6 historias poco conocidas de Diego Maradona en el Boca campeón de 1981

Las amenazas que recibió de sus compañeros, la vergüenza de la primera concentración, su faceta solidaria con las divisiones infantiles y sus enfrentamientos con La 12 representan algunas de las anécdotas menos contadas del técnico de Gimnasia en su primer paso por el club

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Maradona a Boca, en 1981:
Maradona a Boca, en 1981: pago del pase en dólares

Diego Armando Maradona volverá a pisar el campo de juego de la Bombonera cuando su equipo visite a Boca por la última fecha de la Superliga. Esta vez, será como director técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata. Y en un contexto muy diferente al de casi cuatro décadas atrás cuando debutó por vez primera con la casaca Azul y Oro.

Boca fue el primer club que lo vio levantar su único título en la Argentina (Metropolitano 1981) y utilizó la camiseta número 10, la que le daría luego su respeto y admiración en el mundo entero. El club donde vivió momentos inolvidables y hasta ahora desconocidos.

La vergüenza de la primera concentración. Maradona llegó a la Candela acompañado de su representante. Ambos arribaron en el auto de Jorge Cyszterpiler. Pero le costó bajarse del Mercedes Benz 450 porque tuvo vergüenza de mostrar su bolsito.

Boca era patrocinado por Adidas y sus jugadores tenían bolsos y ropa de primer nivel. El plantel entrenaba con buzos de color azul con vivos blancos. Por su parte, Maradona mantenía el auspicio de Puma y le daba pena mostrar su bolsito marrón, chiquito y muy feo, según manifestaron varios que lo pudieron observar.

Ante esta situación, su agente caminó los pasillos del predio para ir en busca de dos referentes del plantel. Se cruzó con José María Suárez y Roberto Mouzo, quienes lo fueron a buscar y lo acompañaron para que se sume a la concentración.

“Su primera etapa en Boca fue excepcional. Una vivencia extraordinaria. Fue un año de ganar todo. Sus compañeros se asombraban con los movimientos que hacía en la cancha. No lo hacía cualquiera. Sólo los genios lo podían llevar a cabo. Se maravillaban con la manera de entrenar. Diego se ubicaba detrás de los arcos y le pegaba con ciertos chanfles, con la parte interna y externa del botín, y metía la pelota adentro del arco”, remarcó a Infobae, Horacio Bongiovanni, ayudante de campo de Silvio Marzolini, DT de plantel de primera.

El día que Maradona quiso abandonar Boca, revoleó la camiseta al suelo y sus compañeros lo amenazaron. Se enojó y casi lo golpean en el vestuario. Fue el 29 de marzo de 1981, durante su cuarto partido en la institución. En el entretiempo ante Newell’s (con resultado parcial 1 a 1), en la Bombonera, entró furioso al vestuario e insultó a todos. Se sacó la camiseta, la tiró al piso y dijo: “Yo no juego más porque amagan con pasarme la pelota y no me la dan”. Él creía que sus compañeros le hacían un vacío. Que lo ignoraban. Que no se la pasaban para hacerle la cama. Pelusa se enojó feo y quiso dejar el equipo en ese instante. Es más, antes de comenzar el complemento, se acercaron José María Suárez (defensor derecho) y Vicente Pernía (central), y le dijeron: “La camiseta de Boca no se tira al suelo. Es una falta de respeto. No te la pongas porque la tiraste y no vas a entrar. La próxima vez te golpeamos”.

Diego MARADONA - 01.03.1981 -
Diego MARADONA - 01.03.1981 - Boca Juniors / Instituto de Cordoba - Foto: Alain De Martignac / Icon Sport

Diego pidió explicaciones para entender por qué no se la pasaban y le respondieron: “Mirá que nosotros conocemos a La 12 mejor que vos y no te damos la pelota porque siempre estás con una marca encima. Y si te la quitan, te van a insultar de los cuatro costados del estadio. Es para protegerte”, le contó a Infobae el Colo Suárez, y agregó que Maradona les pidió disculpas y les dijo: “A mi denme la pelota siempre que si me insultan me la banco”. Al final, jugó el segundo tiempo e hizo un gol. La pidió todas y el equipo dirigido por Silvio Marzolini terminó empatando 2 a 2.

Más allá de ese entredicho, la relación con sus compañeros fue muy buena. Tal es así, que cuando tenía que ir a alguna fiesta o evento especial le pedía permiso a sus colegas e integrantes del cuerpo técnico. Una vez, lo invitaron al recital de Queen en Vélez. Maradona habló con los referentes para pedirles permiso y éstos se lo comunicaron al entrenador. El 10 volvió a la concentración a la una de la madrugada con regalos para todos y al otro día, Boca le ganó a Huracán por 2 a 0 en Parque Patricios.

El día que desairó a un Rey en Malasia. Su llegada a la Institución provocó que la dirigencia busque otros recursos económicos para pagar su contrato alto y costoso. Boca estaba prácticamente en la quiebra y aprovecharon su arribo para paliar deudas económicas. Se les ocurrió armar amistosos en el interior del país y en el exterior durante la vigencia de su contrato.

