Daniel Gil camina sobre su larga tabla, llega a la punta, se para dejando que sus diez dedos de los pies queden “colgando”, vuelve caminando hacia atrás, dobla la tabla, mete un paso de baile y sale de la ola con estilo. En la playa se escuchan los clásicos gritos y silbidos de felicitación para un nueva maniobra del nueve veces campeón argentino de longboard, quien acaba de surfear con estilo para llevarse el Ala Moana Log Fest en su primera edición. Un nuevo torneo, con tablas retro de más de 2m75 (9 pies), que la organización decidió incluir en esta fiesta que se realiza todos los veranos en el balneario marplatense Honu Beach con el objetivo de honrar la tradición y celebrar el crecimiento de un deporte que en este 2020 será olímpico. Pero, claro, para Fernando Aguerre, este soñador-hacedor que logró incluir al surf en los Juegos Olímpicos el valor va mucho más allá. “Este día es una forma de demostrar que el surf no es uno solo, que se puede disfrutarlo con tablas cortas y largas, con una o cuatro quillas, y con diferentes estilos. Antes estaba mal visto si surfeabas con una tabla o de una forma distinta a lo establecido. Pero luego cambió todo. Como en la sociedad… Antes al distinto se lo ocultaba, no se lo aceptaba. Si vos tenías un hijo discapacitado no lo sacabas de tu casa, por ejemplo. Hoy, por suerte, ya no es así. No hay un bien y un mal, no hay una forma de comer, de hacer música, de ser o de vivir. Y tampoco de surfear... Hay un mayor respeto por la diversidad y esto es lo que nosotros queremos potenciar con una jornada así, buscando el respeto también en el agua. Hoy es necesario aceptar las diferencias, apoyar al que es distinto para que sea lo que quiere ser y no lo que la sociedad espera que sea”, explica este marplatense de 61 años que casi siempre se convierte en el alma de estos eventos copados que van mucho más allá del deporte.
La jornada empezó con la quinta edición del Quiksilver 70s, una competencia vintage única en el mundo que reúne a cuatro generaciones de surfistas (de 15 a 73 años), se desarrolla por equipos (cuatro, de seis miembros cada uno) y, quizá lo más interesante, se disputa con cuatro tablas retro, copias de aquellas de dos quillas que marcaron los años 70. Todos los surfistas, sobre todo los más jóvenes, debieron adaptarse a surfear con versiones que poco tienen que ver con las actuales. “Al ser más gruesas los bordes se traban en el agua y no podés hacer cortes y maniobras cerradas como estamos acostumbrados. Tenés que ir más a un surf de línea, con estilo, como hacían ellos en aquella época. Por eso al que vieron surfear bien hoy puede surfear bien con cualquier tabla”, analizó Lucía Cosoleto. No sorprendió entonces que quien mejor lo hiciera fuera Santiago Muñiz, el dos veces campeón mundial ISA, único que pareció no tener dramas con estas tablas. Haciendo gala de su talento y fluidez, el rider estrella de Quiksilver ganó su serie en categoría Open y se llevó el premio TCL a la mejor maniobra del día (agarró una ola a gran velocidad y terminó con el único aéreo del día). “Son tablas distintas, pero me encantan. Son para divertirse y yo hoy me divertí”, contó con su habitual sonrisa. A pocos metros, luego de verlo surfear, Aguerre hacía un comentario divertido que buscó reflejar la diferencias de épocas. “Cuando ves lo que hace Santi en una de estas tablas te das cuenta que los malos en aquella época no eran las tablas sino nosotros…”, dijo antes de soltar una carcajada entre varios de sus compañeros de aventuras.
El team ganador fue Mantarrayas (25 puntos), integrado por Lucio Eyras (se impuso en Leyendas), Andrés Mena (segundo en Master), Andrés Mondo, Jay Cianciarulo (ambos compitieron en Open), Lucía Indurain (se impuso en Damas) y Franco Radziunas (ganador en Juniors). Pero, en realidad, la competencia fue una excusa para disfrutar de un día que revivió una época especial. “En los 70 era todo más salvaje y, a la vez, más natural y artístico. Recién en los 80 llegó el profesionalismo, el mayor énfasis en la competencia, en el negocio… A veces es normal que, cuando un deporte se vuelve más competitivo, se aleje un poco de la esencia que lo movilizó primariamente, la búsqueda de olas, de lugares sin gente, la importancia de tener estilo… Es lógico que, cuando el deporte evoluciona, se empiece a perder un poco eso. Por eso este día es tan valioso, es como volver a aquella esencia, es reavivar esa llamadita, no olvidar por qué empezamos y no alejarnos nunca de esa esencia”, analizó el siempre lúcido Martín Passeri, actual campeón argentino y surfista más ganador de la historia (seis títulos).
