* MELBOURNE
En un día inspirado, Fabio Fognini es casi invencible, y eso es lo que le sucedió hoy a Guido Pella en el Abierto de Australia: el italiano se había despertado con el pie derecho y lo despachó 7-6 (7-0), 6-2 y 6-3 en la tercera ronda. Pero a diferencia de Fognini con la raqueta, Pella no necesita de un día inspirado para reflexionar y analizar la realidad. No, Pella será el número 25 del mundo, pero es “top ten” a la hora de mirar el tenis (y la vida) con los ojos de un experto y de una persona común a la vez.
“Yo nunca me sentí más importante que nadie”, dijo el bahiense a Infobae durante una entrevista en Melbourne. “Mis gustos siguen siendo los mismos, yo si tengo que veranear en un lugar en Argentina veraneo en Monte Hermoso, no se me pasó por la cabeza ir a ningún otro lugar, no se me subieron nunca los humos para ir a otro lado”.
— Pese al viento y las aguavivas...
— Todo. Las aguavivas que me han picado cien millones de veces, pero sigo yendo ahí. Y eso es algo que disfruto, porque he hecho amistades ahí, porque sé que ahora hay gente que se te pega que antes no se te pegaba y por suerte lo pude identificar rápido y ahora me junto con la gente que me quiere de verdad. Gracias a mis viejos tuve una formación importante en mucho sentido, y en el tenis se te acerca gente por interés y gente que te quiere, eso lo sé.
Pella es así, un hombre que ya cerca de cumplir los 30 piensa, piensa y piensa. No se le subieron los humos por llegar el año pasado muy inesperadamente a los cuartos de final de Wimbledon, y tampoco se sube a la ola a la hora de analizar el espeluznante asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell: “No creo que un deporte, sea el rugby u otro, te incite a la violencia”. Eso sí, añade: “Vi los videos y es tremendo. Ojalá que haya justicia rápido, porque esto no debería volver a pasar”.
— Nadal, Djokovic y Federer, bien arriba, los que los persigue de inmediato y después un grupo de jugadores que te incluye. ¿Qué se siente?
— Uno trabaja para eso, tuve buenos años, pero por ahí eran bastante irregulares y cuando terminaba la temporada estaba 50, 70, quizás 50 y pico, salvo 2016 que tuve mi mejor ranking, eran todas irregulares. Necesitaba una temporada como la pasada, en la que pude jugar bien en todas las superficies, eso me dio una tranquilidad que no tenía.
— ¿Cómo se adapta uno a las superficies más veloces, termina gustándote el cemento?
— Es todo un proceso de adaptación, así como hay jugadores que nacieron en cemento y se tiene que adaptar a jugar en polvo.
— Pero, menos, ¿no? Hay más torneos grandes en canchas rápidas.
- Sí, pero igual. Salvo Nadal, que termina marcando una diferencia importante en polvo de ladrillo, no hay un jugador que digas que es especialista en una cancha. Rusos y canadienses son quizás más peligrosos en cemento, pero el tenis se hizo hoy muy parejo y ya no hay un jugador que juegue mal en una superficie. Yo le he ganado partidos a estadounidenses en cemento, ellos me han ganado en polvo de ladrillo. El tenis está muy parejo.
— Antes era diferente... Para un estadounidense o un británico el polvo de ladrillo era como jugar a otro deporte
— Sí, totalmente. Antes las canchas de cemento eran muy rápidas, la adaptación era muy difícil. Hoy el cambio no es tan brusco, las canchas son muy parecidas. El cemento pasó de muy rápido a lento.
— Y está tu caso de Wimbledon. ¿Habías soñado con algo así?
— En Wimbledon no, pero hacía dos o tres años que me venía sintiendo bien en pasto, obviamente no para hacer cuartos de final en Wimbledon, no lo pensé nunca. Mi juego comenzó a hacer mucho más daño y mi solidez complicaba, el pasto también es una superficie que se está haciendo mucho más lenta, es jugable.
— ¿Qué significa, qué beneficios te trae el haber entrado al ‘Club de los últimos ocho’ en Wimbledon?
