Gabriel Batistuta será, por siempre, uno de los grandes goleadores en la historia del fútbol argentino. El ex futbolista, que comenzó su carrera en Newell’s para luego pasar por River y Boca antes de emigrar al fútbol italiano, fue un ícono de la selección argentina durante la década del 90.
En la era post Diego Maradona -compartieron el Mundial de Estados Unidos 1994-, aquel rubio de cabello largo, aspecto que hizo que naciera el apodo Rey León, grabó su apellido en la memoria de todos los argentinos a fuerza de goles y sacrificio. Fueron 56 tantos en 72 partidos, una marca de anotaciones que encabezó la lista de máximos anotadores en la historia del seleccionado hasta que apareció Lionel Messi.
En las últimas horas, Batistuta fue protagonista del segmento #SeJuegaEnCasa que impulsa Juan Pablo Sorín a través de su cuenta de Instagram y el ex delantero del Xeneize se sumó a un vivo por la red social para contar anécdotas y explicó el método que utilizaba las noches previa a los partidos durante su carrera deportiva que duró más de 15 años
“Yo tenía dos cosas que cumplía siempre: dormir ocho horas reloj y ‘jugar’ antes el partido. Me acostaba el día antes de jugar con la luz apagada, unos 20 o 30 minutos, y miraba el techo. Y ahí imaginaba qué era lo que podía pasar”, le contó Bati al ex lateral izquierdo surgido de las inferiores de Argentinos Juniors.
¿Qué hacía el delantero en este tiempo que intentaba visualizar lo que sucedería al día siguiente cuando ingresaría al campo de juego? “Yo sólo pensaba en jugadas del partido. Si había un rebote para la derecha, para la izquierda o para el medio. Y muchas veces me ayudó. Más años jugando, más jugadas te imaginás que pueden pasar. Muchas veces me encontré en la cancha con la jugada que me había imaginado la noche anterior en la habitación y me ayudó: yo ya sabía cómo tenía que resolver. Te ahorrás esas milésimas de segundos porque vos antes ya lo hiciste en tu cabeza. Ese era mi ritual”, relató Batistuta.
Y contó la clave que lo ayudó a poder mantener en el tiempo esta forma de irse a dormir antes de jugar. “Por eso pedía concentrar solo”, le dijo a Sorín.
Una vez que se mudó de Boca a la Fiorentina, el delantero nacido en Reconquista, provincia de Santa Fe, su carrera tuvo un salto y se posicionó como uno de los grandes anotadores en Europa. Es más, ayudó a ubicar a la ciudad de Florencia en el mapa futbolístico y condujo a su equipo a competir en el plano internacional a fuerza de goles: marcó 207 en 333 partidos para dejar una huella que nunca se podrá borrar.
Así fue que mientras se cansaba de convertir con la número 9 púrpura en la Serie A, Batistuta forjó su cábala menos pensada. "En un momento me compraba una pulserita cada vez que hacía un gol, pero era siempre después del partido, nunca antes. ¡Y justo ese año creo que fui goleador o rompí algún récord!”, recordó sobre una moda que se impuso en la década del 90.
“Igual yo toda la vida creí en el trabajo: más me entrenaba, más suerte tenía. Así que lo de las cábalas es relativo", agregó en el final de la anécdota que compartió en el vivo de Instagram con su ex compañero de la Selección.
Ya en la parte final de la transmisión junto al histórico goleador, Sorín aprovechó para mostrarle un mensaje especial que Luis Suárez le mandó a su ídolo de la infancia. “Futbolísticamente fuiste lo mas grande que vi, con una calidad terrible, una fortaleza impresionante y capacidad de hacer goles de todos los colores. Intente imitarte desde chico y por eso te admiro mucho. Para mi sos un ídolo. Me gustaría poder conocerte y hablar de fútbol cuando pase todo este mal momento”, le dijo el 9 del Barcelona a Batistuta, que aprovechó la ocasión para saludar al delantero uruguayo y prometerle que habrá reunión cuando pase la pandemia de coronavirus.
“¿Dijo que trató de imitarme? ¡Le salió demasiado bien! Siempre me hace saber que fui su ídolo. Pero encima lo invité a comer un asado y no quiere venir... Ya habrá momento para juntarnos con Luis", contestó Batistuta entre risas.
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