Como cada año, los más chicos disfrutaron del intercambio con los más experimentados. “En cada edición aprendo algo nuevo de ellos. Siempre te cuentan una anécdota, te dan un consejo, algo que te enseña... Además me pone muy bien compartir un día con surfistas de distintas edades y generaciones en un ambiente no competitivo. Todos estamos relajados, charlamos, nos divertimos. Me copa mucho esta onda de pasarla bien y aprender”, dijo Cosoleto, que además se vistió con un look setentoso para la entrega de premios en búsqueda de la recompensa por el mejor atuendo que terminó ganando Simón Siri, ese talentoso chico de 9 años que es hijo del multicampeón Maxi. Muñiz, viajado como pocos, acostumbrado a ir a los lugares con gran tradición en el surf, elogió los eventos. “Un día así, con tantos detalles retro y con todas las generaciones, es único en el mundo. Sirve para que nos nutramos, para escuchar a los más grandes, para que nos pasen su sabiduría… Tenemos que saber que estamos acá porque antes estuvieron ellos”, admitió.
A poco metros, asintió Jay Cianciarulo, hijo del músico Sr. Flavio: “Tengo 20 años, pero me siento como en casa en eventos que rememoran los viejos tiempos. Lo nuevo no me representa tanto, la verdad, me gusta más lo antiguo. Me pasa lo mismo en la música. Siempre estoy viendo videos viejos de música y surf. Un poco por el legado de mi viejo aunque también es una elección, un gusto propio”.
Sr Flavio siente placer cuando se le comenta lo que dijo Jay. Como cuando lo observa fluir en el agua. “A mis hijos nunca les obligué a nada. Podrían haberme salido rebeldes, en el sentido de hacer lo contrario a mí, pero eligieron este camino del respeto y el gusto por el pasado. Y eso me hace sentir orgulloso, porque son chicos sensibles e inteligentes”, reconoció. El fundador y autor de varios de los hits de los Fabulosos Cadillacs llegó con toda su familia y le prestó especial atención al Log Fest que se disputó con tablas retro con una sola quilla y sin pita, como marca la historia de los logs (troncos en inglés). Porque compitió su hijo y, además, por ser parte de la familia longboarder. “Son torneos donde se compite pero a la vez son recreativos y culturales, que preservan el valor histórico y la diversión. Generalmente, cuando uno compite, no se divierte. Y hoy sí. Por eso fue un día único. Quiero felicitar a Fernando (Aguerre) y Ala Moana por apostar a eventos así. Yo no puedo participar, no tengo el status técnico mínimo, pero lo disfruto desde afuera, viendo a surfistas de distintas edades, con tablas retro... Y por último estoy muy agradecido que se sumen los logs a esta fiesta porque hay pocos eventos para nuestra familia en el año…”, comentó el Señor Cianciarulo mientras disfrutaba de la copada música relacionada al surf que metía DJ Cofla.
El cierre, luego de una ceremonia que tuvo premios de $102.000, no podía quedarle a otro que no fuera Aguerre. Fernando, con una anécdota de los años 60, volvió a valorizar la inclusión y la lucha contra todo, como él experimentó en esta remada interminable que completó para ser el único argentino en la historia en meter a un deporte en un Juego Olímpico. “Cuando otros surfistas se referían despectivamente al longboard le decían log, porque significa tronco o trozo de madera. Y los longboarders, en vez de ponerse mal, tomaron bien la verdugueada y la convirtieron en algo positivo. Se hicieron llamar loggers (leñadores en inglés). Por eso hoy les rendimos honor a estos loggers que marcaron una época. Y los aceptamos como parte de un surf que tanto ha crecido para seguir permitiéndonos vivir mejor cada día”, resaltó quien en este 2020 vivirá un año soñado. Fernando cumplirá 50 años surfeando parado en una tabla y además estará en Tokio, como líder del debut del surf olímpico. El gran impulsor de un deporte que se pone de moda, pero no olvida su esencia, sus orígenes y sus raíces…
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