— La verdad no sé mucho, sé que hay un lugar al que solo pueden entrar los que hicieron cuartos, sé que mucha gente lo usa. También te dan algunos beneficios que son importantes en un club como Wimbledon, en el que no podés hacer casi nada. Esos cuartos de final son algo lindo que va a quedar para toda la vida. Este año voy a tratar de hacer un buen papel.
— El tenis tiene mucho de burbuja, ¿cómo hacés para no creertela?
— A mí no me cambió nada el tenis, yo sé que tengo una vida muy buena acá adentro, sé que estamos todos en una situación privilegiada, pero cuando vuelvo a mi ciudad a Argentina sé que esa burbuja no existe, caigo muy rápido con los pies en la tierra. Pero yo nunca me sentí más importante que nadie.
— Pero inevitablemente el tenis te aísla...
— Sí, pero a mí no me afecta. Cada uno tiene derecho a vivir su vida como quiera. Yo acá hago en los torneos mi trabajo y cuando vuelvo a Buenos Aires lo único que pienso es en estar bien con mi familia, en estar en mi ciudad. Mis gustos siguen siendo los mismos, yo si tengo que veranear en un lugar en Argentina veraneo en Monte Hermoso, no se me pasó por la cabeza ir a ningún otro lugar, no se me fueron nunca los humos para ir a otro lado.
— Tu mamá contó hace tiempo el sufrimiento que fue para ellos y para vos que te fueras a jugar por todo el país de chico.
— Fue difícil. Sufrimiento... Creo que todos en algún momento de la vida hacemos sacrificios... Yo me acuerdo que era un chico de 14 años de un pueblo como es prácticamente Bahía Blanca y me tuve que ir a una ciudad de diez millones de habitantes como Buenos Aires, y me tuve que adaptar a un ritmo mucho más rápido, a todo. A la gente que no era tan amena como puede ser la gente del interior. Hoy me encanta Buenos Aires, me encanta donde vivo. Pero en ese momento me costó un montón.
— ¿Estás conectado con el país o preferís desconectar?
— Mucho, mucho. Me llegan noticias todo el tiempo, siempre hablo mucho con mi familia de la actualidad del país, de como está la gente, de como se vive. Soy muy argentino, me gusta mucho mi país.
— Y eso a la distancia puede ser duro, ¿no? Porque de Argentina a veces te llegan historias buenas y otras durísimas
— Pero es dónde nacés, donde te toca vivir. Tenemos cosas como país que son increíbles.
— ¿Cómo cuáles?
— La calidad de la gente, lo que es a nivel social. No veo ningún lugar del mundo donde la gente se junte en cantidades a disfrutar de un mate, de una merienda, familias enteras que se juntan para celebrar una ocasión especial. Esa calidez que tenemos pese que a veces estamos peleados el uno con el otro. Creo que esa calidez humana no existe en ningún lugar del mundo y es algo que nos envidian, incluso jugadores de tenis. El otro día se me acercó un estadounidense y me dijo que cuando le iba a dar un mate para probar.
— ¿Quién?
— Francis Tiafoe. Y le digo: el mate si yo te lo doy y lo tomamos los dos solos no se disfruta como si nos juntamos muchos a hablar de temas equis. Y eso es algo que ellos no tienen.
— O sea que pronto vamos a ver a Tiafoe tomando mate con ustedes.
— Si lo ven es culpa de nosotros. Pero es así, tenemos muchas cosas buenas y cosas mala, como también las tienen los otros.
— ¿Qué pensás del asesinato en Villa Gessell por parte de un grupo de rugbiers?
— Es un tema muy duro... Primero porque yo leo las noticias y no sé qué pasó realmente. Vi los videos y es tremendo. Pero más allá de que sean rugbiers, futbolistas tenistas o basquetbolistas, debería haber un poco más de respeto por la vida ajena. Yo he salido mucho a boliches y nunca en mi vida se me cruzó por la cabeza siquiera empujar a alguien. Los responsables tendrán que ver lo que hicieron y ojalá que haya justicia rápido, porque esto no debería volver a pasar.
— Hay un debate, hoy, acerca de si el rugby es especialmente propicio para generar grupos de jóvenes violentos. ¿Qué pensás?
— Mirá, te digo la verdad. Yo no lo creo. No creo que un deporte, sea el rugby u otro te incite a la violencia. Yo creo que los valores que ellos le muestran al mundo son valores muy buenos, y creo que dentro del deporte es uno de los deportes que más respeto muestra por el rival, por el árbitro. No pasa como con el fútbol, que se la agarra con el árbitro, con la gente. No podría decir que es un deporte que incita a la violencia. Es cierto que ha habido muchos casos similares, es un tema muy sensible realmente.
— Estás 25 en el ranking, ¿cuál es la meta en 2020?
— Seguir jugando así, sumando partidos. Este deporte me ha enseñado todo el tiempo que cuando uno piensa que le ha agarrando la mano te da un cachetazo y te tira para atrás. Voy a seguir entrenando todos los días de la mejor manera, venir al club hacer mi trabajo, seguir jugando todos estos torneos hasta que me retire.
— ¿Cuándo fue el último cachetazo fuerte?
— Hmmm... 2017, que tuve mi mejor ranking en 2016, que había cerrado 39, y al principio del 2017 me fui al 180.
— Y la Davis contra Italia ese año, que fue una experiencia amarga.
— Sí, también. Estaba en la cima del mundo y volví para atrás. Desde ese momento empecé a entrenar más a conciencia, empecé a respetar al tenis más de lo que lo estaba respetando y por suerte pude agarrar una regularidad que no la dejé mas.
— ¿Qué otros deportes te gustan?
— Me gusta el fútbol, obviamente. Jugué de chico al basquet en Bahía Blanca, miro mucho basquet. Incluso partidos universitarios cada vez que tengo la oportunidad. Me parece un deporte que está bueno, aunque no lo practico hace mil.
— Ver como deportista esta era de Federer, Nadal, Djokovic, que es única, irrepetible, ¿te genera algo? ¿O al ser tus rivales no te sensibiliza tanto?
— La realidad es que me encanta que estén, yo soy de los que piensan que no deberían retirarse nunca.
— ¿Se los dijiste?
— No tuve la posibilidad de decírselo, pero lo pienso. Por otro lado es un poco de mala suerte saber que tenés a esos tres ahí arriba que sacan diferencia, que están ahí desde hace 15 años y no pierden con nadie o pierden entre ellos, dos, tres partidos al año. Para poder conseguir resultados muy importantes tenés que pasar por arriba de ellos, y es muy difícil. Es una suerte para el tenis, increíble para la gente tener a estas tres personas únicas, pero a nosotros nos pusieron una vara tan alta que es difícil llegar ahí, por todo lo que generan dentro y fuera de la cancha. Por como juegan, por como entrenan, por como compiten, por como mejoran. Es una competencia que se ha generado entre ellos que yo no la vi nunca y que hace que el tenis esté en el mejor momento de su historia. Lo que hacen ellos a lo largo del año es lo que te demuestra que son los verdaderos uno, dos y tres del mundo. Ninguno de los que está atrás logró esa regularidad aún. La edad pesa, pero se hace difícil pasarlos a ellos.
— Como experto en el tenis analizás lo que hacen. ¿Qué ves?
— Federer tiene todas las variantes que existen en el tenis, y eso es muy difícil de tener. Tiene buena volea, buen revés, buena derecha, se mueve bien, saca muy bien. Nadal, con su potencia física te destroza, en el partido te hace sentir que es indestructible. Y Djokovic te hace sentir que estás jugando con un frontón.
— La AAT dijo recientemente que respalda la Copa Davis y no la ATP Cup. ¿Qué opinás?
— Es que hoy por hoy a la AAT le entra una plata importante por Copa Davis. Por ese lado a todos les cierra que la Davis sea uno de los mayores sponsors, entre comillas, de la asociación. Por eso nosotros estamos siempre para jugar y tratamos de que nos vaya lo mejor posible, porque con nuestro resultado la AAT se hace con una plata que ayuda a los juniors y no pude hacer de otra manera. Y la ATP Cup es plata para los jugadores, por eso la Davis va a ser más importante para la Asociación. Si nosotros jugamos bien durante el año nosotros vamos a tener más chances en la Copa Davis, la Asociación nos tiene que apoyar para eso.
