Justo antes de salir a la cancha ante Godoy Cruz en Mendoza, convertir el primer tanto y romperla en la última goleada de Boca, Julio Buffarini fue realista y sincero ante el panorama que genera la pandemia del coronavirus: “Lo que se está viviendo es preocupante, hay que tomar todas las precauciones porque es algo muy serio”. E incluso Miguel Ángel Russo fue contundente después de la acción en el compromiso del sábado pasado: “Hay que hacerle caso a la gente que comanda todo esto, a la que sabe”.
El plantel xeneize había quedado licenciado hasta la tarde de hoy, con 60 horas de reclusión desde el regreso a Buenos Aires en avión proveniente de Cuyo hasta el reencuentro en el predio de Ezeiza para volver a entrenarse. Pero con la suspensión del fútbol argentino se dio marcha atrás.
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Un puñado de dirigentes se hizo presente en Ezeiza y coordinó la comunicación entre los futbolistas y el cuerpo técnico, que estará atrás de cada uno de ellos durante la cuarentena.
En principio, tal como recomendó Matías Lammens en un comunicado emitido de parte del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación y dirigido al presidente de la Superliga Argentina de Fútbol, Marcelo Tinelli, Boca detendrá sus prácticas (al menos de forma grupal).
La agenda boquense se había modificado desde la semana pasada cuando la Conmebol anunció la postergación de su compromiso válido por la tercera fecha del Grupo H de la Copa Libertadores ante Libertad de Paraguay, que estaba pactado para llevarse a cabo mañana en Asunción. En esta semana iba a iniciar los preparativos para el segundo duelo por la Copa de la Superliga (iba a ser este domingo ante Central Córdoba de Santiago del Estero en la Bombonera) pero ahora no tendrá acción hasta por lo menos el 31 de marzo.
A la espera de la evolución del COVID-19 en los próximos días y semanas, Russo planificó junto a sus ayudantes Leandro Somoza y Mariano Herrón una serie de tareas coordinadas por el preparador físico Damián Lanatta. Lo mismo sucederá con las recomendaciones del entrenador de arqueros Fernando Gayoso con Esteban Andrada, Marcos Díaz, Manuel Roffo y Javier Bustillos.
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El profe repartirá una rutina específica para cada uno de los jugadores y a través de una aplicación monitoreará sus movimientos. Esta tecnología es la que utilizan algunos clubes grandes de Europa para controlar a sus futbolistas en los recesos y períodos vacacionales.
Por su parte, la nutricionista enviará un plan de alimentación con objetivos de peso para las próximas dos semanas, ya que el kilaje es un punto de relevancia para el técnico, que supervisaba dos pesajes semanales con castigos de multas económicas. El hecho de que las tareas físicas ahora sean remotas no salvará a los miembros del plantel de cuidarse con las comidas.
Las novedades que traigan las autoridades nacionales, del fútbol internacional, continental y argentino dictarán los próximos pasos en Boca.
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