El primer anuncio se produjo el domingo ya entrada la noche, en el ingreso al hotel Scala, donde concentra el plantel de Independiente. Apenas se bajaron del micro, los jugadores se encontraron con una catarata de insultos. Había algunos hinchas, sí, pero también varios barras del barrio 4 de junio cuyo referente histórico es César Loquillo Rodríguez, quién reapareció en noviembre pasado junto a otro pesado de la barra, Matías Daniel Olivera, alias Sting, en un raid por Avellaneda con armas y un video que los delataba.
El lunes fue un día tranquilo pero el martes lo que se revolucionó fue la sede de Avellaneda: hubo movimientos raros de barras que no estaban concurriendo y que se sumaron a la facción de Dock Sud, que hoy por hoy es la que tiene mayor peso en la tribuna. La información que salió del corazón de la institución fue inquietante: los dueños del paravalancha consiguieron 400 carnets limpios para hacer entrar nueva gente al encuentro de local ante Fortaleza de Brasil en el debut del Rojo en la Copa Sudamericana ¿Por qué habría de llamar la atención? Simple: se espera un infierno en el Libertadores de América con el hincha común, que tras la caída en el clásico con dos jugadores más le apunta al plantel por la falta de actitud, pero también a la dirigencia por la errática política de pases y la situación financiera de una institución que detrás del decorado multicolor, esconde grietas y manchas de humedad por doquier. Y que la barra tenga 400 soldados nuevos en la cancha, que no estaban ingresando porque hasta acá y tras la caída de Bebote Alvarez la comisión directiva venía con una política de cero relación con los violentos, llama mucho la atención y el miedo de muchísimos simpatizantes es que éstos barras se ubiquen por todo el estadio para intentar silenciar las críticas a los directivos con la familia Moyano a la cabeza, algo que ya ocurrió profusamente, por ejemplo, en la última gestión del ex presidente Julio Comparada.
A esa preocupación se le sumó un hecho ayer al mediodía que agrega mayor zozobra: tras la práctica matutina en el predio de Villa Domínico, 40 barras del Rojo de la vieja guardia, comandados por Juan L., alias Juani de Gerli aunque vive en Barracas, que era un fiel ladero de Bebote como lo demuestra la imagen que acompaña la nota y que según los registros de la AFIP no tiene impuestos activos ni monotributo, se hicieron presentes y fueron parando a varios de los futbolistas cuando se retiraban en sus automóviles a sus hogares. Eran 20 segundos de interrogatorio feroz a cada uno, haciéndoles “entender” a su manera que no tolerarían otro papelón como el del domingo. Y llamó poderosamente la atención la coordinación del apriete: se produjo después de que la prensa ingresara al lugar donde se iba a llevar a cabo la conferencia de prensa del delantero Silvio Romero, con lo que ocultaron la movida a las cámaras de televisión y se retiraron justo cuando el capitán del equipo daba por terminada la rueda de preguntas y respuestas. Y como si fuera poco, el histórico hombre de seguridad que custodia permanentemente la puerta del predio de Villa Domínico, justo ayer tuvo ausente y fue reemplazado por un novato. Como siempre, el fútbol está lleno de estas curiosas casualidades que los dirigentes no pueden ni quieren explicar.
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