El fútbol prepara su vuelta a casa, la AFA

La historia del nuevo proceso que vive el fútbol argentino

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La AFA criticó el calendario
La AFA criticó el calendario de la Superliga durante los últimos días (Foto: AP)

La Superliga Argentina de Fútbol ha comenzado a transitar el inexorable camino hacia su extinción.

Un gran numero de dirigentes que sumados constituyen la mayoría representativa de los clubes argentinos han advertido, acaso tardíamente, que la SAF sólo alcanzó en estos dos años y medio los objetivos impuestos por un mecanismo gubernamental más atento al negocio que al deporte y al interés de las empresas que al de las instituciones.

La protesta de AFA cuestionando el encuadre programático de la Primera División en desmedro de los intereses de la Selección Nacional que habrá de disputar en Colombia la clasificación para los Olímpicos de Tokio 2020, resultan una oportuna e inteligente excusa para traumatizar la relación.

Es cierto que a los clubes les cuesta ceder a sus jugadores. La categoría Sub 23, sobre todo, incluye a actores titulares y los cedentes verán resentidas sus formaciones de la primera división cuando el torneo se reinicie –si es que esto ocurriere– el próximo domingo, tal lo previsto. Unos más y otros menos, habrá más clubes damnificados que beneficiados y éstos –como siempre– serán los más poderosos.

Sobre ésta razón pública y visible no resulta difícil deducir que subyace una cuestión más de fondo: la Superliga no ha ponderado a las instituciones, no ha mejorado la organización, no ha sublimizado el producto, ni tampoco ha maximizado los ingresos, tal la “panacea” prometida cuando el anterior gobierno se empoderó del fútbol.

Los dirigentes de entonces no desconocían la metodología utilizada, pero ante el temor, la extorsión, los teléfonos intervenidos, los carpetazos y las amenazas, se sometieron mansamente ante tan omnímodo poder aceptando las cosas que ahora advierten les resultan inaceptables.

Tan pronto asumió la presidencia de la Nación, Mauricio Macri personalmente recurrió a la FIFA para intervenir a la AFA.

Pero la FIFA entonces estaba acéfala tras la renuncia de Joseph Blatter como consecuencia de los ilícitos comprobados por agentes del FBI, atentos a una denuncia del Mossad que apuntaba –con legitimidad– a la compra de votos por parte de Qatar para ser elegida como la sede organizadora del Mundial 2022, hecho que aún está por verse. Sin embargo y azarosamente quienes primero cayeron fueron dirigentes de la Conmebol y de la Concacaf por otras razones: lavado de activos por dinero de coimas depositados en bancos norteamericanos.

Frente a semejante escándalo en Suiza, la FIFA quedó provisoriamente en manos de su dirigente político más antiguo Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española secundado por Marco Villiger, suizo, abogado, asesor letrado y la Junta Electoral. Ese trinomio lo integraban el italiano Doménico Scala como presidente, el escribano argentino Fernando Mitjans como vicepresidente y Kia Lin Tong de Singapur como secretario.

Mientras esto ocurría en Suiza, en la Argentina se procesaba a siete dirigentes de la AFA; tres ex Jefes de Gabinete del gobierno precedente y unos diez funcionarios de primera y segunda línea, todos imputados en la causa de Fútbol para Todos y sus anexos. Hasta aquí todas personas honorables que padecieron y padecen el escarnio de la condena social, el sufrimiento familiar y las irrecuperables perdidas económicas como consecuencia de una denuncia aún improbada de la diputada Graciela Ocaña.

La respuesta que le dieron a Macri fue que la FIFA nada podía hacer hasta que no se constituyeran las autoridades elegidas en Asamblea General, pero que cualquier intervención a una federación miembro de la FIFA debería estar sustentada en “sólidas y taxativas razones”.

