Después de 14 meses de investigación, acusaciones, informes tendenciosos, exigencias, presiones y lucha permanente en los escritorios españoles, el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) resolvió la sanción que le caberá a River por los incidentes que se registraron en el Monumental, el día que debía jugarse la revancha de la final de la Copa Libertadores ante Boca.
“La apelación presentada por el Club Atlético Boca Juniors el 7 de diciembre de 2018 se confirma parcialmente”, expresa en su inicio el documento firmado por Massimo Coccia, un abogado italiano elegido por el TAS para liderar el panel que dirimió este conflicto.
El ente reconoció además que el ataque al bus que trasladaba al plantel del Xeneize tiene una culpabilidad “parcial” de la institución millonaria, por lo que determinó que el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo deberá disputar dos encuentros de la presente Copa Libertadores a puertas cerradas, sin la presencia de público.
Sin embargo, uno de los aspectos más llamativos que se observaron en el fallo se basó en los argumentos que expuso el colegio de abogados que defendió a River. Según lo expresado en el documento, “los jugadores de Boca actuaron de mala fe, distorsionando la verdad sobre sus heridas físicas y psicológicas. Por ejemplo, el señor Pablo Pérez fue visto entrando al estadio sin ninguna herida o problema en su ojo y en el primer reporte médico de Boca, el doctor reportó que no tenía semejante lesión”.
El descargo continuó con la explicación que expusieron desde la entidad boquense. “Irritación de la mucosa por inhalación de gas irritante y corte en el antebrazo derecho (traducido textualmente del español)". En su postura, la descarga de River continuó con las acusaciones sobre su clásico rival: “Fue incluido en la lista como titular para el partido de las 19:15. El señor Lamardo (juvenil), por otra parte, fue fotografiado con un parche en su ojo izquierdo, a pesar de que había sido diagnosticado en su ojo derecho. Los jugadores tampoco sufrieron daño psicológico, como evidencian las fotografías del equipo en el campo de juego en un estado de calma y paz. Los doctores de la Conmebol concluyeron en el reporte de su junta médica que las heridas no ameritaban la cancelación del partido y que el reporte debía ser tomado como válido”.
Producto de aquel acto de violencia, algunos jugadores y miembros del cuerpo técnico xeneize resultaron heridos, entre ellos Pablo Pérez y el juvenil Gonzalo Lamardo como los más afectados. De esta manera, los presidentes de las instituciones Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio, junto con el mandatario de la Conmebol Alejandro Domínguez y bajo la presencia de Gianni Infantino, acordaron postergar el partido para el día siguiente y así poder terminar la llave final que decretaría al campeón.
Sin embargo, ese domingo, Angelici tomó la decisión de que su equipo no se presente y, al mismo tiempo que se decidía trasladar la final a Madrid para el 9 de diciembre, inició acciones legales por lo ocurrido. En primera instancia lo hizo ante Conmebol, luego acudió a la FIFA y finalmente al TAS, última instancia de apelación.
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