Hicieron dos giras por Europa, Asia y África. Disputaron cuadrangulares los martes y jueves. Fueron a Japón para medirse con la selección local (empate 1 a 1 en el Estadio Nacional de Tokio), a Hong Kong para medirse ante el Seiko (2 a 0) y a Kuala Lumpur para visitar al seleccionado de Malasia en el estadio Merdeka (triunfo por 2 a 1), entre otros.

Su fama era tan grande que hasta el Rey de Malasia suplicó conocerlo y darle un abrazo. Fue en la previa al amistoso contra el seleccionado local. Antes de de que ingresen los equipos al campo de juego, el monarca, Mahathir Mohamad, salió por el túnel con su camisa floreada, se acercó al lugar donde estaban los protagonistas del juego formados, se enloqueció con la presencia del 10 y le dio un abrazo inesperado.

Maradona se asustó, lo empujó y les dijo a sus compañeros: “Sáquenme a este fastidioso de encima que me está abrazando”. El momento difícil que atravesó por la fama y pensó en retirarse. Durante un vuelo a Costa de Marfil, Diego analizó seriamente en dejar el fútbol. La fama lo estaba cansando. Tal es así, que hizo catarsis con un compañero varias horas. Le comentó que ser famoso lo estaba perjudicando. Que no se sentía cómodo siendo tan popular porque había hecho cerrar dos cines de la calle Lavalle, en el centro porteño, para ver dos películas. Se sintió incómodo con esa situación, entre otras tantas, porque su representante pagó todas las entradas para que él y su novia, Claudia Villafañe, observen los films.

Además, estaba cansado de las constantes críticas de la prensa. Fue la primera y única vez que pensó seriamente en abandonar su carrera. Lo tenía tan angustiado la situación que lo habló con su papá Don Diego, con su representante y con varios compañeros del plantel. “Me gustaría ganar plata con el fútbol, pero no ser tan famoso porque no puedo hacer un montón de cosas que puede disfrutar cualquier ser humano. Me gustaría salir a comprar ropa con Claudia, pero no puedo”, relató en esa charla con uno de los referentes.

Maradona estaba sintiendo una incomodidad tremenda con su fama que crecía día a día. Y no se sentía bien. Cuando sufrió la primera apretada de la barra brava y los enfrentó con apenas 20 años. Con la cantidad de viajes y amistosos en el exterior, el equipo dejó de lado el Metropolitano y la diferencia con Ferro se fue achicando, al punto de que casi pierden el torneo. Ahí empezaron los inconvenientes con la dirigencia presidida por Martín Noel y el vicepresidente, Corigliano. Y también, los problemas con La 12 comandada por José Barrita, El Abuelo.

Una noche de concentración en la Candela apareció la barrabrava. El plantel estaba cenando en el comedor. Fueron más de 150 “hinchas” que los encerraron en la sala de reuniones. Uno mostró un arma y la puso arriba de la mesa de ping pong para amenazarlos. Les advirtieron que sabían los pasos de cada familiar, donde dejaban los autos y en los barrios que vivía cada uno. La barra creía que se les escapaba el campeonato y bajaron sus rendimientos porque varios futbolistas, supuestamente, salían de noche. Por este motivo, fueron a apretarlos a la Candela.

“En un momento, Diego intentó enfrentar la situación y tomar la palabra. El Abuelo le dijo que se quede tranquilo, que el asunto no era con él y lo invitó a retirarse. Pero el 10 bancó la parada y se quedó a apoyar a sus compañeros”, comentó Bongiovanni sobre ese momento temeroso que vivió el plantel. Ahí tomó la palabra Marzolini y estuvieron media hora dialogando.

Durante la charla, los jugadores se defendieron explicándoles que el bajo rendimiento se debía a la cantidad de amistosos que disputaban. La apretada se dio la noche anterior al triunfo de Boca sobre Estudiantes por 1 a 0. Al final, el plantel cumplió con su objetivo y se coronó campeón en el Metropolitano.

Su costado oculto solidario que pocos conocían y callaban. Maradona fue el único futbolista del plantel que iba a visitar a los internos a la Candela y les llevaba obsequios para que puedan sobrevivir a la mala situación financiera del club. La dirigencia no tenía dinero suficiente para solventar los gastos de los 75 juveniles que residían en el predio. Diego colaboraba con plata de su bolsillo, todos los días, para comprarles alimentos, botines y vestimenta para que puedan entrenar.

Los chicos no tenían para comer sino hubiese sido por Diego y el Frigorífico “El Yaguar” que donaba carne. La única condición que puso Maradona fue que nadie se enterara de la situación del club para evitar malentendidos.

Casi 40 años después volverá a la Bombonera, escenario donde se consagró por primera vez en su extensa carrera. Sin dudas, será un partido con muchas sensaciones encontradas para el hoy director técnico del Tripero platense.

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