su equipo, los Seattle Supersonics, superaron a los Vancouver Grizzlies. Aquella noche, el pivot anotó 6 puntos -3/8 en dobles-, tomó un rebote defensivo y recuperó un balón.
Además de su experiencia en la mejor liga de básquet del mundo, también jugó en Europa. Y se midió contra grandísimos jugadores, pero para el Colo, nada fue igual a lo que vivió esos días que tuvo al COVID-19 en su cuerpo.
“Es la primera vez en mi vida que tengo miedo. Nunca había tenido miedo a nada, ni de salir a jugar ni de salir a entrenar y de todo lo que se me venía en la vida, pero esto es realmente destructivo. Uno ve la información y dice ‘me puede tocar’, y esto no sabe hasta dónde va ni cuando termina. Tenés la suerte que por ahí estás bien físicamente y tu cuerpo es fuerte, puede reaccionar y pelear, pero si te agarra un poco mal o débil, en 5 a 6 días, esto te llevó para otro lado y sí me agarró mucho miedo”, expresó.
“Debutar en la NBA no era tanto el miedo, sino que era mucho nervio el circo que significa la NBA, porque uno lo hace con pasión y porque le gusta. En cambio, el COVID-19 me daba miedo porque cuando entré al hospital no sabía si iba a volver a salir, si pasaba a mayores y te morías, no te despedías de tu familia. Todo ese miedo y esa incertidumbre que lleva a decir ‘qué va a pasar’, eso me daba mucho miedo”.
Ahora, será tiempo de esperar a que pasen los 14 días después que tuvo los últimos síntomas para testear que el coronavirus dejó su cuerpo. Como sucedió con otras batallas deportivas dentro de la cancha, el Colo Wolkowyski no estuvo solo. Contó con el apoyo de sus ex compañeros de la Generación Dorada, con Ginóbili a la cabeaza, que a la distancia lo acompañaron en su recuperación.
“Manu es muy humano, es una persona increíble. En estos días cuando estuve mal, el apoyo del grupo, del equipo fue muy lindo, a mí me dio mucha fuerza, se los agradecí a todos, porque uno no sabe lo que va a pasar y todos los días poder recibir el mensaje y el aliento de ellos, es algo que me ayuda y que me pone bien. Manu tiene un corazón muy grande, está para ayudar en todo, como nos ayudaba adentro de la cancha, siempre está para el que necesite, realmente es una persona increíble”, relató el Colo.
“Casi todos los días hablé con Manu, y el apoyo del grupo se los voy a agradecer toda la vida, como si le hubiera pasado a otro chico, todos lo hubiéramos estado apoyando. Tenemos un grupo de 12, que estamos en contacto permanente”, concluyó.
SEGUÍ LEYENDO: