Su apellido es sinónimo de Vélez. Los 633 partidos con la V azulada sobre el pecho lo reafirman. Fabián Cubero ya no es aquel joven marplatense que un día decidió probar suerte por Liniers tras una breve estadía en la reconocida Masía rosarina de Renato Cesarini. Poroto es uno de los personajes más importantes del fútbol argentino de las últimas décadas y, también, una suerte de celebrity del espectáculo.
A horas de realizar su partido de despedida –el próximo 28 de marzo en el Estadio José Amalfitani–, el emblemático capitán del Fortín se sentó con Infobae para hablar de todos los temas: de las complejidades a la hora de manejar un vestuario profesional, a la convivencia entre la exposición mediática y la del fútbol. De la crianza de sus hijas y sus relaciones que son portada de revistas, a la reflexión sobre la violencia en el deporte que ama.
—¿Hubieses modificado algo de tu carrera?
— No, lo que conseguí fue todo en base a las decisiones que tomé y la verdad que la trayectoria que yo tuve en Vélez durante toda mi carrera es una trayectoria importante. Pude terminar siendo reconocido por la gente de principio a fin con sacrificio, con voluntad, con buena predisposición, con alegría, entonces todas esas cosas se valoran. Al final de la historia, cuando miras para atrás, la verdad que yo no me puedo arrepentir de nada porque estoy muy feliz de la carrera que hice. Volvería a repetir lo mismo: en el momento que tuve la posibilidad de irme a jugar afuera hace unos cuantos años a Italia, existía esa posibilidad y yo dudé un poco y decidí quedarme…
— ¿Por qué dudaste?
— Porque yo tenía un recorrido lindo acá en Vélez y la parte económica no me iba a salvar por irme a jugar a otro equipo. El sentimiento que yo tenía, y que siempre tuve con Vélez, fue mucho más allá que lo económico. El único momento en que tomé la decisión de irme de Vélez fue en un momento muy especial donde yo estaba empezando una relación que podía llegar a distraerme un poco de lo que es el fútbol profesional; ahí sí tomé la decisión de irme a jugar a México un año y medio…
— Ah, con Nicole...
— Exacto. Como era una relación con mucha exposición yo en ese momento sentí que me iba a jugar un poco en contra para lo que yo pretendía en el fútbol. El tema es un poco delicado. El ambiente del mundo del espectáculo, con el ambiente del fútbol, no son muy compatibles, digamos. Tenés que saber llevarlo y yo no quería entorpecer mi carrera. Por eso tomé la decisión de irme a México porque justo surgió esa posibilidad. Pero después pasado el año y medio tuve la posibilidad de volver al país y ni lo dudé porque era volver a Vélez. Era continuar con algo que había iniciado. Eso después me dio la posibilidad a mí de estar tranquilo. Por eso te digo de que hoy en día sé que las decisiones que tomé fueron justas.
— Hoy estas en una situación parecida a la de antes: tu vida privada llama tanto la atención como tu carrera en el fútbol.
— No, es algo que lo vivo de la misma manera que cuando llegué a tomar esa decisión. Esto mismo que me está pasando, que me pasó, desde que volví de México sabía que me iba a pasar desde un inicio. Por eso te digo que fue acertada la decisión de irme, porque cuando volví ya la relación estaba afianzada, ya era otra cosa, yo trataba siempre de diferenciar los dos ámbitos y de esa manera la fui llevando bastante bien. Obviamente siempre salen temas que se relacionan uno con otro, pero mi vocación siempre fue el fútbol y siempre traté de volcarme de lleno a eso porque es mi pasión. Era a lo que me dediqué toda la vida y lo que siempre me gustó.
— Pero no te molesta cuando te preguntan sobre tu ex pareja, sobre tu actual, sobre tus hijas...
— No, no me molesta, porque estoy acostumbrado, contesto lo que puedo contestar y lo que no puedo, no lo contesto. Después sigo abocado a lo que es el fútbol. Hoy en día es otra posición la mía porque ya no sigo jugando, pero en el momento de mi carrera sí había que saber diferenciar una cosa de la otra; debía tratar de no meterme mucho en la parte del espectáculo para cuidar lo deportivo.
— ¿Por qué te quedaste tanto tiempo en Vélez?
— Porque era un sueño que yo tenía. Tuve esa revancha del 95, que no se pudo dar, a pasar al año siguiente a tener la posibilidad de poder estar. Esas cosas a mí me gusta guardarlas y tenerlas como algo lindo, algo que me pasó. El hecho de llegar a la pensión del club, rodearme permanentemente con la gente del club, con los empleados, con los dirigentes, con los compañeros y demás, como que mi relación se fue afianzando cada vez más. No sólo con el fútbol sino con la institución. Es un tema de fidelidad que a mí siempre me gustó respetar y por eso siempre tomé la decisión final de quedarme en el club.
