Después de muchas idas y vueltas y cortocircuitos que se hicieron públicos el fútbol argentino imitó al europeo y del resto de Sudamérica y detuvo su acción. Luego de que se disputara la primera fecha de la Copa de la Superliga (a excepción de River-Atlético Tucumán por decisión de los de Núñez) la AFA y Superliga pusieron coto a la actividad en busca de aportar su granito de arena para apalear la pandemia del coronavirus. Y mientras los futbolistas se las rebuscan para realizar tareas físicas en sus hogares bajo la órbita a distancia de los respectivos cuerpos técnicos, los dirigentes también reinventan su trabajo. Al menos eso hace Jorge Amor Ameal, que le compartió Infobae su rutina durante el aislamiento obligatorio.
El presidente de Boca lleva a cabo la cuarentena en un barrio cerrado de la localidad de Hudson, al sur del Gran Buenos Aires, junto a su esposa Bibiana, con la que está casado hace 45 años. En condiciones normales, acude al club prácticamente todos los días u ocupa su tiempo con deberes que la entidad xeneize le demanda fuera de la Bombonera. Es por eso que el hiperactivo directivo padece el encierro. Sin embargo parece haberle agarrado la mano al día a día para optimizar su productividad.
Su rutina consiste en levantarse a primera hora de la mañana y repasar las noticias de todos los periódicos -sin excepción- después de desayunar. Después de eso calienta la oreja con su teléfono celular por las constantes comunicaciones y a media tarde inicia un segmento de videollamadas: “Con el resto de los dirigentes realizamos reuniones virtuales y vamos haciendo los deberes”.
SEGUÍ LEYENDO: 9 películas o series vinculadas a Boca para que los fanáticos corten la abstinencia en la cuarentena
Entre las 20 y 21 pone fin a las videollamadas para cenar y ver un poco la televisión. Aprovecha algún rato libre para ordenar elementos personales y se contacta permanentemente con sus hijos, nietos y amigos con la meta de hacer más llevadero el encierro.
Con 72 años y siendo paciente hipertenso (considerado de alto riesgo para el COVID-19) también debe guardarse algún hueco de tiempo para caminar 25 ó 30 minutos en la cinta. El pope xeneize despotrica porque en el country en el que vive no les permiten caminar por los alrededores de su casa pese a que los vecinos están separados por una distancia considerable: “Hay medidas al divino botón, cada lote tiene mil metros pero no te permiten circular para caminar, que era algo que me entretenía y me servía para la salud. Es una locura”.
Sin embargo intenta mantenerse en la senda del optimismo: “Voy para adelante. Mi vida es en positivo, hay que tener precauciones, no tengo ninguna duda. Entre la vida y la muerte, la vida”.
Si bien la CD xeneize permanece en movimiento y comunicada para resolver cuestiones posibles más allá de la pandemia, Ameal aclara que de forma remota se completa un mínimo porcentaje de las tareas: “Dentro de todo este desastre lo llevamos bien porque podemos trabajar desde las casas. Se puede laburar muy poco en comparación del trabajo presencial porque nosotros estamos muy activos. Lo bueno de parar es que se pueden ver cosas desde otra perspectiva”. Así como aminoró la marcha con sus funciones en Boca, también detuvo por completo su actividad personal con el negocio inmobiliario.
Luego de la última reunión en Ezeiza en la que participaron los presidentes de otros clubes para debatir por la continuidad de la Superliga y AFA no hubo más contactos entre los popes. En cuestión de horas volverá a haber mensajes cruzados y llamados. La incomunicación suena lógica con el argumento de Ameal: “¿De qué vamos a hablar si no sabemos qué va a pasar? Si alguien dice que en 20 días jugamos al fútbol de nuevo es una aventura. No podemos hablar de la organización, del campeonato, de la Selección... De nada”.
Pero en su cabeza rondan algunos temas e imagina el futuro a corto y mediano plazo en el fútbol doméstico con extensión de calendarios sin receso en junio. Claro está, todo sujeto a la bajada de línea de la FIFA y las ligas europeas más importantes. El dato no menor es que el ente que rige a las asociaciones de instituciones de todo el mundo podría renovar los contratos de los futbolistas de forma unilateral. Si se adopta esta medida, los dirigentes boquenses contarían con una especie de prórroga para resolver las situaciones contractuales de los jugadores a los que les expira el vínculo a mitad de año (Carlos Tevez, Marcos Díaz, Junior Alonso, Franco Soldano y Nahuel Molina).
“Tenemos que esperar a ver cuando llegue el fin de esta historia. Ahí se abrirá un calendario económico y deportivo que tendremos que debatir. Nosotros trabajamos en lo económico y social también. Desde que asumimos no paramos. Llevamos 90 días y parece que fueron 10 años”, agrega Ameal antes de cortar el teléfono, marcar el número de un integrante de la comisión directiva y abordar algún tema que las limitaciones que presenta la realidad actual le permitan sacar adelante.
Su mensaje final fue para concientizar a los fanáticos de Boca y público en general de que acatar las medidas impuestas por las autoridades es la mejor manera de sacar adelante la causa: “Esto va a pasar, nos va a costar pero vamos a salir. Así como es Boca, también el país”.
SEGUÍ LEYENDO