— ¿Por qué históricamente es tan difícil para la AAT reunir dinero, cuando es un deporte de tanto alcance en el país?
— No sé... La verdad no sabría decirte. Son dos o tres deportes que venden en el mundo. El fútbol, el basquet, que en realidad es en Estados Unidos. Y el tenis argentino no llega adónde está la plata, el tenis argentino no se ve en China, en Japón, en Asia, en Meido Oriente, que es donde está la plata. El país está hoy muy difícil y nadie te va a poner un peso. La realidad es que hoy la gente la está pasando muy mal y la deberían destinar para otra cosa más importante. El deporte genera cosas, si le va bien a Argentina la gente está contenta, pero hoy las prioridades deberían ser otras.
— Pero también es cierto que tanto el torneo de Córdoba como el de Buenos Aires son esfuerzos privados, y que si no se hicieran ese dinero no necesariamente iría a la población.
— No, pero también ellos tienen problemas para conseguir su propio dinero. Córdoba el año pasado perdió dinero. Y Buenos Aires es organizado por un grupo extranjero que tiene plata, pero yo no sé cómo son los números, sé que son torneos que llegan con las últimas. Es difícil, no sé cuánto están dispuestos a pagarte por un cartel en la cancha. Son dos torneos que, para ser ATP 250, son muy buenos.
— El de Sao Paulo, en comparación, era muy malo
— No, es otra cosa. Y mirá que yo lo gané y le tengo cariño, pero el de Sao Paulo es espectacular. Espectacular en el mal sentido. Y más viniendo de Buenos Aires, que es muy bueno, y de Río, que es uno de los mejores torneos del año. Es difícil. Porque en Sao Paulo no es solamente que no tienen plata, sino que no le ponían ganas. Sabíamos a qué íbamos en Sao Paulo, más allá de que la ciudad me encanta.
— Volvamos al fútbol y hablemos de Messi: ¿no sentís que muchos argentinos no son conscientes de lo que tienen y que lo van a extrañar?
— ¡Obvio! Yo lo dije siempre, pero bueno, es lo que piensa la gente... Y no necesariamente hay que ir a Messi. La cantidad de deportistas que tuvimos y que no se les da la importancia o relevancia que merecen... Tuvimos deportistas muy buenos, la vara está altísima. Tuvimos a Vilas en tenis, a Maradona y Messi en fútbol, a Ginóbili en el basquet, campeones olímpicos de hockey en varones y mujeres, oro olímpico en basquet, medalla en tenis, campeones del mundo de fútbol, de basquet... Tantos hitos históricos que la gente no espera otra cosa. Lo que pasó con Messi a mí me da pena, porque fue injusto, fue injusto que no haya ganado el Mundial, las dos Copa América que perdió. Pero la gente es así, vive del éxito. Cuando Messi pierde es horrible, cuando nosotros perdemos somos horribles. Hay que convivir con eso.
— La final del Maracaná pudo ganarla cualquiera de los dos equipos...
— Así es, estuvo para los dos. Lamentablemente se fue para Alemania.
— Pero hay un 25 o 30 por ciento de los argentinos que insiste en Messi como “pecho frío”, cuando en el mundo pagarían por tenerlo.
— Bueno, a mí me gustaría saber qué hace esa gente que le dice a Messi que es un pecho frío. Pero a todo el mundo le dicen pecho frío. La realidad es que no pasa solo en Argentina, pasa en muchos lugares. La gente opina, opina y opina. Lo que quiere. Yo, si opino algo no tan positivo de alguien no voy a salir a matarlo. La gente opina con tanta maldad como si quisiera que le vaya mal, no solo a Messi. A todos.
— Hay una necesidad de impactar, de hacer ruido como sea, ¿no?
— Yo no estoy de acuerdo. Siempre que hay una injusticia en un deporte salgo a tratar de cambiar algo, por más que no pueda. Ese es uno de los cambios que tenemos que hacer como sociedad, porque tenemos un muy buen país en todo sentido y parece que estamos como ensañados en autodestruirnos y tirar todo para abajo cuando no hay razón.
Seguí leyendo: