No doblarán las campanas en Avellaneda por la contratación del nuevo director técnico del Racing Club.
No se producirán encendidas manifestaciones ni a favor ni en contra frente a su sede social.
Racing e Independiente pertenecen a una comunidad que ha sabido alternar jugadores y técnicos pues han escrito una historia admirablemente convivencial entre vecinos, hermanos, parientes, amigos, compañeros y hasta matrimonios que supieron ser hinchas de uno u otro equipo disfrutando o sufriendo cada resultado bajo el mismo cielo.
Eran otros años, otra cultura, era otro país: Racing y su clásico rival –Independiente– no habían sido alcanzados en aquellas épocas por la tenebrosidad de malditos “barras bravas”, protagonistas de un ayer reciente y de un hoy escabroso que halla a muchos de ellos en la cárcel, procesados o condenados por homicidio, extorsión, tormento o coacción. Y a los delfines de éstos quienes desde tribunas violentas en tardes de derrotas aspiran a quedarse con el liderazgo de su grupo para convertirse en indeseables actores de la luctuosa información policial.
Sí, lamentablemente se acabaron aquellos tiempos en que una platea de damas de Racing aplaudió al Independiente campeón de la Intercontinental a su regreso triunfal en oportunidad de ser ocasional adversario y lucir la Copa.
Aquel ayer de cantitos irónicos se han convertido hoy en una amenaza. Y éste no es un hecho menor a la hora de contratar a aquellos actores que habrán de asumir la representatividad de la camiseta , sean estos jugadores o técnicos.
Si la violencia es un hecho grave y tangible “per se”, ¿cuál sería la razón para estimularlo?
Si tal violencia, agazapada y subyacente nos convierte a todos en victimas potenciales, ¿cuál sería la razón para despertarla?
No se trata de correr semejante riesgo a cambio de haber logrado los servicios de Pep Guardiola, José Mourinho, el Cholito Simeone, Jürgen Klopp, Carlo Ancelotti, Claudio Ranieri o Marcelo Gallardo… Por nombrar sólo a algunos de indiscutido predicamento. La contratación de Beccacece no aporta ni prestigio, ni producto agregado a la camiseta, ni generación de recursos extraordinarios cual Diego en Gimnasia. O sea no tiene un plus que justifique correr el mínimo riesgo.
Los técnicos, cuanto menos, tienen que estar a la altura de los clubes que dirigen y no pareciera que Beccacece tenga el nivel que impone la camiseta del Racing Club. Antes bien es Racing quien le da una oportunidad al joven técnico quien viene de un rotundo fracaso al frente de Independiente, equipo al que dirigió en éste mismo torneo.
¿Por qué habrá sido que Víctor Blanco lo aceptó para suceder a un campeón como el Chacho Coudet?
¿Será sólo para complacer a ese tremendo ex jugador e ídolo que fue Diego Milito quien hoy cumple funciones como director deportivo del club?
¿Sólo se trata de una promesa realizada por Blanco a Milito quien había pensado primero en Jorge Sampaoli como alternativa prioritaria y ante la imposibilidad de contratarlo eligió a Beccacece?
Si así fuera Milito ha roto con el axioma de los ex jugadores que condujeron o conducen equipos, quienes casi por unanimidad desestiman a los técnicos teóricos que nunca jugaron al fútbol en un alto nivel comprobable, tal los casos de Sampaoli y de Beccacece.
¿O será que se acentúa cada vez con mayor firmeza la gravitación de ciertos representantes que “ayudan” a poner a los técnicos en los clubes a cambio de la prestación de unos jugadores que también ellos representan y que llegarán de su mano a los diferentes equipos a un “costo de contratación accesible”?
¿Cómo se produce esta retroalimentación? ¿Los clubes reciben jugadores a cambio de razonables honorarios para exhibirlos y maximizar su cotización de venta en el mercado internacional adjudicándose un porcentaje sobre la transacción? ¿Estos jugadores –por lo general– están representados por el mismo agente que tiene el técnico? ¿O sea que el plantel se reforzaría con jugadores que pide el técnico y todos ellos son representados por el mismo empresario?
Si esto fuera así –y parecería que es así en muchos casos– lo que se contrata no es un técnico jefe si no un paquete de actores de paso fugaz a quienes se les da una camiseta de prestigio a cambio de una prestación temporaria con destino de emigración inminente hacia otros destinos.
