Ezequiel Garay fue el segundo futbolista argentino en contraer coronavirus. El marcador central del Valencia, de 33 años, transcurrió la enfermedad aislado en una habitación de su casa, con la asistencia de su esposa, Tamara Gorro. Ambos fueron compartiendo el día a día en las redes sociales.
Una de las imágenes más impactantes de ese tránsito la publicó la modelo. Se trató de una foto romántica, en la que se lo ve a su marido usando barbijo. Ambos apoyan sus manos en una ventana que los separa, y ella le deja un beso a la distancia. “Juntos en la distancia (Eze lleva mascarilla por recomendación médica) #QuedateEnCasa #OtroReto”, escribió la española, apoyando a pesar de la adversidad al zaguero.
Pues bien, las paredes y vidrios ya no separan a la pareja. Los médicos habilitaron a Garay para que ya pueda abandonar el confinamiento en su cuarto. “¡UN PASO MÁS! Y aunque no podamos besarnos y abrazarnos, estamos juntos. Celebrando que el aislamiento terminó, y felices porque un paso más hoy en día es una victoria”, escribió el hombre surgido de la cantera de Newell’s y con pasado en la selección argentina.
Acompañaron el hito con una imagen de los dos sentados en la escalera, a na distancia prudencial, pero sin barreras. Ambos permanecen con barbijos y guantes.
“Estamos siguiendo las indicaciones médicas: después de estar en aislamiento se debe continuar catorce días más en cuarentena, manteniendo la distancia y las mascarillas”, agregó Ezequiel, emocionado por el paso adelante.
Hace casi dos semanas, Garay anunciaba que había dado positivo el test a través de su cuenta de Instagram: “Está claro que el 2020 lo empecé con mala pata. He dado positivo al coronavirus, me encuentro muy bien y ahora solo queda hacer caso a las autoridades sanitarias, de momento estar aislado”.
Su alusión a la mala suerte estaba atada a que en febrero había sufrido la rotura en el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, que lo había dejado afuera por el resto de la temporada, que luego pisó el freno por la pandemia de COVID-19. Pues bien, el defensor parece comenzar a dejar atrás la pesadilla.
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