“La verdad que el Wancho está trabajando muy bien, se lo ve en la semana muy metido, ha bajado muchísimo de peso y creo que se le está dando cada vez que entra con muchísimas ganas. Lo tengo que poner a dieta yo porque no le hace caso a nadie. Sabe que es verdad”. Las palabras de Carlos Tevez dirigidas a su compañero y amigo personal Ramón Ábila sirvieron como anticipo del análisis que haría el centrodelantero tras el 4-0 ante Colón.
Respecto al ciclo pasado, donde adquirió rodaje como titular luego de la partida del Pipa Benedetto a Europa, Wanchope perdió consideración. Uno de los capitanes con los que cuenta el plantel xeneize corre desde atrás con Miguel Ángel Russo. Pero hace sus méritos para hacerlo dudar entre él y Franco Soldano, el 9 elegido por el momento.
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Y desde la asunción del cuerpo técnico de Miguel supo que tendría que someterse a dos controles de peso semanales con riesgo de multa económica si no se está en el kilaje determinado.
“(Tevez) es uno de los rompe pelotas que tengo atrás, que me está taladrando la oreja. Me cagan a puteadas, me frenan él y la nutricionista. Lo importante es que uno lo toma para bien, trato de seguir una línea para estar a disposición”, aseguró el cordobés de 30 años que sueña con permanecer en Boca por muchos años más hasta que vuelva a Instituto para su retiro como profesional.
Si no se cuida con las comidas, Ábila es propense a engordar con facilidad. No supo calcular en qué peso estaba después de sudar en la calurosa Santa Fe pero admitió que modificó su conducta alimenticia y se está exigiendo tal como lo hizo cuando militó en el Cruzeiro de Brasil. Redujo las harinas al mínimo y quitó los dulces hasta del café: “Estoy privándome de muchas cosas y eso hace que el rendimiento sea mucho mejor. El profe (Damián Lanatta) es muy exigente con el entrenamiento, es muy duro. Todo va de la mano, un buen entrenamiento, una buena alimentación y el descanso”.
Ramón está soportando la suplencia sin chistar y, cuando le toca sumar minutos, busca aprovechar al máximo las oportunidades. Contra Atlético Tucumán generó un penal que cambió por gol para sentenciar el pleito en la Bombonera y en el Cementerio de los Elefantes maravilló a todos con una tijera espectacular.
“Quiero demostrar que estoy a la altura, goles creo que todavía sé hacer, entonces lo único que me falta es entrenar bien y cuidarme. Creo que eso me va a llevar a buen puerto”, opinó atinadamente.
Su alta efectividad ante los pocos minutos que disputó en lo que va de 2020 lo tienen satisfecho, aunque claro está, ahora aspirará a contar con más protagonismo con el inicio de la Copa Libertadores que para Boca arrancará mañana por la noche en Venezuela ante el Caracas.
En los últimos encuentros se notó un cambio físico respecto a su figura en la pretemporada y lució más estilizado. “Ser flaco no te garantiza nada”, llegó a declarar Wanchope durante su estadía en Huracán. Pero con las exigencias del actual DT sabe que los permitidos no son negociables.
Respecto a la tijera, reveló: “La practico. La practicaba mucho en Huracán, en Cruzeiro y Sarmiento. Acá no me venía tocando y ya estaba medio vago para practicarla en Boca. Con Guillermo (Barros Schelotto), Gustavo (Alfaro) y Miguel (Russo) la única que nos quedaba a los 9 era empujarla adentro del área porque los que tenemos a los costados son unas flechas”. Siempre gozó de una notable agilidad pese a ser corpulento pero con menor peso maneja aún mejor estas situaciones.
Ábila habló de su competencia sana por el puesto de centrodelantero al que calificó de “tipazo” y remarcó que no hay pelea sino una simple elección del entrenador. Al igual que el resto de sus compañeros, está motivado con el estreno en la Libertadores y el final de la Superliga: “Queríamos pelear hasta el final y arrancar la Copa de la mejor manera. Pelear todo lo que se nos presente este año como tiene que ser, como la camiseta manda”.
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