Era mediados de 1995 y Cristian González era apenas un mediocampista prometedor de Rosario Central, de los más destacados jóvenes del fútbol argentino. Su nombre era una tentación en el mercado de pases, a punto tal que el Real Madrid le echó el ojo y aceleró para alcanzar su contratación. Los españoles tenían todo cerrado, pero no se esperaban la intromisión de Diego Armando Maradona.
Para ese entonces, el Diez atravesaba los últimos meses de su suspensión por doping en el Mundial de 1994 y se preparaba para retornar como jugador en Boca, con la ilusión de armar un Dream Team. “Me dicen: ‘Escuchame una cosa, te llamó Diego’. Diego es diego, no hay otro, no tiene apellido. Le respondí: ‘Sí y a mami Susana’. No, en serio te llamó Diego que te quedes que en media hora te llama de nuevo. Bueno le creo. Yo con 20 años...”, rememoró el Kily lo ocurrido.
“En ese momento, suena el teléfono, atiende mi viejo: “¡Hola Dieguito!”. A mí el cuerpo... No lo podía creer. Agarro el teléfono: ¿Hola Kilito, ¿cómo andas? Escuchame una cosa, ¿no querés venir a Boca con Cani, con el Mono, con el Beto, con el Manteca, con Blas?'. Me empieza a tirar los nombres que estaban en ese Boca. Claro, para mí uno de los mejores fútbol de la camada de los 80 que se mantenían los equipos y jugaban la copa de oro, que uno lo veía en la tele”, explicó el actual entrenador de la reserva de Rosario Central en diálogo con el ciclo online Subí que te llevo del periodista Julio Pavoni.
El Merengue estaba comandado tácticamente por Jorge Valdano, quien era secundado por Ángel Cappa: la idea era pagar alrededor de un millón de dólares por el joven mediocampista argentino y darle rodaje en el equipo filial.
“Y le digo, sí, ¿cómo no? Me habían mandado un pre contrato firmado con el Real Madrid. Pero, acá está la cuestión: yo no sabía lo que era el Real Madrid. Vos me vas a decir, dejate de joder, pero no había lo que hay hoy que podés ver fútbol alemán, francés, mexicano. No había. Yo tenía el 3 y el 5 de Rosario de milagro y no sabía lo que era el Madrid. Dije no me voy, no me voy. Me trajeron a Buenos Aires, me instalaron en un hotel, vine con mi viejo. Dos días incomunicado. Encerrado, ocultado de la prensa. Conclusión: Kily González a AFA a firmar contrato con Boca”, concluyó su relato.
Finalmente, en Boca permaneció apenas por un puñado de partidos y emigró al fútbol español pero para ponerse la camiseta del Zaragoza. Tras mostrar un gran nivel, pegó el salto al Valencia para ser parte de una época memorable de esa institución donde alcanzaron el título de la Liga de España y la Supercopa local. Culminó su etapa europea con la camiseta del Inter de Italia y regresó a Rosario Central donde estuvo cuatro temporadas con un breve paso intermedio por San Lorenzo.
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