El gobierno de Macri tras el papelón del 38-38 se ocupó de que tales “sólidas y taxativas razones” se siguieran acumulando con éstos procesamientos por supuesta corrupción. Simultáneamente la jueza Maria Romilda Servini quien antes había ordenado el allanamiento de la AFA designó además a tres veedores de su juzgado para auditar a la AFA por la supuesta corrupción. Ellos fueron la doctora Alicia Beatriz López, el contador Horacio Della Torre y el ex juez Alberto Daniel Piotti.

Al mismo tiempo, la Inspección General de Justicia parecía subordinarse al poder del articulador del gobierno en el corazón del fútbol, Daniel Angelici, presidente por entonces de Boca Juniors e impulsor ferviente de los juicios a los dirigentes y a la creación de la Superliga. Fue de tal manera que con esos dirigentes procesados, una AFA bajo terror y contablemente auditada, una IGJ a disposición del mandato oficial y un presidente de la Nación taxativo en su orden de apoderarse del fútbol, la FIFA tan pronto tuviera a su nuevo titular elegido no podía más que considerar el pedido de intervención.

Infantino fue elegido presidente de
Infantino fue elegido presidente de FIFA en 2016 (Foto: AFP)

Gianni Infantino elegido nuevo presidente de la FIFA en “ballotagge” el 26 de febrero de 2016 –quien le ganó exiguamente al Principe Alí de Jordania 85 a 81– pudo resistir la presión ejercida por el gobierno argentino por muy poco tiempo más.

Fue el 28 de mayo de 2016 cuando Infantino convocó al escribano Mitjans –quien se hallaba en Zurich trabajando en FIFA– a su suite presidencial del hotel Principe di Savoia de Milan. Al encontrarse frente a él antes el partido final de la Champions League que el Real le ganara al Atlético (5-3 en los penales, tras el 1-1- del tiempo reglamentario), el entonces inexperto presidente de la FIFA le comentó a Mitjans que habría de intervenir a la AFA. Y le dijo

— La presión de tu presidente ya es insoportable, deberé intervenir la AFA por tres meses cuanto menos. Me lo pide un presidente, me habla de corrupción probada, no me puedo negar y Argentina es una potencia a la que hay que considerar.

Y le propone sorprendentemente:

— ¿Querés ser el interventor en la AFA?

El escribano Fernando Mitjans desiste del ofrecimiento y desaconseja la intervención por segunda vez ya que dos meses antes, en Zurich, había hablado sobre éste tema con Infantino, diciéndole: “No hay ninguna razón reglamentaria de la FIFA para intervenir una asociación miembro y si rompés esa regla abrirás una ventana inconmensurable para cualquier pedido”. La decisión y la recomendación de Mitjans a Infantino terminaron con su función de vicepresidente del Tribunal de Apelaciones de la FIFA. Y mucho le costó después sostener su cargo como presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA y enfrentar al poder de turno.

Fue el Secretario General Adjunto de la FIFA, el croata Zvonimir Boban, quien designó a Primo Corvaro como el primer funcionario que habría de elegir al interventor de la AFA, en concordancia con la Conmebol que tenía nuevo presidente. Efectivamente, Alejandro Domínguez reemplazaba a Juan Ángel Napout condenado a nueve años de prisión por “asociación Ilícita y estafa” en la causa de coimas por la venta de derechos de televisación de las copas internacionales organizadas por la Conmebol.

Armando Pérez fue el líder
Armando Pérez fue el líder directivo de la Junta Interventora de AFA (Foto: Télam)

De esa AFA degradada por una intervención direccionada políticamente, ineficaz y nefasta emerge esta Superliga ociosa cuyos principales objetivos fueron terminar unilateralmente y sin pagarle a los clubes el Fútbol para Todos para generar un nuevo negocio con el viejo socio, amenazar y extorsionar a los dirigentes con la quita de puntos para inviabilizar y someter a los clubes con el propósito de alentar a las sociedades anónimas deportivas, fomentar la industria del juicio beneficiando a unos pocos abogados –siempre los mismos–, reflotar la figura de los empresarios “salvadores”, denigrar la potestad de los dirigentes, debilitar la importante prestación social y cultural de las instituciones en sus comunidades y ensanchar la franja entre clubes ricos mas ricos y clubes pobres mas pobres.

