Ignacio Piatti, íntimo: sus ganas de jugar en Argentina, la convivencia con Batistuta en Roma y su juventud como trotamundos

“Me gustaría volver al fútbol argentino. Evalúo ofertas de equipos que me quieren contratar”, anuncia ante Infobae una de las estrellas de la MLS. Sus difíciles pruebas en Niza y Galatasaray de juvenil y la influencia de Bati en Italia

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Ignacio Piatti y sus ganas de volver al país - #Entrevista

Ignacio Piatti explica su estadía de cinco años en Montreal con una broma de Dady Brieva. El primer año, los 20° grados bajo cero del invierno son todo un atractivo, la nieve que se acumula en las puertas de a varios centímetros es un verdadero espectáculo y cada detalle del majestuoso país es digno de ser comentado. Poco a poco, eso se transforma en la cotidianidad con sus beneficios y perjuicios. Nacho cuenta que ideó una estrategia para combatir lo que le molesta: reside el verano canadiense, luego va detrás de las temperaturas amables de La Florida y finalmente disfruta las vacaciones en el verano argentino. La rutina se repite mientras también se repite la del campo de juego: es ídolo del Montreal Impact y una de las estrellas de la próspera MLS norteamericana, a tal punto de ser uno de los latinos con mejor salario del certamen.

La familia Piatti sabe que queda poco hilo en el carretel de esa aventura, o que quizás ya haya terminado por más que al futbolista de 34 años le quede un año de contrato . Ubicado en las comodidades de su casa en el conurbano bonaerense, y bajo un húmedo calor que obliga a perseguir los aires acondicionados, el ex Independiente y San Lorenzo atiende Infobae en forma exclusiva. Son pocas las veces que habló a lo largo de su carrera y esta vez tiene ganas de hacerlo. De comunicar, de repasar su extensa experiencia en Canadá y de expresar su deseo de pegar la vuelta más temprano que tarde.

“Agarramos solamente dos meses de frío porque nos volvemos para acá o nos vamos a Florida. Ya llevamos cinco años, me acostumbré a la temperatura, hace -20°. Obvio que tenés que estar muy abrigado, ponerte una campera potente porque el frío que haces es mucho, la nieve... Yo vivo en un departamento, entonces eso de ponerme a palear la nieve no lo tengo que hacer, pero tengo muchos amigos que viven en casas y es un poco como el cuento de Dady Brieva. Cuando fui a Montreal me hicieron escuchar ese cuento, que al principio decían todo lindo, pero ya al quinto o sexto año te empieza a molestar un poco más el tema de la nieve. Pero si vivís en el departamento al otro día ya tenés todo limpio, está muy organizado”, repasa el atacante que fue una de las figuras de la primera Copa Libertadores en la historia de San Lorenzo.

Aquel cuento que comenta del humorista habla de un primo que se fue a vivir a Toronto y escribe en un libro de viaje lo fascinante de la paz que se vive allí, la alegría que le generan la nieve, las apariciones de los ciervos o el paso de la motoniveladora en comparación con el calor de Argentina. Poco a poco, esas escenas se transforman en su día a día, lo empiezan a desgastar y decide regresar al país.

Nacho sabe que ahora o en un año ese será su destino inexorable: instalarse en Argentina. El teléfono está abierto para escuchar una oferta que quizás apresure el fin de su vínculo con los canadienses. Por el momento, asegura entre un poco de fastidio y de humor, no le sonó su celular. “Obviamente que se extraña acá. Se extraña el fútbol argentino. Desde allá obviamente que lo veo. Pero sí, se extraña sentir la pasión que hay acá y todo. La idea es el 10 de enero volver a Montreal y presentarme a la pretemporada”, explica. Al mismo tiempo que aclara: “Me gustaría volver al fútbol argentino. En su momento dije que no jugaría en ningún otro equipo que no sea San Lorenzo, pero San Lorenzo nunca me fue a buscar. Me fueron a buscar Boca e Independiente, pero nunca San Lorenzo. Ahora evalúo ofertas de equipos que me quieran contratar. Venir a Argentina y pelear cosas importantes. Me gustaría ganar algo más antes que termine mi carrera”.

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Nacho fue clave en la obtención de la primera y única Libertadores en la historia de San Lorenzo (FotoBaires)

Igual que en el terreno de juego, le hace una finta a su mote de “jugador caro” y lo rebate: “No sé qué es ser un jugador caro si nunca tuve una propuesta para analizar. No puedo contestar eso. Me queda un año más en Montreal y en caso que me llegue una oferta del fútbol argentino lo analizaría y en el caso de volver acá lo hablaría con Montreal”. En el mismo tono que espanta alguna supuesta complicación física –"Estoy excelente. Nunca tuve problemas. El año pasado tuve un golpe y volví muy bien"–, aclara su histórico conflicto con el ex presidente de Independiente Javier Cantero: “No sucedió nada con él. Era un ofrecimiento que me había hecho Independiente. Lo analicé y después analicé el de San Lorenzo; y decidí ir a San Lorenzo. No había nada en contra de Cantero ni de nadie”.