Esta operatoria ha resultado beneficiosa en algunos clubes que la experimentaron como Defensa y Justicia dónde el nuevo técnico de Racing realizó su mejor performance.
Pero admitamos que hay clubes y clubes; vestuarios y vestuarios; tribunas y tribunas; historias e historias; obligaciones y obligaciones,
No da igual unos que otros. Y éste es el caso de Racing que entre todas las opciones para reemplazar la voluntaria renuncia de Coudet ha elegido a un director técnico sin un pasado que lo respalde que además viene de conducir a Independiente y que en las fechas que faltan volverá a enfrentar a rivales contra quienes ya lo hiciera en éste mismo torneo y también a Independiente. Algo que no enriquece ni a la seriedad de Racing ni al campeonato organizado por la Superliga.
Por cierto que la presencia del nuevo técnico de Racing resulta tan inexpresiva que no se advierte –por fortuna- hostilidad alguna. Serán los resultados sometidos a la abyección de la irracionalidad los que potencien tal riesgo. La sólida espalda de Milito podrá garantizar un poco más de tiempo la tolerancia de los hinchas hacia Beccacece. No obstante Racing ha insertado una espina irritativa donde no la había y la pregunta es ¿valía la pena en los tiempos que corren traer a alguien que dirigió a Independiente hasta ayer?
Hubo un tiempo en que tal situación no configuraba riesgo alguno. Repasemos aquellos episodios de la historia que nos dan la nómina de técnicos que dirigieron a ambas instituciones. Veamos:
• Humberto Dionisio Maschio
Fue DT de Independiente durante el año 1973 y obtuvo la Copa Interamericana y Libertadores.
Como DT de Racing cumplió dos etapas: la primera en 1971 y la última en 1999/2000 en dupla con Gustavo Costas.
• Pedro Rodolfo Dellacha
Dirigió a Independiente en dos ciclos: 1972 y 1975 y en ambos obtuvo la Copa Libertadores de América.
En Racing lo hizo en el año 1976 sin haber obtenido títulos; peor aún, se salvó del descenso en las últimas fechas del Metropolitano.
• José Omar Pastoriza
Dirigió a Independiente en 5 diferentes periodos: años 1976-1979, 1983-1984, 1985-1987, 1990-1991 y 2004 y logró 6 títulos sean de AFA, Conmebol o FIFA.
En Racing condujo desde 1981 hasta los primeros meses de 1982 donde no obtuvo títulos, solo alcanzó un 5° puesto durante el Metro de 1981.
• Jorge Pedro Marchetta
En Racing cumplió dos etapas: 1989 y 1995.
Su paso por Independiente se produjo entre los años 1992 y 1993; su mayor logro fue el sub campeonato de 1993 tras un invicto de 22 partidos.
• Osvaldo Alberto Chiche Sosa
Estuvo en Racing durante la temporada 1991-1992.
En Independiente solamente dirigió el torneo Apertura del año 2003. En ninguno de los dos equipos alcanzó títulos.
• Miguel Ángel Brindisi
Su exitoso paso por Independiente duró dos años: desde 1993 a 1995 durante los cuales obtuvo 3 títulos: uno local y dos internacionales. También se hizo cargo del equipo cuando el descenso del 2013 parecía inexorable.
Al poco tiempo de renunciar en Independiente (en un lapso de 7 meses) llegó a Racing ; abarcó parte de los años 1995 y 1996 y no logró campeonatos..
• Humberto Mario Grondona
Dirigió a Racing en el año 1992 en reemplazo de Osvaldo Chiche Sosa.
En Independiente lo hizo en forma interina durante el año 1996 tras la renuncia del Zurdo López, de quien era su ayudante de campo.
Adviértase un capricho de la historia: los técnicos que dirigieron a ambos equipos solo salieron campeones y obtuvieron la Libertadores con Independiente. Dos de ellos –Dellacha y Maschio– fueron símbolos e ídolos de Racing y el más ganador –Pastoriza– jugó y dirigió a los dos pero sólo con uno alcanzó la gloria: la Intercontinental de 1984 frente al Liverpool de Inglaterra en Tokio. Estos tres referentes de Independiente provinieron de Racing; en contrario sensu, nunca nadie de Independiente salió campeón dirigiendo a Racing.
Racing pudo haber evitado la fáctica contratación de un técnico que hasta hace días dirigió a Independiente.
Es desaconsejable despertar a la violencia cuando ésta se halla adormecida.
Archivo: Maximiliano Roldan
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