Una vez más la violencia empañó el espectáculo deportivo. En la previa del clásico de Bahía Blanca entre Villa Mitre y Olimpo se registraron graves incidentes en las calles de la ciudad. El saldo de los desmanes fue un hincha del conjunto Aurinegro muerto y varios heridos.
La víctima fatal fue identificada como Sergio Emanuel Castillo, de 28 años, que trabajaba como playero en una estación de servicio. Se presume que la causa de su muerte fue un disparo de un arma de fuego, aunque esto deberá ser confirmado por la autopsia.
Los incidentes se produjeron el domingo por la tarde, luego de un banderazo que hicieron los hinchas de Olimpo en su estadio debido a que el clásico iba a disputarse en cancha de Villa Mitre, sin hinchas del visitante. Al terminar la reunión en el Roberto Carminatti, una facción de la hinchada Aurinegra comenzó a seguir al micro de los jugadores en el trayecto hacia la cancha del equipo rival. En el camino, pasaron cerca de la zona en la que se encuentra emplazada la sede del Tricolor.
Fue en ese momento cuando comenzaron los enfrentamientos con hinchas de Villa Mitre que estaban en el lugar, esperando a que se haga la hora para ir a la cancha a presenciar el partido. Hubo corridas, destrozos y tiros. Uno de esos disparos es el que presuntamente mató a Castillo. También hubo varios heridos y, según medios locales, la Policía ya detuvo a 30 personas. Al menos cuatro de estos sujetos estarían vinculados directamente al crimen del simpatizante de Olimpo.
A través de sus redes sociales, Olimpo repudió los hechos de violencia y envió sus condolencias a la familia del hincha fallecido.
A pesar de la gravedad de los hechos que se registraron en la previa, el clásico -válido por el torneo Federal A- se jugó igual y Villa Mitre se quedó con el triunfo por 2-0 ante su gente.
Fue un nuevo episodio de violencia en una jornada del ascenso que ya había tenido la suspensión del encuentro de la Primera Nacional entre Independiente Rivadavia y Atlanta, en Mendoza. El árbitro Leandro Rey Hilfer se vio obligado a parar el juego a los cinco minutos del primer tiempo debido a que varios integrantes de la barra local (encapuchados y con los rostros tapados) entraron a una de las cabeceras del estadio con fierros y facas, amenazando al resto de los espectadores.
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