El peso del apellido posó sobre sus espaldas una mochila que no es sencilla de llevar. Federico Coria carga con eso desde sus comienzos. Su hermano Guillermo, diez años mayor, marcó un camino de elite que lo transformó en uno de los mejores tenistas argentinos en toda la historia. Fede, a los 27 años, disfruta del mayor sueño de su vida y pide que nadie lo despierte: ganó su tercer partido de nivel ATP de toda su trayectoria ante una de las máximas promesas de España y batalla por alcanzar las semifinales del prestigioso ATP 500 de Río de Janeiro.
En un cierre cargado de tensión –en el que festejó con llanto una bola que le daba el triunfo pero que luego significó un punto para su rival por la revisión en el ojo de halcón–, Coria triunfó por 6-4, 4-6 y 6-4 sobre el joven de 16 años Carlos Alcaraz luego de 2 horas y 19 minutos de acción para acceder a los cuartos de final del torneo brasileño que lo tiene como único representante argentino.
Luego de atravesar los dos partidos de la qualy, accedió al cuadro principal y dio la sorpresa frente al francés Corentin Moutet (77° del ranking): lo venció 1-6, 7-6 y 7-6. Ese había sido su segundo éxito de nivel ATP, tras lograr por única vez una victoria en los cuadros principales del tenis mundial durante mayo del 2018 sobre el argentino Nicolás Kicker en la primera ronda del ATP 250 de Lyon.
Aunque el combo de alegría por lo conseguido en Río está completo con un dato clave: los puntos acumulados hasta el momento le permitirían quedar a un paso del Top 100 del ranking mundial por primera vez en su carrera (hoy está 116 del mundo).
“Uno lucha tanto. Tantas veces me vi fuera de este deporte. No lo disfrutaba. No te alcanza el dinero. No podía salir de los Futures. En Challengers recién me pude mantener económicamente. Estuve muchas veces fuera del tenis y esto es inimaginable para mí. Ser tenista es ser Top 100. Nos criamos de esa forma. Esta semana me permite tener un equipo de trabajo, por ejemplo”, declaró al sitio oficial de la ATP tras la victoria. “¡Por favor, no quiero que me despierten que esto sigue!”, pidió.
“No me quiero adelantar, pero es un sueño en mi vida llegar a meterme al Top 100. No sé si ahora, pero más adelante voy a estar cerca. El sueño de mi vida es entrar a Roland Garros directo, y si cumplo esas dos cosas será más de lo que soñé”, señaló quien el viernes se topará por los cuartos de final contra el chileno Christian Garín, reciente campeón del ATP 250 de Córdoba y ubicado en el puesto 25 del planeta.
“En casa me deben estar odiando por lo que los hice sufrir. Ellos saben el camino duro que pasé. A mi hermano, a mi familia, sólo les digo gracias por haber estado ahí. Estuve desmotivado muchas veces, por suerte me está tocando esta semana”, declaró casi con lágrimas en los ojos, las mismas que se posicionaron cuando festejó por adelantado la victoria ante Alcaraz.
El hermano del Mago, que el año pasado conquistó su único titulo Challenger en Savannah (Estados Unidos) tras vencer al italiano Paolo Lorenzi, recordó lo difícil que es llevar el apellido del hombre que llegó a posicionarse como número 3 del planeta en 2004: “La gente esperaba que yo jugara más o menos como mi hermano. Fue muy difícil. Había comentarios de chicos que decían que yo era muy malo. A mí me afectaba mi personalidad, miraba todo el tiempo para abajo. Adonde iba a jugar, mi hermano había ganado ese torneo siendo dos años más pequeño. ¡Hasta pensé en cambiarme el apellido! Entonces dejé el tenis a los 16 años porque la pasaba muy mal, estuve nueve meses sin jugar”.
Entre las pocas experiencias en un cuadro principal de torneos ATP, Coria sólo acumulaba una caída este año en el estreno contra Andrej Maritn en el Cordoba Open y aquella mencionada victoria contra Kicker en Lyon (luego fue eliminado por Mikhail Kukushkin). El resto de su carrera se completa entre torneos ITF, Challengers y qualys de certámenes ATP.
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