Dahlgren bajo cero: el nuevo desafío de Jennifer, de lanzar martillo a ser olímpica en bobsleigh

La deportista, que ya representó a la Argentina en cuatro citas olímpicas, buscará clasificar a Tokio 2020 para luego comenzar su carrera y competir en una disciplina invernal

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Jennifer Dahlgren buscará clasificar a Tokio 2020 (Lihue Althabe)
Jennifer Dahlgren buscará clasificar a Tokio 2020 (Lihue Althabe)

A los 14 años decidió que quería dedicarse al lanzamiento de martillo, y por eso está al borde de disputar en Tokio 2020 sus quintos Juegos Olímpicos. A los 36 años decidió que colgará el martillo, y por eso quiere estar en los Juegos de invierno de Pekín 2022. Se entusiasma ya con el torrente de adrenalina que implica lanzarse en trineo por un canal de hielo y a velocidades que asustan.

Bienvenidos a Jennifer Dahlgren. Atleta, escritora, líder anti bullying y, si le dan algunos años, seguramente un par de cosas más. Y en 2022, si nada se tuerce, la primera atleta argentina en competir en Juegos de verano e invierno.

“El martillo, para mí, ya cumplió una etapa. Lo hago desde los 14 años y este año cumplo 36. Prefiero retirarme yo a que me retire el deporte”, dijo Dahlgren durante una entrevista con Infobae. Sentada a su lado, Germán Glessner, presidente de la Asociación Argentina de bobsleigh, skeleton y luge, el hombre que junto a su secretario general, Christian Atance, convenció a Dahlgren de lo que al principio ella creía que era una broma.

- ¿Cómo llegaste a esta decisión?

- Amo la vida de deportista, los entrenamientos, tener un objetivo al despertarme. Christian Atance me agarró a fines de 2018 en la fiesta del Comité Olímpico Argentino: "Cuando te retires vení a empujar el bobsleigh". Me pareció divertido. Un año después, Germán se sumó a Christian y me convencieron. Es una propuesta que me divierte, mi entrenamiento explosivo es adecuado para lo que voy a necesitar para el bobsleigh. Aunque yo odio el frío, no sé qué voy a estar haciendo en los Juegos de invierno (ríe). Aunque cuando estudié en Estados Unidos sí le prestaba atencón a los X Games y al snowboard. Y creo que todos vimos Jamaica Bajo Cero (Cool runnings), una gran película. Todo lo que sé del bobsleigh lo sé básicamente de esa película.

Glessner se ríe de comentario. “¡Es válido!”, dice. No le gusta decirlo, pero es el único argentino que es amigo íntimo del príncipe Alberto de Mónaco, al que conoció compitiendo en los Juegos. Glessner estuvo en los de Salt Lake City 2002 y el principe monegasco compitió en cinco ediciones. Algún que otro consejo le dará a Dahlgren, admite.

Que en Argentina no haya una pista para entrenar y competir en bobsleigh, skeleton y luge no es una rareza ni algo que se pueda cuestionar demasiado: no hay ninguna en el hemisferio sur, el lanzarse por el canal helado en un trineo de mayor o menor tamaño, solo o acompañado, es una pasión (de minorías, pero pasión) en el hemisferio norte, de europeos y estadounidenses, básicamente, aunque ahora haya pistas también en Japón, China y Corea del Sur.

Hay algo curioso en la historia del bobsleigh (o bobsled) argentino: en St. Moritz 1928, los Juegos que marcaron el debut del país en las citas olímpicas invernales, se presentaron dos equipos de cinco integrantes. Uno terminó cuarto, a sólo ocho décimas del bronce. El otro, quinto. Nunca, jamás, una representación argentina en Juegos invernales volvería a obtener ni por asomo esos resultados.

Dahlgren junto a Germán Glessner, presidente de la Asociación Argentina de bobsleigh, skeleton y luge (Lihue Althabe)
Dahlgren junto a Germán Glessner, presidente de la Asociación Argentina de bobsleigh, skeleton y luge (Lihue Althabe)