Bajo este clima de coacción resultan más advertibles los diferentes comportamientos de las personas. Se descubren más fácilmente las miserias humanas. Es así como hay quienes se subordinan por afinidad con el proyecto político del gobierno que gobierna; hay otros que se convierten en delatores de sus propios pares para empatizar con el poder; hay quienes aceptan cualquier cosa con tal de no ser marcados como “rebeldes”, están los amenzados por sus actividades comerciales o profesionales fuera del fútbol y están los infaltables “jinetes” de la conveniencia que habrán de cabalgar según soplen los vientos políticos. Solo así podrá explicarse que muchos dirigentes hayan admitido la desarticulación de la AFA como institución sólida, única, representativa e identificatoria, su propia casa, la casa donde deciden ellos.

Haber aceptado pagar honorarios de CEOs, de ejecutivos, de empleados, mantener una estructura innecesaria –cerca de 100 millones de pesos por año de base más otros gastos eventuales– en Puerto Madero que terminan pagando los clubes a quienes después pretenden sancionar por deudas, la tercerización de juicios en estudios jurídicos externos. Haber aceptado que el Gobierno lleve a cabo el control antidoping a través de la ex Agencia de Deporte tercerizando los servicios con un laboratorio privado en Madrid –pagado por el fútbol– resulta inexplicable. Esos controles que además no se llevan a cabo en todos los partidos y que pudieron constituir un gran negocio para quien los maneja o manejó carecen de rigor científico, no son válidos. Y el caso Santiago Silva, hoy en la Justicia Federal, lo demostrará palmariamente en poco tiempo pues será un escándalo. A Silva el irregular tribunal de la Agencia Antidopaje –del cual se hizo eco un delator que alertó a la FIFA– lo quiere suspender por un doping positivo al hallársele Testosterona. Esa muestra no cumplió con los requisitos elementales del protocolo pues no hay contraprueba, el precinto del remito de DHL fue violado y así llegó a Madrid, se interrumpió la cadena de frío y pasaron los tres meses que pudieren sostener el expediente abierto; esa causa, en consecuencia, está prescripta. Es por ello que el jugador –quien actuaba en Gimnasia y Esgrima de La Plata al momento del hecho en abril de 2019– debió recurrir legítimamente a la Justicia Federal y el Juez Santiago Carrillo le ha concedido el amparo confirmado por la Cámara Nacional Federal en lo Contencioso Administrativo para que siga actuando en Argentinos Juniors, su club actual. Esta es la triste consecuencia de haber desarticulado los controles antidoping de la AFA que fueron un orgullo en el Mundo.

Todo deberá volver a la
Todo deberá volver a la AFA pues el fútbol institucional es de los dirigentes y no de los CEOS (Foto: @argsaf)

Esta semana habrá reuniones entre la necesaria AFA y la innecesaria Superliga y se rediscutirán las fechas. Todo será coyuntural y anecdótico, la cuestión de fondo está en el comienzo de su final.

Todo deberá volver a la AFA con un solo Comité Ejecutivo, una sola oficina de organización de sus torneos, una sola asesoría legal experta y fundamentalmente leal, un solo Tribunal de Disciplina, una sola Secretaria General, una sola Administración y una sola cúpula mandante.

Todo deberá volver a la AFA pues el fútbol institucional es de los dirigentes y no de los CEOS.

Y cuando regrese sería justo y oportuno que para evitar estos dislates, negocios y fantasías en cualquier tiempo futuro el fútbol argentino sea declarado Patrimonio Cultural de los argentinos.

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