Marcelo Gallardo fue elegido por segundo año como el mejor entrenador del continente y la entrega de esa distinción estuvo acompañada por una extensa entrevista en la que tocó diversos temas. El Muñeco, que suele dar pocas notas mano a mano, dejó algunas revelaciones sobre su nutrida estadía en el banco de suplentes de River.
Al DT le recordaron que sonó en la selección argentina y que también estuvo en la órbita del Barcelona. ¿Su repuesta? Contundente y entre risas: “¡Y siempre estoy en el mismo lugar!”.
“Estoy en el mismo lugar porque así lo deseo, así lo siento. Mientras tenga el deseo voy a seguir estando. Cuando sienta que necesito un cambio de aire, cuando sienta que ya no puedo o que cumplí mi ciclo, será así y ahí veré cuál será mi futuro”, reconoció en la nota con el diario Ovación de Uruguay.
“No siento que haya cumplido un ciclo porque eso para un entrenador pasa cuando ya no encuentra respuestas ni de los futbolistas, ni de los directivos. Pero todavía tengo desafíos. Ahora no me pasó. No digo que no me pasó nunca. Tuve un momento en el cual tuve esa sensación de haber cumplido un ciclo, pero por suerte no terminé tomando la decisión”, confesó.
El entrenador de 43 años marcó ese punto de inflexión en diciembre del 2016, cuando su equipo venció 4-3 a Rosario Central y conquistó la Copa Argentina: “A fines de 2016. Después de la Copa Argentina que le ganamos a Rosario Central en Córdoba. Puede ser que me lo haya replanteado. No me había sentido bien durante el año. Pero mientras me sienta bien no tengo por qué tener deseos de cambiar. Por suerte no tomé esa decisión”.
Más allá de ser el máximo ganador de títulos en el banco de suplentes del Millonario, uno de los mayores méritos de Gallardo durante su gestión se centró en ayudar a los futbolistas a revertir sus malos comienzos en la entidad. Los casos más resonantes son los de Gonzalo Martínez y Nicolás De La Cruz: "Con una estructura consolidada es más fácil para aquellos jugadores que van llegando y por ahí por diferentes motivos tienen que vivir procesos. No todos los jugadores tienen esa facilidad de asimilar llegado a un club como River en el cual hay una exposición, un compromiso y una exigencia muy grande, algunos necesitan más tiempo que otros. En eso está el entrenador de seguir confiando en los futbolistas que uno cree son de valía, que pueden ser importantes para un funcionamiento más allá que las cosas no salgan de entrada. Después la otra parte, la gran parte, la hace el futbolista. Es muy fácil dejarse caer cuando las cosas no salen en un club tan grande como este o jugar con la reprobación. Para nadie es fácil. Hay que valorar la personalidad de los futbolistas para dar vuelta situaciones. El Pity Martínez fue uno de esos casos que al principio tuvo problemas para consolidarse dentro de la estructura del equipo, pero después se fue soltando, no bajó los brazos y pudo reponerse en cuanto al potencial que nosotros creíamos que tenía como jugador.
“Hoy Nico (De La Cruz) está pasando por un momento increíble. Con 21 años es un jugador que ha madurado muchísimo. Le costó asimilar esa exigencia del club pero hoy está consolidado. Esperemos que siga así porque tiene un muy buen rendimiento”, agregó sobre otro de los pilares en la transformación.
Entre otros temas que tocó, Gallardo valoró el 2019 como “un buen año” y explicó sus motivos: “No era fácil volver a incentivarse después de lo que habíamos vivido en 2018, volver a plantearse nuevos desafíos, estar en la exigencia permanente. Porque reconozco que soy un entrenador que exige y no se conforma, que trata de no relajarse y eso lo tenés que transmitir. Cuando los jugadores sienten eso, todo funciona como funcionó este último año”.
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