“A partir de septiembre u octubre cuelgo el martillo y me pongo a entrenar”, dice Dahlgren para instalarle una sonrisa de oreja a oreja a Glessner, que admite tener “miedo” de contarle a la lanzadora tosos los detalles de su deporte. Ella bromea: “Ciento veinte es la velocidad máxima, ¿no?”. Glessner solo se ríe."La pista tiene tres largadas: la junior, a mitad de pista, la de damas, en tres cuartos de altura, y la ‘bob start’, arriba del todo. Cuando ves lo de arriba decís ‘de acá no me tiro ni loco’, porque vas sin frenos, es física pura: acelerás acelerás y acelerás en la caída...".Contra lo que podría pensarse, Dahlgren tiene parte del camino hecho." El deporte del que viene ella implica una salida explosiva. Ella ya tiene eso, le falta la parte del pilotaje", explica Glessner a Infobae. “Jennifer va a entrenarse en Estados Unidos o Europa. Europa es ideal porque hay muchas pistas cerca”.Antes de que ese momento llegue, antes de que Dahlgren viva en carne propia la aventura de aquellos jamaiquinos en los Juegos de Calgary 88, está Tokio 2020. Y la presencia en esos Juegos no está asegurada, porque la lanzadora figura hoy 38 en el ranking olímpico, y solo clasifican 32. Está compitiendo contra su propio cuerpo, ya que se operó del pie de apoyo en noviembre: tenía, literalmente, un tornillo suelto y el tendón casi desprendido."Menos mal que me operé, porque el tornillo estaba suelto y hacía fracturas del hueso. Tenía el pie detonado. Seis semanas sin caminar, cuatro meses de postoperatorio. Fue difícil, muy frustrante. Desde enero a ahora aceleramos mucho, estamos tratando de recuperar el tiempo perdido, estamos a tres semanas de los torneos".

- ¿Vas a llegar a Tokio?

- El ranking olímpico se cierra el 30 de junio. Tengo una buena chance, pero hay que aplicar una estrategia. Y estoy muy bien, con mi grupo de kinesiólogos, la gente del Grupo Agile, con mi nuevo nutricionista tenemos un plan, estamos tratando de hacer lo mejor posible por llegar a Tokio. Quiero estar en mis quintos Juegos Olímpicos.

- Muy poca gente llega a unos Juegos Olímpicos. Y a cinco, solo unos centenares en la historia en todo el mundo...

- Sé que en Argentina somos cuatro mujeres que estuvimos en cuatro Juegos: Ceci Biagioli, Magda Aicega, Lucha Aymar y yo. Cuando tenía 14 años y recién empezaba a lanzar martillo me dije qué lindo sería estar en unos Juegos. Y el pensamiento siguiente fue qué loco sería estar en cinco Juegos. A los 14 ya deliraba con estar en cinco Juegos. Había encontrado algo que me apasionaba, que me ayudaba a combatir ese momento difícil del bullying, de odiar mi cuerpo, esa sensación de que yo quería tener otro cuerpo para vivir mi vida y encontrarme con que ese cuerpo me permitía destacarme en el lanzamiento de martillo. Fue un camino de sanar viejas heridas, de sanarme.

- ¿Y cómo estás con eso, con lo de las heridas, con lo de quererte, sanarte?

- Hoy la verdad que estoy mucho mejor. Me gustaría volver a hablar con la Jennifer de los 15 años y decirle “Jennifer, no pierdas tiempo odiándote, odiando tu cuerpo”. Pero creo que hay cosas que hay que vivir para poder procesarlas. Lo que sí fue bastante loco en estos años fue lo de ser vocera del anti bullying, de la ley de talles, de la autoestima, del aceptarse. Compartiendo mi historia encontré contención en redes sociales por parte de gente que vivió cosas similares a la mía. Por eso este año mi otro gran objetivo es desarrollar una fundación que trabaje con chicas adolescentes que están pasando por situaciones difíciles de bullying y baja autoestima. Talleres de wellness para poder combatirlo.

Dahlgren ya compitió en cuatro Juegos Olímpicos (Lihue Althabe)
Dahlgren ya compitió en cuatro Juegos Olímpicos (Lihue Althabe)

- Ayudar a los demás te ayudó a vos...

- Absolutamente. Y cada vez que yo cuento mi historia en una charla sigo ganando distancia con las cosas que me pasaron, sano viejas heridas y piso cada vez más fuerte como la mujer que soy.

- ¿Estás soltera, en pareja?

- Estoy soltera, tranquila. Soltera. He estado de novia, obviamente, pero soy muy buena compañera conmigo misma. No me molesta estar sola, soy super activa, con 20 programas en un mismo día. Siento que mi vida es plena más allá de no tener una pareja con quién compartir.

- Decís que confiás en llegar a los Juegos. Entonces, ¿en qué nivel se te verá en Tokio?

- Si son los últimos quiero que sean los mejores. Y para mí no se trata tanto por lanzar una determinada distancia, sino de despedirme, de disfrutar lanzando, de lanzar bien en el cierre de la etapa. De despedirme en la elite del mundo.

- En los últimos Juegos que disputaste, ¿qué te hizo más daño: los nulos en sí o lo que la gente decia después de que hicieras esos nulos?

- Es como que el nulo tomó vida propia. Si bien en Londres tiré tres nulos, en Río me recordaban aquello. Si sumamos todos los lanzamientos válidos de mi carrera, buenísimos... Pero la gente siempre se enfocaba en lo negativo, Y la verdad es que en esos momentos vos estás arriesgando todo para sacar un buen tiro y pelear una final olímpica o buenos puestos. La gente hablaba tanto de eso que me acomplejé. Fue un proceso de años para no escuchar esos comentarios... Sumé a mi gran equipo de contención un psicólogo deportivo.

