Matías Almeyda fue un futbolista exitoso y actualmente se desempeña como director técnico en los Estados Unidos luego de un paso por la liga de México. Lúcido analista de la realidad, el ex mediocampista de River -entre otros clubes- y la Selección apostó históricamente por diversos desarrollos productivos en su país, la Argentina, y en su ciudad natal, Azul. Sin embargo, la presión fiscal y distintas cuestiones vinculadas con la coyuntura lo llevaron a rever sus inversiones.
El entrenador de San José Earthquakes -liga MLS- expuso en una entrevista realizada por TyCSports los motivos que lo llevaron a revisar sus decisiones empresariales. “Yo he invertido en campos y no soy un terrateniente. Mi plata que gané con mis piernas en el fútbol las invertí en tierras argentinas y en un momento tuve que cerrar un tambo en el cual producía 8 mil litros diarios de leche. Lo tuve que cerrar porque a mí no me daba. Por ahí yo no era muy capaz de llevarlo adelante, puede ser eso también. Tenemos cada vez más impuestos, seguimos pagando y pagando”, planteó con crudeza.
La inquietud del “Pelado” se respalda en datos oficiales. Recientemente un informe privado reveló que la Argentina es uno de los países con mayor presión fiscal en todo el mundo. Por ejemplo, una pyme que paga los impuestos en tiempo y forma deja de ser rentable.
Almeyda contó además que se “cansó” de otros conflictos laborales en torno al tambo. Cuando le consultaron por qué dejó de invertir en el país, contestó: "Cuando sos dueño de un lugar y tenés gente a la que vos le das trabajo, al mínimo detalle tenés tu juicio. Y me cansé de todo eso. Después estoy dentro del 23% o 24% que paga impuestos. Y lo pago con gusto eh, pero los quiero ver reflejado. En algún momento, desde algún lugar, lo quiero ver reflejado”.
El DT argentino, que llegó a la MLS en octubre del 2018 tras dirigir durante tres temporadas en las Chivas de Guadalajara, expresó su preocupación sobre el destino de sus impuestos: “Si tenemos mucho, pagamos; pero lo queremos ver reflejado. Queremos ver el hospital de niños de Azul y que sea el hospital de niños de Azul de la zona. Que los chicos vayan de verdad a los colegios públicos. Yo fui a un colegio publico, del estado. No hay un término medio. De repente mandás a tu hijo a un colegio pago y lo que escuchan no son los valores que les queremos inculcar nosotros. Ahora lo mandás a un colegio del Estado y lo tenés que mandar con un escudo. Entonces estamos viviendo mal”.
“Se vive mal. Ahora mis papás hoy están enrejados. Y cuando pasa esto es como que es algo normal. Llegás a tu casa y tenés que andar mirando a ver si podés meter tu auto. Pasa a ser algo cotidiano y algo totalmente natural y normal que nos adaptamos a lo malo. Cuando debería ser al revés: las rejas están para los que hacen mal sus cosas. Y la gente que no hace mal sus cosas tiene que estar libre. El que hace mal sus cosas las tiene que pagar y salir, una vez que pagó. Pero las rejas están para otras cosas. Y las rejas no las queremos más. No queremos rejas para la gente que laburó toda la vida”, declaró el hombre que en el pasado le reconoció a Infobae sus ganas de ser en el futuro candidato a intendente de Azul, su ciudad natal.
“Yo no vengo de una familia que tuvo campos toda la vida. Vengo de una familia medio baja. Yo sé lo que es no tener un plato de comida todos los días. De chico no sé si lo sufrí, pero sí pasé por esos momentos. Tenía un abuelo que nos podía ayudar. Sé lo que es tener un par de zapatillas para todo un año. Sé lo difícil que es ir con tu papá a un lugar y le decís “me comprás” y te dice no, no puedo. Lo sé, lo comprendo, lo entiendo. Pero entonces digo, ¿cómo puede ser que mucha gente sigue viviendo igual?”, sentenció.
No es el primer personaje asociado al deporte que en los últimos días se expresa sobre este tema. El especialista en artes marciales mixtas, Emiliano Sordi, también estuvo en el centro de la polémica tras ganar un millón de dólares en una competencia y afirmar que no lo invertirá en el país: “Es injusto que se queden con la mitad de mi esfuerzo”.
Los dichos de Almeyda generaron una gran repercusión. Este martes, en otra entrevista realizada por radio Mitre, profundizó su punto de vista. En esta nota, sus frases más destacadas.
“Yo viví mucho tiempo acá. Tengo a mi padre, a la familia de mi mujer, a mis amigos, mi sobrinos, mi abuela... Y soy argentino. Todos los países en los que tuve la posibilidad de vivir, tienen cosas buenas y cosas malas. Lo único que a mí me interesa y donde yo vivo pensando es por qué no todos pueden tener una vida digna. Porque acá tenés o no tenés nada”.
