Eduardo Salvio, entre los entrenamientos extra, su faceta goleadora y el drama familiar

El Toto fue uno de los jugadores destacados de Boca ante Godoy Cruz y atraviesa un gran momento futbolístico pese a estar pendiente de la salud de su madre

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Boca tuvo un convincente primer tiempo ante Godoy Cruz pero tardó más de la cuenta en cerrar el encuentro que lo puso un rato en la cima de la Superliga junto a River. El talento y oportunismo de Eduardo Salvio fueron los motivos por los que el equipo de Miguel Ángel Russo, que continúa en crecimiento, liquidó el pleito ante el débil elenco mendocino que ya jugaba con 10 hombres. Lo cierto es que el Toto tiene sentimientos encontrados por los últimos tantos marcados y una situación personal.

En la entrevista post match Salvio declaró que le habían traspasado la presión a River (que luego derrotaría a Estudiantes), que Boca fue encontrando la forma y que se siente a gusto con el estilo de juego directo que están practicando. Y a la hora de la dedicatoria por su doblete, nombró a su mamá, su mujer y sus nenes. Justina López, la Tota, está luchando contra un cáncer desde hace un tiempo y a principios de mes tuvo que ser intervenida de urgencia.

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Fue antes del encuentro ante Atlético Tucumán que su esposa, Magalí Aravena, publicó en sus redes sociales una imagen del duelo en la Bombonera visto desde un celular. La Tota no solamente es fanática de su hijo sino también muy bostera. E independientemente de la realidad que le toque afrontar, permanece pendiente.

Entre negociaciones con Benfica, la planificación de la mudanza y el traslado de su familia, Toto también puso en la balanza el hecho de estar cerca de sus padres y, lógicamente, cumplirle el sueño a su madre de defender los colores de su corazón. En ella también pensó cuando anotó el 2-0 ante Central Córdoba en Santiago del Estero el fin de semana pasado y ahora extendió la racha con un zurdazo formidable para el segundo y la aparición en el área en el momento exacto para sentenciar el 3-0 ante el Tomba ante la atenta mirada de un Juan Román Riquelme que tomaba mates en el palco.

La Tota salió de terapia intensiva la semana pasada y el mediocampista ofensivo de 29 años intenta alcanzar su mejor nivel desde su arribo a la institución para contentar a su entrenador, los hinchas y también a su mamá.

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Además de los rivales de turno y las circunstancias futbolísticas de cada compromiso, a Salvio lo pone a prueba la vida y él responde: estuvo al tanto de la evolución de su madre a cada hora pero no faltó a entrenamientos e inclusive mantuvo sus sesiones personales a contraturno.

Desde que llegó al país, usa las tardes para complementar trabajos con un entrenador personal (lógicamente con el permiso del cuerpo técnico de turno). Es un hábito que creó desde que estaba en Lanús, club en el que se formó y debutó en Primera y también durante su paso por Europa (Benfica y Atlético Madrid).

A fines del año pasado, después de la eliminación de Boca contra River en las semifinales de la Libertadores, Salvio fue uno de los apuntados por una racha de lesiones que lo marginó del Superclásico por Superliga y de estar al 100% para el de ida jugado en el Monumental (apenas entró sobre el final).

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Ya lo había anticipado anteriormente: “La pretemporada es muy importante para todos los jugadores y cuando termine este año será el objetivo para mejorar en lo físico de cara a lo que venga”. Tras el primer semestre que sirvió como adaptación, la meta de Salvio para 2020 será tocar el techo físico y futbolístico sin tener imprevistos y contratiempos musculares que atentaron contra él -y por ende contra Boca- a fines del año pasado.

Todavía le resta mucho por mejorar y se acerca el final del campeonato más el inicio de la Copa Libertadores, que volverá a ser la obsesión xeneize por decantación. Salvio acusa cuestiones familiares pero pone el pecho, pide la pelota y se apunta como uno de los posibles estandartes del ciclo de Russo. A la preocupación por el trabajo le añadirá la ilusión de seguir dedicándole goles a Doña Tota y, quién dice, también la Séptima.

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