— ¿Cuando estabas en la pensión te imaginabas este futuro?
— No, yo me hacía la idea de poder debutar en primera. Mi cabeza no iba más allá. Yo estaba en la pensión y siempre hablábamos cuando íbamos a jugar los partidos de inferiores de tal compañero, de tal otro que debutaban en primera, que se acercaban, que estaban con el plantel profesional, entonces el anhelo nuestro era siempre poder debutar. Era lo que cualquier chico te contesta cuando vos le preguntas qué soñas, aparte ser jugador de fútbol, todos te dicen debutar en primera. Después el pensamiento no va más allá, yo no pensaba que iba a poder llegar a hacer la historia que hice en el club. Es algo que se va dando o que te va proyectando a corto plazo. En esos momentos yo no pensaba que me iba a quedar tanto tiempo en Vélez…
— Quizás te imaginabas en Europa..
— Sí, no pensaba más allá, simplemente yo quería estar en Vélez para debutar en primera. Después todo es una consecuencia de otra. Cuando debuté en primera que ya estaba con el plantel profesional decía bueno, cómo me gustaría ir al banco; y cuando iba al banco me decía cómo me gustaría entrar. Esto funcionaba así en mi cabeza. De esa manera, y una vez que fui titular, decía bueno: qué bueno sería ser capitán, y una vez que fui capitán, y son todos proyectos que uno va trazando a corto plazo ¿entendes? Por ahí en algún momento pensé: qué bueno sería estar en la selección mayor, que eso es algo que sí lo pensé siempre y nunca se me dio. Yo estuve mucho en las selecciones juveniles con Pekerman, estuve en la Sub 17, en la Sub 20, en la Sub 21, y siempre me quedó esa chispita de qué lástima que nunca pude escalar a la selección mayor, me hubiese gustado jugar en la selección mayor, pero…
— ¿Qué crees que te faltó?
— No, me faltó el técnico que le guste mi estilo, digamos. El técnico que me convoque que vio algo, así como me pasó con José Pekerman, que me citó en la Sub 17 y desde ahí me citó siempre. Bueno un técnico así en la mayor hubiera sido algo en el cual a mí me hubiese dado la posibilidad también para estar y demostrar que estaba a la altura. Claramente uno necesita tener un rendimiento importante porque no cualquiera llega a la selección mayor pero era algo que yo anhelaba, pero más allá de eso no reniego tampoco del tema, porque la trayectoria que tuve en Vélez es algo que para mí es muy importante y lo valoro mucho y eso también me lo hace ver el hincha de Vélez permanentemente.
— ¿Cómo es ser capitán?
— Ser capitán es amplio porque yo creo que el capitán no es solamente el que lleva la cinta de capitán. A mí como capitán siempre me gustó ir a fondo. Ir a fondo en todo sentido: en aconsejar a los más chicos que suben al plantel, en aconsejar a los jugadores nuevos que vienen al club, en ir a pelear los premios, en ir a pelear cosas para los empleados del club, ya sea los masajistas, los cocineros, los kinesiólogos, poder ayudar también a armar la Villa Olímpica. Me gustó involucrarme bien profundo como capitán, porque más allá de ser un líder, y al líder lo marcas con una cinta, hay muchas cosas internas dentro de un equipo en las que el capitán se tiene que comprometer y tiene que ir a fondo en todo. En ir a bajar la línea del técnico, te guste o no te guste la idea del técnico, el capitán tiene que bajar la misma línea hacia el plantel, es el que tiene que dar la cara ante cualquier situación.
— ¿Te hacían caso? Porque debe ser difícil, hay mucho ego también ahí...
— Sí, pero eso también depende de cómo lo maneje uno. Yo nunca fui un capitán autoritario, un capitán que decidiera cómo se hacían las cosas, sino siempre fui de incluir a los más grandes, a los que más experiencia tienen, de escucharlos, hacerlos hablar, cambiar opiniones, integrar a los más chicos e intentar que sea un grupo parejo. Que no se sienta el tema de la edad de los chicos que suben con 16, 17 años, con el que tiene 36, 37. Si bien tiene que haber un equilibrio y un respeto, creo que está bueno que todos se sientan parte y con la misma importancia que cada uno se merece.
— ¿Te la llegaste a creer?
— No, no, yo no porque a mí me costó mucho todo. Yo nunca fui un jugador como para destacarme en poco tiempo y creer que me quiera el Real Madrid o el Milán. Yo siempre la pelee, me costó mucho llegar a Vélez, me costó mucho llegar a ser titular, me costó mucho ser capitán, y entonces nunca tuve tiempo para creérmela tampoco. Aparte que no es mi forma tampoco. La verdad que no me la puedo creer porque no es algo innato mío, siempre me maneje a través de la humildad, del trabajo y siempre voy sobre esa línea.