“Estando afuera siempre nos decían que teníamos la mejor carne, las mejores tierras, las mujeres más lindas, la mejor Capital... Creemos que tenemos lo mejor y cuando salís y conocés otros lugares, te das cuenta que lo mejor quizás está en otro lugar”.
“Yo he invertido casi todo en la Argentina. Después, obviamente, si tenés dinero afuera terminás aportando en la Argentina, así que es lo mismo. Pero mis grandes inversiones grandes al fútbol fueron hechas acá: tengo mi casa, tengo mis campos, tengo un complejo deportivo en el que me fue muy mal y me hizo juicio hasta un alcanza pelotas. Entonces dije: das trabajo y terminás siendo perjudicado”.
“Yo soy del palo del fútbol, entonces todo lo que intenté hacer no fue bueno. Yo no era el que ordeñaba las vacas. Tenía a mi gente, tenía a mi familia. Cuando yo tenía 18 años, River nos pagaba premios por partidos ganados y con cada premio que ganaba me compraba una vaca, dos vacas, tres vacas... Y así fui creciendo. ¿Saben por qué? Porque yo no quería darle dinero a mi familia, la quería ayudar con trabajo porque nosotros venimos de una cuna de trabajo”.
“Venimos de una clase medio baja que por suerte hoy ha cambiado, no me voy a poner a llorar, trato de ser realista y no hipócrita. Mi papá me enseñó que él era mecánico, en un momento tuvo que ser panadero... después fue pintor, después empapelaba y así hizo un montón de oficios para traer el plato de comida a casa; yo no me puedo olvidar de eso y se lo inculco a mis hijas que tienen otra realidad. Nos enseñaron la cultura del trabajo, del amor, del respeto por lo que hacemos, de no querer sacar ventajas”.
“Seguramente a mí me termine afectando el aumento del impuesto inmobiliario rural. Con todo gusto pago mis impuestos. Alguna vez me he atrasado, como todo el mundo, pero no trato de evitarlos. No es que hago algo por izquierda para pagar menos. Ahora, cuando vas a un campo hay caminos de tierras y yo pago un impuesto para que los caminos rurales estén bien y no están bien. Yo voy una vez por año al campo, ¿pero qué pasa con los que van todos los días?”
“Noto también que se ha convertido también en algo que divide permanentemente. Yo no fui un tipo de familia de campo. Yo invertí en campo porque la tierra siempre va a valer lo mismo. Al no saber de economía, al no saber de otros negocios, mi primer pensamiento fue: “Lo que ganás metelo en tierra”. Después, todos los impuestos que vienen los pago con gusto, pero lo quiero ver reflejado”.
“En la ruta 3 pago peaje desde los 15 años. Pusieron dos peajes en la ruta de Azul a Buenos Aires. Hoy uno no está más. Esos peajes estaban porque teóricamente había una recaudación para hacer la ruta doble. Y la ruta doble la tenemos para ir a Mar del Plata, que va la gente una vez por año. La ruta donde viene la mercadería, la ganadería, un montón de cosas del campo es la ruta 3. Y la ruta 3 es la más peligrosa de la Argentina, donde más gente muere”.
“Yo quiero que la gente viva dignamente. A mi papá le tuve que poner rejas en Azul. Es el mundo del revés: 77 años y 75 años y viven con miedo. ¿Cómo puede ser? Trabajaron toda la vida y tienen que estar con rejas como si estuvieran presos. Hace un mes le entraron a las 4:30 de la tarde, en Azul, y sabemos quién es el muchacho que entró. Robó teléfonos, cosas que no eran de él. Y está ahí. Yo no puedo ir a tocarle el timbre, sé dónde está... Ojalá que no robe a nadie más o que devuelva lo que robó y listo, es perdonado, no pasa nada”.
“Cuando yo era chico, mi abuelo decía ojala que nuestros nietos vean el país que nosotros queremos. Mi mamá seguro escuchó a su abuelo que dijo lo mismo. Y hoy mis hijas me escuchan a mí que deseo lo mismo para mis nietos. Entonces es una cuestión de razonar cómo se vivía en el año 60, cómo se vive hoy y cómo se va a vivir en el 2050”.
“Yo soy argentino. Hasta el año pasado trabajé en México. Estuve en España, Italia, Noruega... Soy un poco un nómade. Este es el año 14 o 15 que estoy fuera de la Argentina. Me sirvió para ver, para analizar, para darme cuenta y contarles a mis amigos de Azul que hay otra vida. Tengo un amigo que es carnicero y lo digo con orgullo. Pero él sabe que va a tener que ser carnicero durante toda la vida y no va a poder mejorar nunca porque no roba. No se roba ni una milanesa. Se va a quedar ahí, comprándole un par de zapatillas a sus hijos por año, comos pasaba a nosotros, ayudado por su padre y por sus amigos. Esa es la vida de mucha gente”.
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