La noche del 1 de junio de 2019, un púgil mexicano poco conocido colocó su nombre en las marquesinas más importantes del boxeo internacional después de noquear a Anthony Joshua, una torre inglesa que cuando se sube al cuadrilátero se erige como el Big Ben en Londres. Esa espectacular noche fue el punto de inflexión en la carrera de Andy Ruiz Jr., pues a partir de entonces, su figura se convirtió más en la de un personaje de película que en la de un deportista.
En el séptimo asalto, los brazos se encontraban en el momento de máxima tensión, los puños apelmazados impactaban contra cuerpos sudorosos y de un momento a otro, los aficionados de Madison Square Garden, en Nueva York, se llenaron de emoción al ver que el árbitro suspendía la pelea a favor de Ruiz. Quizá, la forma en que se concretó este combate podría ser una de las razones por las cuales sorprendió el resultado.
“Dame la pelea, voy a pelear más fuerte que cualquiera de los hombres que han mencionado, voy a darle una mejor pelea y voy a vencer a Anthony Joshua”, fueron las palabras que Andy Ruiz le escribió a Eddie Hearn, promotor del británico, a través de un mensaje directo en Instagram. Hearn —ante la desesperación de encontrar un rival pronto porque Jarrel Miller, quien sería el contrincante, había dado positivo en las pruebas antidopaje— aceptó.
La historia que comenzó de una manera tan inesperada llegó a su punto más álgido en la esquina de Ruiz el 1 de junio y estuvo enmarcada por un diálogo que pegó con furia sobre su corazón: “¡Hazlo por tu hijo! No lo puedes dejar vivir más, tienes que noquearlo, sal a acabarlo”, enunció su padre para hacerlo enojar. Entonces, con un solo objetivo en la mente y en los puños, se levantó de su banquillo para hacer historia: convertirse en el primer mexicano en ser campeón mundial de los pesos completos.
Ahí se marcó el inicio de una película cuyo desarrollo esperanzaba a los aficionados mexicanos por ver a uno de los suyos en los más alto de una de las divisiones estelares en el mundo del pugilismo. Las felicitaciones no se hicieron esperar para el nacido en Imperial Valley, California, y de igual manera que el filme Roma, de Alfonso Cuarón, recibió el reconocimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Cómo se escribió el guion de esta película
La historia de Andy Ruiz Jr. en el mundo del boxeo comenzó en las calles su ciudad natal. Cuando el ex campeón mundial de peso completo estaba cursando el bachillerato, su principal objetivo no era obtener las mejores calificaciones, sino batirse en duelos callejeros. Prefería alzar los puños para montar una guardia que empuñar una pluma para hacer sus tareas.
“No se estaba portando bien, así que lo llevé a México”, relató el padre al diario The New York Times, y así evitar que tuviera influencias negativas, Ruiz trasladaba a su hijo en viajes que le parecían “interminables” de ida y vuelta a través de la frontera. Recorridos en los que debían esperar horas únicamente para que el entonces problemático Andy Ruiz Jr. entrenara en gimnasios mexicanos.
Si bien el talento del Destroyer era evidente cada vez que se ponía los guantes, su disciplina no era la ideal. Por esa razón, cada vez que la dedicación de su hijo languidecía, su padre, quien era propietario de un exitoso negocio de construcción, lo ponía a trabajar instalando placas de yeso sin importarle las inmisericordes condiciones del clima.
El único objetivo de esto era enseñarle una lección a su vástago: demostrar lo difícil y dura que podría ser la vida afuera del gimnasio. Sin embargo, esto no menguó su conducta rebelde, pues participó en una riña callejera más y fue cuando el padre de Ruiz Jr. decidió que un amigo suyo, quien laboraba como oficial de policía, lo metiera en una celda: “Entonces, empezó a escuchar. Aprendió a escuchar”.
A lo largo de su carrera ha recibido fuertes golpes. Un ejemplo de ello fue no haber logrado la clasificación a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 como seleccionado mexicano. Pero eso no mermó su fuerza, valentía y empuje, los cuales, de hecho, le han valido comentarios halagadores por parte de celebridades relacionadas con el boxeo.
Uno de esos halagos fue por parte de Sylvester Stallone, quien podría considerarse el autor del nombre de la película de Ruiz. El actor que protagonizó al pugilista más famoso de Hollywood, dijo que el mexicano era “el verdadero Rocky, el Rocky internacional, no importa la nacionalidad (...) Andy lo hizo en la vida real. Eso le dio esperanza a mucha gente que no pensó que podría hacerlo. Muy inspirador”.
El pináculo de la fama
La celebración posterior a la premiere en Nueva York había iniciado. Su rostro era común en comerciales, programas de televisión, en eventos públicos e incluso en fiestas. Su dinero lo despilfarró en lujos, pero su presencia en el gimnasio no era la deseada por su equipo. Durante los meses posteriores al primer enfrentamiento, la fama del campeón mexicano se disparó al igual que su peso.
Si bien desde el inicio de su carrera sufrió de críticas hacia su cuerpo, hubo momentos en que su temple y actitud lo ayudaron a sobreponerse a esos comentarios. Antes de la primera pelea contra Joshua, lanzó una declaración que impactó como jab para frenar a los medios: “Sácame de mi cuerpo pero déjame los mismos atributos; la misma altura, el mismo golpe, la misma barbilla, el mismo corazón y la misma mente. Me vería diferente, pero lo que te hace ser un campeón es lo que está dentro de ti”.
Pero después de todo, los excesos le pasaron factura. En la ceremonia de pesaje para el segundo encontronazo subió a la báscula con un sombre de charro, un gesto de felicidad y 20 kilogramos más que su oponente: “Nunca se concentró bien”, fueron las duras palabras de Ruiz padre posterior a la derrota. “Le decía que se concentrara bien, que no podía llegar en ese peso porque no le iba a hacer nada a Joshua".
El desenlace de la épica narración de Andy Ruiz llegó el 7 de diciembre. En cada asalto que vivía en el ring de la Diriyah Arena, en Arabia Saudita, los golpes de Joshua se convertían en explosiones de película de acción que estallaban sobre el mexicano y aunque no lo tiraron a la lona, sí fueron suficientes para marcar el fin de un efímero éxito taquillero.
Así fue como se apagaron las marquesinas en donde brillaba el nombre de Andy Ruiz, quien aceptó el fracaso de su blockbuster: “Estoy un poco decepcionado, estuve hablando con mi papá y mi equipo sobre que debí haberlos escuchado, debí haberme puesto en forma, traté de hacer el entrenamiento por mi cuenta y lo lamento por ellos. Debí haberlos escuchado más, creo que confié demasiado en mí mismo".
Sin embargo, como en todas las historias que generan interés y dinero, aún está abierta la posibilidad a pactar una secuela, pues después de su celebración al haber retomado el título de campeón unificado de los pesos completos, el antagonista de este relato, Anthony Joshua dijo: “Andy y yo nos veremos pronto en un ring de nuevo”.
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