Franco Zuculini surgió en la cantera de Racing de Avellaneda y, con un puñado de partidos en Primera División, fue transferido al fútbol alemán para militar en el Hoffenheim. Más tarde también experimentaría en España con el Zaragoza, pero la segunda nación que adoptó fue Italia. En 2010 estuvo en Genoa, del 2014 al 2016 en Bologna y los siguientes dos años en Hellas Verona junto a su hermano Bruno, hoy en River. Jugó en Colón de Santa Fe la temporada pasada y rápidamente decidió volverse a suelo europeo en busca de mejorar su calidad de vida: recaló en Venezia. Lo que no iba a imaginar es que este año el territorio italiano sería uno de los focos críticos alcanzados por el coronavirus.
En diálogo con Infobae desde Treviso, ciudad situada al noreste de Italia, brindó detalles sobre el cuadro de situación que se vive allí hoy en día: “Estamos tratando de llevarlo lo mejor posible aunque es delicado el tema, estamos presos. Si te ven en la calle con el auto o caminando sin una justificación la Policía te detiene. Ya agarraron a un padre de familia y a un grupo de chicos que andaba por la calle. Se pusieron serias las cosas”.
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En la región abunda la desolación. La mayoría de los negocios permanecen cerrados y solamente permiten la apertura de bares y supermercados para que la gente se abastezca de provisiones hasta las 18 horas: “Hay que quedarse en casa por un mes hasta que pase toda esta locura. Es tremendo ver las calles vacías. Es increíble cómo está todo desértico”.
El fútbol italiano quedó paralizado pero Zucu sigue entrenándose con el plantel del Venezia, que compite en la Serie B. Los de Véneto son una de las excepciones en el país, ya que la mayoría de los equipos detuvieron las labores cotidianas -por dos semanas como mínimo- y recibieron planes de trabajo para efectuar entrenamientos de manera particular. El cuerpo técnico de los Leones Alados decidió dividir a sus profesionales en tres grupos de ocho como estrategia para combatir al coronavirus.
“Queremos que pase lo más rápido posible, pero con la suspensión del campeonato se volvió todo un desastre. A nivel deportivo es muy complicado porque quiero ver cómo volverán a estar físicamente los jugadores después de dos semanas”, reflexionó el mediocampista de 29 años que en Argentina también defendió los colores de Arsenal de Sarandí, además de la Academia y el Sabalero.
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Más allá de que Zuculini goza de cierta cotidaneidad por mantener los entrenamientos con su equipo, se manifiestan irregularidades en su día a día. Él vive en Treviso, a 40 kilómetros de Venezia, donde se entrena (son unos 45 minutos). “No podés trasladarte de una ciudad a otra, no te dejan. En los peajes hay controles, te frenan y te consultan dónde vas. Yo tengo que llevar un certificado que nos dio el club como justificativo para entrenar y además el último recibo de sueldo para que me dejen pasar. Me detuvieron hace un par de días y no tuve problemas. Pero si te ven en la calle, te preguntan a qué lugar vas y no sabés qué decir, ahí vas en cana”, contó.
Está prohibido circular por la vía pública sin motivos razonables. No está permitido salir a comprar una gaseosa a las 10 de la noche, por caso. Y las informaciones que dan en los noticieros no son optimistas.
“Espero que no llegue a la Argentina como acá, porque me parece que sería imposible hacerle entender a todos que tienen que quedarse en sus casas”, fue su última reflexión. Se mantiene en contacto directo con su familia (sus padres y hermano están en Buenos Aires) y pasa el parte semanal de la zona conflictiva. No tiene otro remedio que armarse de paciencia y rezar para que vuelva todo a la normalidad.
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