Los resquemores que habían quedado pendientes por Avellaneda no aparecen como un escollo si figura una propuesta: “Independiente es un club grande en el que me fue muy bien. No le cierro las puertas a nadie. Ellos me fueron a buscar este año y me hicieron una propuesta en junio, pero no ahora. A Lucas (Pusineri) lo conozco, fui compañero de él. Estuvimos hablando hace poco. Le deseo lo mejor porque es una gran persona y lo demostró en Colombia”.

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Ignacio Piatti fue compañero de Lucas Pusineri, actual DT de Independiente, en el segundo semestre del 2009 (FotoBaires)

Transformado en una estrella en el fútbol norteamericano, insiste una y otra vez que definirse como una persona “tranquila” que elige el calor del hogar ante que las salidas: “Allá el deportes es el hockey sobre hielo, entonces la gente te conoce, pero con respeto te saluda y no te jode tanto. El fanático de allá no te quiere molestar. Por ahí te ven comiendo y no se paran a saludarte. Acá te ven comiendo y se te tiran arriba. Pero bueno, son costumbres nuestras. Yo soy un tipo que no sale mucho, me quedo en mi casa con mi familia o mirando televisión”.

Ajeno a las nuevas modas tecnológicas, huye de las redes sociales y opta por el ping pong antes que por un partido de Play Station. El Piatti figura del fútbol, en realidad, es al fin y al cabo el Ignacio criado en pueblito de Córdoba –General Baldissera– que tiene apenas 2 mil habitantes y que tuvo que pelearla para llegar hasta ser un apellido codiciado en los mercados de pases.

“De chico estuve tres meses en Talleres y también un año en Newell’s cuando tenía 14 años. Me fui en el 2002 a Roma y estuve 15 días a prueba. Después me salió el tema de la ciudadanía y me volví. En el 2003 pasé 20 días en el Galatasaray pero había un tema con la guerra y también me volví. Me fui a un centro de formación y una persona me llevó al Niza de Francia. Ya estaba medio cansado de andar por todos lados. Cuando volví de Niza había pensado en dejar, porque me había probado en todos lados”, confiesa como un preámbulo al punto de inflexión.

Obviamente que llegué a pasarla mal en todos esos viajes. En Galatasaray estaba solo, en una habitación, no hablaba el idioma, andaba con un diccionario. Para ir a comprar cosas mostraba en el diccionario. Estás lejos de tu familia. Yo venía acumulando frustración tras frustración. Pero siempre fui para adelante y no me quedé, porque si no después de Italia o Galatasaray hubiera dicho de irme a laburar al campo de mis viejos, pero siempre seguí mi objetivo”.

Ignacio Piatti, las vueltas que dio por el mundo y la anécdota con Batistuta - #Entrevista

Todo cambió de repente: a las horas de haber regresado de Francia le hicieron la propuesta de ser evaluado en las inferiores de Chacarita. “Tengo los mejores recuerdos de Chacarita. Tenía 18 años, me ofrecieron probarme, quedé y empecé mi carrera como jugador profesional. Siempre me acuerdo de aquel equipo”.

De todos esos viajes recolectó una de las mejores anécdotas de su vida: conocer a Gabriel Omar Batistuta, su ídolo y el responsable del nombre de su primer hijo –de 17 años y hoy en las inferiores de Rosario Central: “¡Su nombre viene por Batistuta! Tuve la suerte de poder estar con él en la Roma. Hubo una prueba en Rosario, un amigo de él. Fuimos tres chicos, uno de Rosario, uno de San Nicolás y yo. Estuvimos siempre con Gabriel ahí. La pasamos muy bien. Él es fantástico. Hace poco tuve la posibilidad de decirle “gracias”. Un amigo que jugaba conmigo en Montreal, que es Marco Donadel, consiguió el teléfono por intermedio de un amigo de la Fiorentina. Me hizo una sorpresa. Le dijo Gaby, está Nacho que te quiere saludar, quiere tu número. Y un día, cuando llegué al entrenamiento, Marco me dice vení que te van a hablar por teléfono. Cuando atendí era Gabriel Omar y ahí hablamos, le dije Gaby gracias. Se acordaba. Me dijo “ahora que vos estás ahí arriba te olvidas”. La verdad que como jugador es excelente, y como persona aun más. En algún momento seguro que me lo voy a encontrar para agradecerle los lindos momentos que pasé ahí con él. En ese 2002 cuando volví a Argentina me enteré que iba a ser papá de Gaby y le puse ese nombre”.

Fotos y videos: Lihueel Althabe

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