— Cuando te veían los hinchas en alguna revista o en alguna campaña o cosas así, ¿cómo lo tomaban?
— En ese sentido lo manejamos bien. Digo lo manejamos, porque es raro que un jugador esté tan participativo en la parte del espectáculo, esto de hacer fotos, en gráficas, después verse en un programa o en otro. Pero a lo largo de mi carrera cuando me tocaba jugar todo lo otro quedaba al margen. Si a vos cuando te toca haces lo que tenés que hacer... En ese sentido la gente nunca me recriminó nada, nunca me dijo nada. Hablo de la gente de nuestro equipo, porque ellos en un punto vieron siempre que por ahí me veían en un lugar que no estaban acostumbrados a ver a un jugador de fútbol, pero después me veían en la cancha, veían quién era y cómo le dedicaba yo mis ganas, mi tiempo y mi profesionalismo al club. Entonces como que todo lo otro no importa lo que hagas en la vida privada, porque yo en la vida privada nunca hice ningún quilombo, nunca tuve ningún problema. Más allá de aparecer o tener una vida personal, en la cual sin querer aparecía en medios donde yo no estaba acostumbrado. Por eso decía que el mundo del fútbol con el del espectáculo no son tan compatibles, antes menos. Esa diferencia siempre se marcó. Ahora si ya un partido lo voy a jugar y lo hago a desgano o no iba a trabar una pelota como tenía que ir o no me sacrificaba como me tenía que sacrificar o veían que estaba relajado y demás, y posiblemente esto sí me hubiese traído muchos problemas el hecho de estar en las dos partes. Pero siempre en la parte profesional y en la de fútbol siempre me maneje de la misma manera.
— ¿Mantenes a tus hijas alejadas de los medios cuando se habla de vos?
— Sí, la idea es que sí, la idea es que ellas miren hoy con la televisión miren mucho Netflix, miran mucho videos en YouTube. No son de mirar muchos programas de aire digamos. Están mucho más con el tema de las series para nenas y esas cosas, entonces como que en ese sentido no son de mirar mucho televisión. Y aparte hay una medida cautelar que eso también acompaña un poco el hecho de no poder hablar tanto de las nenas y no exponerlas, y demás. Entonces es como que están tranquilas, viviendo el día a día.
— ¿Algo que hayas aprendido en este último tiempo?
— Todavía creo que no aprendí estar sin el fútbol. Eso es algo que me está costando. Por ahí miro las redes sociales y cuando veo algo, como que no lo quiero mirar demasiado, porque aparecen fotos de mis compañeros entrenando, aparecen fotos de mis compañeros yendo a la cancha de los partidos. Seguramente cuando mi cabeza esté más tranquila y más apta para pensar en otras que no sea el fútbol ahí voy a hacer el proceso.
— ¿Qué cosas no te gustan del ambiente del fútbol?
— Lo que no me gusta es obviamente la violencia en las canchas. A lo largo de toda mi carrera me ha tocado sufrir bastante no sólo con los insultos, los cantos y demás, porque eso la verdad que no es sufrir eso es parte. Hasta lo acepto... Es parte del folklore. Sacando obviamente los cantos racistas. Eso no, hablo de los insultos y demás. Eso es algo que me gustaría que se corrija para que vuelva el público visitante también. Es algo que se extraña del fútbol: ver todo el estadio lleno. Ahora lo ves cada tanto. El otro día en Talleres-Boca estaba el estadio lleno porque habilitaron las dos hinchadas y ese tipo de espectáculos es lindo para el fútbol. Porque nuestra gente ama el fútbol y lo vive con una pasión muy intensa. Ese folklore como que lo fuimos perdiendo. La gente en general debe asentar un poco cabeza y entender que llegamos a este punto justamente por ellos. Los jugadores de nuestro lado también tenemos que colaborar a no incitar a la violencia, con algunos gestos que algunos hacen. Hay un montón de cosas que incluyen a todos en general, no sólo al hincha, sino al periodismo mismo también. Es social porque siempre está el hincha que por ahí te tira una piedra, te tira un encendedor, pero también está el periodista que hace un comentario de más. O, por ahí, está el jugador de fútbol que hace un gesto de más. Entonces todas esas cosas son parte de un trabajo social que tenemos que tratar de corregir porque el fútbol es nuestro deporte más fuerte. Lamentablemente hoy no se puede disfrutar a pleno justamente porque no tenemos el público visitante.
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