Su pérdida física es lamentada pero los recuerdos e hitos que dejó en el fútbol serán recordados por siempre. Amadeo Carrizo fue llamado a ser uno de los mejores arqueros de la historia del deporte más popular y en las memorias de los más experimentados fanáticos de River y la Selección quedarán sus brillantes atajadas y actuaciones, así como también su estirpe adentro de la cancha.
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El golero que sumó 8 títulos con la camiseta millonaria (7 campeonatos locales y una Copa Ibarguren) y 3 con el buzo albiceleste (dos Copa Aldao y una Copa de las Naciones) dejó un sello importante en los libros del fútbol nacional.
SALE AMADEO, VA DI STÉFANO AL ARCO
Carrizo se estaba luciendo en el arco contra Racing hasta que en una jugada se arrojó de manera providencial para evitar el tanto del equipo de Avellaneda. La pelota rebotó en sus partes nobles y lo dejó tendido en el suelo: “Me descompuso, quedé así y me retiré por 6 ó 7 minutos”. La anécdota fue recordada por Amadeo tras el fallecimiento de la Saeta Rubia.
Fue entonces que Di Stéfano corrió decidido a ocupar su lugar: "Si entró él es porque algunas cualidades tenía. Hay jugadores de campo que lo hacen con gusto, se ponen los guantes y van inmediatamente porque les gusta y tienen algo de condiciones. No me acuerdo bien porque estaba medio desmayado pero me dijeron que atajó una pelota... Era completo".
Amadeo Carrizo le guardó un gran cariño a su ex colega: “Fue un gran jugador y un gran compañero. Tiene un valor extraordinario dentro de la vida y el fútbol para que los compañeros se sientan respaldados. Cuando hay compañerismo, los equipos juegan mejor. No se salvaba ningún arquero con la presencia de delanteros como él”.
LA BROMA DE ROJITAS QUE LO DEJÓ EN RIDÍCULO
Amadeo llevaba un extenso invicto en la valla de River y había quienes aseguraban que era por su gorra de la suerte, que lo caracterizó. Se venía el Superclásico con Boca en el estadio Monumental y en la concentración xeneize en La Candela se pergeñó un plan para acabar con la buena racha de Carrizo. La historia fue compartida por Ángel Clemente Rojas en Infobae.
Antonio Rattín y Julio Meléndez fueron los autores intelectuales y un joven Rojitas su brazo armado. “Me mandaron, eh, me mandaron”, trató de exculparse el ídolo boquense al dar detalles de la anécdota que lo tiene arrepentido hasta hoy. La idea fue que cuando River saliera a la cancha, Rojas se infiltrara en la pista de atletismo y aprovechara alguna distracción del guardameta rival para sacarle la boina.
Rojitas se resistió en un principio pero luego se vio obligado por la insistencia de los referentes de Boca, a los que debía responder. Entonces llevó adelante el plan, le arrebató la gorra a Amadeo y salió corriendo. Carrizo amagó a correrlo pero, entre su menor velocidad y la vergüenza que le generó la situación, desistió.
“Me quería matar después de hacer eso y lo llamé por teléfono para pedirle perdón. Fue el más grande de todos como arquero y yo le había faltado el respeto, aunque no hubiera sido un pensamiento mío”, comentó Rojitas, que llamó para saludarlo hasta en su último cumpleaños.
EL RÉCORD QUE LE ROMPIÓ EL JUVENIL CARLOS BIANCHI
Se enfrentaban Vélez y River en Liniers a mediados del 68. Amadeo Carrizo, con 41 años, arrastraba un invicto de ocho encuentros sin recibir goles y pretendía superar la marca de Antonio Roma con el récord de imbatibilidad.
La joya del ataque del Fortín tenía apenas un gol convertido a sus 18 años pero le cortó la racha al experimentado arquero, que igualmente llegó a pasar a Roma (hoy en día fue superado por Franco Armani). Transcurrieron 770 minutos para que fuera a buscar la pelota adentro del arco riverplatense otra vez. Y fue victoria velezana aquel día.
“Es una inmensa alegría hacerle un gol a Carrizo y a River. Se le hace más fácil el partido a uno haciendo un gol. Muchas veces lo fui a ver jugar cuando yo estaba en las inferiores de Vélez”, dijo en una entrevista posterior al encuentro un adolescente Bianchi que luego sería uno de los máximos artilleros del fútbol nacional.
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