- ¿Cómo es ese momento en el que estás por lanzar, qué pasa por la cabeza, cómo se decide hasta dónde arriesgar?

- Yo no estoy pensando en ese momento si el tiro va a ser válido o no. Yo te puedo dibujar un tiro válido de 65 metros, pero no me sirve, yo necesito un tiro de 70 metros. Vos dejás que la adrenalina te lleve a lanzar lejos, lo que pasa es que el argentino es muy extremista. Si me salía alguno de esos tiros yo era crack, dios. Pero como no me salió soy una fracasada, te tiran al otro lado del espectro. Y no es así, un deportista es un ser humano. Me costó, pero entendí que no le debo explicaciones a nadie.

- Podría decirse que preferís un nulo a un tiro de 65 metros. Significa que estás intentando ir más lejos...

- Es que hay nulos y nulos. Nulos buenísimos que se te salieron del área por cinco centímetros. Lo que yo prefiero es un tiro buenísimo de 71 metros al centro.

Dahlgren buscará ser olímpica en bobsleigh (Lihue Althabe)
Dahlgren buscará ser olímpica en bobsleigh (Lihue Althabe)

- Y has tenido esos tiros, por eso ganaste torneos sudamericanos e iberoamericanos. Pero en los Juegos te traiciona la presión del qué dirán, ¿o se trata más de que el entorno es tanto más competitivo y que no se puede comparar con las exigencias de otros torneos?

- Londres 2012 fue clave. Llegaba con mucha presión encima, porque entre 2011 y 2012, que había llegado a una final mundial, pasé a ser la candidata del atletismo en los Juegos. Yo era lanzadora de martillo y me pedían fotos en la calle, notas todo el tiempo, venían los sponsors... Era muy lindo, pero yo no estaba preparada para manejar todo eso. Tenía 28 años, pero es un deporte muy amateur. Fue un efecto bola de nieve, llegué a Londres colapsada, sofocada. Se dio el resultado que se tenía que dar por cómo estaba yo anímicamente. Y eso implicó seis años en los que me costó dejar atrás lo de Londres. Por eso 2018 fue un año increíble, me operan del menisco y cinco meses después gané con mi mejor marca en años, por cinco centímetros, los Juegos Odesur. Fue increíble. Hice el click, gané el Iberoamericano y terminé entre las 25 mejores del mundo. Fue el año que me animó a intentar llegar a Tokio. Pero el tema vuelve a ser Pekín y la aventura de probarse en los Juegos de invierno en la capital china. Glessner le da a Dahlgren un panorama de lo que se puede encontrar: “Las pistas de hoy son más rápidas que las de hace 30 o 50 años, se busca espectacularidad”.

- ¿Y por qué creíste en Jennifer?

- Confié en Jennifer por su profesionalismo total. Estos deportes tienden a atraer turistas, y yo busco otra cosa. Y obviamente vamos a conseguir sponsors, porque Jennifer es una estrella, marca registrada. Yo busco representantes diplomáticos de mi país, no me gusta llevar a cualquiera.

- ¿Cuál es el plan? ¿Va a competir en el trineo individual, en el doble?

- Estamos viendo el bob de dos, y si las cosas van bien estamos pensando en entrenar también el mono bob, que es una categoría muy nueva. Si podemos, haremos los dos. Dahlgren se entusiasma y demuestra tener ya bastante estudiado el tema: “Hay un asunto con el peso máximo que puede transportar el trineo, tenemos que ver cómo lo ajustamos. Es algo que nunca hice, aunque sí me he tirado en paracaídas. No soy pistera, pero sí polideportiva. He esquiado, he hecho snowboard... El deportista siempre tiene la zanahoria adelante, los deportistas somos muy autoexigentes. Siempre queremos más. Pero hoy valoro todo, también los años malos, porque te forman como persona. Aquellos seis años desde Londres 2012 yo me cuestionaba a diario. Y eso me hizo mejor. Hoy me gusta romper paradigmas y surfear los límites. Que te digan que si pesás 100 kilos no podés hacer escalada deportiva. ¿Ah, no? Y lo hice. O gimnasia deportiva. Y ahora quiero el bobsleigh”.Glessner destaca que la federación internacional de su deporte está “feliz” con la confirmación de que contarán con Dahlgren, aunque hay un tema que lo preocupa: quién será la segunda integrante del trineo, la “frenadora”, como se dice en la jerga del bob."Si alguna chica deportista lee esto y se entusiasma, que nos avise", pide Glessner. Su nueva aliada lo mira divertida y le quita cualquier atisbo de problema al asunto: “Vos poné el camión en marcha que los melones se acomodan solos”.

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