En las últimas horas un medio español desempolvó una historia en la que se deslizó que los capitanes del plantel del Barcelona en la temporada 2002/2003 le hicieron una cama a Juan Román Riquelme. Fue justo después de la salida del holandés Louis van Gaal, quien había sentado en el banco al ídolo de Boca por no adaptarse a su esquema de juego con tres puntas (pretendía ubicarlo como extremo izquierdo pero el 10, con otra naturaleza, no obedecía).
Según la teoría del periódico catalán, los referentes de aquel plantel blaugrana habían ejercido presión sobre el flamante entrenador Radomir Antic (fallecido la semana pasada) para que dejara afuera del equipo a Riquelme, quien supuestamente se había borrado de una visita al Mallorca en la que el Barça goleó 4-0 luego de un 0-3 en el Camp Nou frente al Sevilla que despertó la pañolada del público.
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Los nombres pesados de esa plantilla eran, en su mayoría, holandeses: Frank de Boer, Phillip Cocu, Patrick Kluivert, Marc Overmars y Michael Reiziger. Y como local estaba el experimentado Luis Enrique.
El técnico serbio se había hecho cargo del equipo con otros planes, que incluían tener al enganche argentino como una de las cartas principales para sacarlo del fondo de la tabla. Cabe recordar que aquel conjunto estuvo cerca de pelear el descenso en un momento, pero finalizó sexto y se clasificó a la Copa UEFA. Al unísono, pisó los cuartos de final de la Champions League y fue eliminado de local en tiempo suplementario por un gol del uruguayo Marcelo Zalayeta de la Juventus.
En la institución eran inminentes las elecciones que finalmente eyectaron del poder a Joan Gaspart, el presidente que había fichado a Román. Él había sido artífice de su arribo luego de buscarlo en varios mercados de pases y quien incluso había pensado en contratar a Carlos Bianchi de DT como estrategia para explotar las cualidades del futbolista que había bailado al Real Madrid un par de años antes en la final intercontinental en Japón. Pero la historia fue otra: Joan Laporta se impuso en los comicios y pasó la escoba. Rodó la cabeza de Antic y se allanó el camino para otro holandés en el banco: Frank Rijkaard.
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Sin el respaldo de la dirigencia saliente y con un técnico que le tenía reservada la camiseta número 10 al brasileño Ronaldinho, que venía de brillar en el Paris Saint Germain, los días para Riquelme en el Barcelona parecían estar contados.
En diálogo con Infobae, el entorno de Román desmintió con énfasis que haya habido alguna disputa con compañeros de equipo previo a su alejamiento. De hecho forjó una relación de amistad con Xavi y Andrés Iniesta, entre otros, a la vez que recibió flores en más de una ocasión por parte de Kluivert.
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¿Cuál fue entonces el motivo de su adiós? La contratación de Ronaldinho fue fundamental y terminó de convencer a Riquelme, harto de ser suplente, de atravesar la puerta de salida. Sentía que había jugado muy poco y no iba a permanecer en un plantel esperando a tener una oportunidad, relegado, viendo qué pasaba. Él había viajado a Europa con la meta de triunfar y necesitaba jugar, quería minutos en la cancha. Y como dato extra quedó apuntado para liberar un cupo como extracomunitario.
Fue entonces cuando en el horizonte apareció el Villarreal, entidad que le brindaría todas las comodidades y el lugar que necesitaba dentro de la liga española y el continente europeo. Fue cedido por dos temporadas al Submarino Amarillo, que decidió comprarlo luego de que fuera considerado mejor futbolista extranjero y máximo asistidor de la liga, además de ser el conductor del equipo que en 2004 ganó la Copa Intertoto y tocó las semifinales de la Copa UEFA, en 2005 finalizó tercero en el campeonato español y en 2006 llegó a las semis de la Champions League antes de caer con el Arsenal inglés.
Lo que pocos saben es que antes de ser transferido al club de la provincia de Castellón, Riquelme tuvo ofrecimientos del fútbol inglés, pero se negó rotundamente porque entendía que el idioma le iba a jugar en contra. El tiempo, finalmente, dio la razón a su decisión.
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